Anoche tuve un sueño

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PACO MONTALVO: EL ALMA DEL VIOLÍN

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Redactor Optimista
viernes, 20 octubre 2017 / Publicado en De Charla

A los 11 meses cogió su primer violín. A los 18 años se convierte en el primer solista del s.XXI que debuta a esta edad con el gran repertorio de Paganini en la sala principal del prestigioso teatro Carnegie Hall de Nueva York. El mundo a sus pies.

Por JULIA HIGUERAS Fotografía SIMONE GILGES

violin

Ha habido dos momentos fundamentales en su vida: el día que su padre le acercó el violín al que llevaba señalando semanas con su dedo anular, rechoncho, de bebé de 11 meses y el 24 de abril de este año, recién cumplida la mayoría de edad, donde debuta como solista interpretando el Concierto para violín y orquesta en Re Mayor Nº1, Op.6, de Paganini, en la sala principal del Carnegie Hall de Nueva York. El teatro más prestigioso del mundo para un músico y una de las obras más sofisticadas de la música romántica y de más difícil ejecución. Era el sueño del chico del violín, como le llaman sus profesores. Antes de empezar a tocar ya había conectado con el público y cuando su violín, Nicolo Amati de 1660, comenzó a gemir, todos nos perdimos en el tiempo. Al terminar su actuación, mientras los aplausos estallaban en generosa gratitud, vino a mi memoria una frase del compositor austriaco Franz Liszt: ‘La música es el corazón de la vida. Por ella habla el amor, sin ella no hay bien posible y con ella todo es hermoso’.

Ha pasado un mes y nos encontramos de nuevo en la cafetería del Schlosshotel Alma Berlín donde nos alojamos, un antiguo palacio conocido como el Palais Pannwitz, situado en el exclusivo distrito de Grunewald, donde repito la experiencia de oírle tocar – esta vez en exclusiva- en uno de los salones del restaurante Gourmet Vivaldi del hotel con más alma de Berlín.

Qué te sugieren estas dos palabras: Carnegie Hall.

Música, un lugar mágico por donde han pasado los más grandes, un sueño cumplido que me obliga a superarme … Hasta que no estuve encima del escenario no me creí que lo que estaba pasando era de verdad.

18 años recién cumplidos, esperando en el camerino la llamada para salir a tocar. Llaman a la puerta. ¿Te pones nervioso?

¿Nervioso? No, en absoluto, recuerdo que pensé: ¡ya era hora! Éste es mi momento. A lo que tenía miedo era a que no me dejaran tocar. En este teatro han tocado todos a los que me quería parecer cuando era pequeño y empezaba a tocar el violín: Izthak Perlman, David Oistrakh, Jascha Heifetz…

A ti no te impone la sala donde vas a tocar, no te impone el público que va a ver a gente tan buena.

Lo veo de otra forma. Disfruto cuando toco para alguien, para un público. Disfruto más que tocando solo. Es lo que me gusta hacer, no me pongo nada nervioso. Lo vivo, el público me llena.

¿Y cuando acabas? Se termina ese momento maravilloso que seguro que a ti te pareció cortísimo.

(Se ríe). Sí, tengo la sensación de que duró muy poco. Se me pasa tan rápido que es como si hubiesen transcurrido cinco minutos.

Y cuando todo ese público entendido se pone en pie y vuelve a reclamar tu presencia en el escenario una segunda vez….

En ese momento siento que he hecho un buen trabajo, que he cumplido un sueño.

Te preguntaste, en ese instante, quiero que lo siguiente sea…

Sí, sí , eso fue exactamente lo que pensé: ‘Quiero que lo siguiente que me pase sea volver a tocar en el Carnegie y en los sitios más importantes del mundo’.

Entonces, se cierra el telón, te vas, ¿y qué pasa?

(Carcajada).Que no me acuerdo prácticamente de nada. Fue como un suspiro, se me quedó la mente en blanco. Después nos invitaron a mi familia y a mí a una fiesta que daban en un yate y celebramos todo lo que había sucedido. Lo pasamos muy bien, lo disfrutamos muchísimo.

¿Cuál va a ser el siguiente paso?

La gente dice que después del Carnegie, el cielo. Es el teatro más importante del mundo para un músico. Y ahora lo que tengo que hacer es mantenerme, trabajar mucho, como siempre, y seguir en la misma línea.

¿Cómo te ves en un futuro?

Imaginarme me imagino muchas cosas, pero el futuro está todavía por venir… Lo que sí me gustaría es consolidarme como solista internacional, ser el mejor del mundo. No me gusta hacer comparaciones, porque no es el caso, pero Itzhak Perlman, ese es mi sueño.

¿Te ves viviendo fuera de España?

Ahora vivo a caballo entre Córdoba y Madrid y me encanta viajar pero la verdad es que soy muy de mi tierra. Estoy apegado a mi gente, a mis afectos, mi ciudad. No me importaría pasar temporadas cortas fuera pero creo que siempre necesitaré volver a ‘casa’.

Almorzamos en el restaurante Le Jardin, donde este precioso palacio berlinés se abre a la naturaleza. Más que un jardín parece una pequeña arboleda que ahora está en flor. Y es que estamos situados dentro del impresionante bosque de Grunewald. En la mesa, una deliciosa selección de platos mediterráneos, perfectamente escogidos, que el cocinero ha ido intercalando con pequeñas degustaciones de cocina alemana tradicional. No es el Carnegie Hall pero tampoco se aleja mucho del cielo, digo, y nos reímos: ‘Es un sitio perfecto para descansar – comenta Paco, entusiasmado por la primavera de Berlín-, después de tanto ajetreo que llevo; estar aquí lo vivo como un regalo’. Es la primera vez en mucho tiempo que Paco viaja sin tener que trabajar. Un fin de semana para descansar y disfrutar de ‘otro escenario’. Y el marco es inmejorable. El palacio donde estamos fue construido en 1912 como residencia del Dr. Walter von Pannwitz, hombre de confianza del Kaiser Guillermo. Se conserva el estilo de aquella época en todo su esplendor, un privilegio al que hay que sumar el personal trabajo realizado por Karl Lagerfeld, y la exquisita y reciente actualización de sus instalaciones.

Antes de llegar a este momento de relajación relativa ha habido muchos años de esfuerzo y dedicación. Me contaba su padre, con quien comparte nombre y oficio, que empezó muy pequeño a tocar el violín. Con once meses se pasó semanas señalando un violín que había en el salón, en lo alto de un piano. Se lo había comprado a su hija mayor con la ilusión de que lo tocara algún día, pero pasó desapercibido hasta que el pequeño Paco lo vio. Insistió tanto que un día, con todo el dolor de su corazón, cogió el instrumento y se lo dio al niño pensando que lo estrellaría inmediatamente después contra el suelo. Pues no. Paco lo agarró y se lo colocó perfectamente en el cuello y así empezó esta historia de enamoramiento entre un niño y su violín.

¿Te acuerdas?’, le pregunto. ‘No, de ese momento no me acuerdo, pero sí que recuerdo el violín como si fuera un juego, nunca como un trabajo. Estaba deseando volver del colegio para tocar, lo pasaba muy bien. Le dedico psicológicamente muchas horas, pero sólo estudio a diario tres o cuatro y descanso una vez a la semana’. Le gusta ir al campo y a la playa en verano, juega al tenis, al fútbol. ‘En realidad -dice- hago lo que hacen todos mis amigos, soy un chico completamente normal. Privilegiado en algunos aspectos porque a mi edad he podido viajar gracias al violín, y también gracias a él puedo expresar lo que tengo dentro de mí y compartirlo con los demás. Mis padres han sido fundamentales en mi trayectoria. Sin su fuerza, valentía, coraje; sin su esfuerzo, porque somos una familia normal de Córdoba, sin su confianza, nada de lo que me ha sucedido hasta ahora habría pasado. Si alguien ha creído en mí de verdad, ése ha sido mi padre.

Te acompaña a todas partes.

Sí, me ha acompañado a todos los sitios, a las clases, a los conciertos. Es como mi maleta, siempre voy con él (se ríe).

Cuánto esfuerzo.

Los malos ratos se olvidan rápidamente.

Con dieciséis años acaba la especialidad de violín, con 18 todas las asignaturas complementarias. El 12 de mayo celebró su graduación por todo lo alto.

El Carnegie Hall, la graduación. Es un año magnífico, como también lo fue el año en que una persona anónima te regaló tu violín, un Nicoolo Amati de 1660…

Es el hándicap de todos los solistas. Los buenos violines no están al alcance de la economía media de una familia normal, son muy caros y hay muy pocos. Sin este violín no habría podido tocar en el Carnegie Hall. Son obras de arte que suenan. Cuando lo tuve por primera vez en mis manos y lo hice sonar pensé: ‘Lo que toco ahora es el verdadero sonido de un violín’.

Sonido y sentimiento. Cuando tocas parece que no haya esfuerzo, todo fluye.

Hay que crear un canal emocional con el público.

‘Éste es un aspecto fundamental’, comenta el padre. ‘Algo que le ha enseñado Nestor Eidler, a quien conocí cuando Paco tenía 8 años, y quien ha sido uno de sus grandes maestros. Nestor ha trabajado con Paco, además de la parte musical y técnica del violín, la capacidad de control mental desde el punto de vista del control de la energía. Como conseguir, antes de empezar a tocar, conectar con el público a nivel emocional, crear ese canal’.

¿Cómo se consigue llegar a ese estado?

Eso mismo le pregunté yo a Nestor y él me dijo: ‘He necesitado cuarenta y tantos años y sigo todavía sin saberlo. Así que seguiremos buscando la respuesta’. (Se ríe). En ocasiones, cuando empiezo a tocar me dice: ‘No has conectado Paco. Para y empieza otra vez. Si no hay conexión no sirve de nada lo que estás haciendo’.

‘Y en ese momento Nestor y yo sentimos una descarga de energía, una conexión emocional difícil de explicar’, me dice Paco padre.

Los maestros, que importantes son.

Muchísimo. He tenido la suerte de formarme con los mejores. No me puedo olvidar de Yuri Petrossian, Zakhar Bron, Yuri Volguin, Igor Ozim, Jean Jacques Kantorow, Victor Pikaizen, Alexander Markov, Sergei Kravchenko, Pavel Vernikov, Igor Frolov, Aras Bogdanian, Luis R. Gallardo, Klaus Peters , Matis Fischer, Alexander Trostiansky, David Russell, Sally Thomas, Joel Smirnoff, Sergei Teslia, Sergei Fatkouline, Gonçal Comellas, etc. Y, por supuesto, mi padre, maestro de los maestros para mí.

Damos un paseo por los alrededores, charlamos sobre su futuro, de sus aspiraciones y mientras me cuenta que le gustaría hacer la carrera de Derecho se une a nosotros Sara, cordobesa como Paco, y que es el alma, a la par que directora, de este maravilloso hotel. ‘Me gustaría ser el número uno – nos dice Paco- y voy a trabajar, a echarle todas las horas que sean necesarias para conseguirlo’.

Bernard Roth: “Mensajes no deseados”

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Redactor Optimista
miércoles, 22 marzo 2017 / Publicado en De Charla

Las nuevas herramientas de comunicación nacieron para apuntalar la dirección de nuestros sueños en el camino hacia la comunicación global. Sin embargo, estas nuevas aplicaciones, se convierten en muchas ocasiones en portadores de mensajes no deseados, que no aportan y lo contaminan casi todo, llenando nuestro mundo de porquería innecesaria. La parte positiva: que esa situación se puede revertir, porque el lenguaje tiene la capacidad de cambiar nuestra realidad a mejor. Aquí te lo contamos.

Por JULIA HIGUERAS

Captura de pantalla 2017-03-22 a las 13.35.37Bernie Roth, director de la Dschool, es un veterano del diseño en la Universidad de Stanford. Ingeniero de formación – con gran reputación mundial en cinemática y robótica- llegó a la facultad de Diseño de Stanford en 1992. Lo hizo procedente de Nueva York, con su mujer, dos hijos, un buen corte de pelo, su chaqueta deportiva y una formación muy tradicional en ingeniería industrial. Su experiencia en el movimiento de protesta de la guerra de Vietnam y otros movimientos que surgieron alrededor de San Francisco, cambiaron totalmente su vida como educador y le mostraron una dimensión olvidada de la enseñanza. Ahí nació su profunda preocupación por la educación de sus estudiantes, por su crecimiento personal, que va mas allá del simple desarrollo académico.

Lo único que parece haber perdido durante todos estos años es su corte de pelo y aquella chaqueta deportiva que le ha acompañado demasiado tiempo. Todo lo demás, su esencia, sigue siendo la misma y su objetivo también: empoderar a sus estudiantes, colegas y amigos dándoles las herramientas necesarias para que desarrollen su propósito de vida: una vida con sentido al servicio de la comunidad humana. Su libro, ‘The Achievement Habit’ (El hábito del logro, aún sin traducir al castellano) es un resumen de todos estos años de trabajo basados en una estrategia de resolución de problemas que Roth bautiza como ‘pensamiento de diseño’. Un breviario donde encontraremos herramientas con las que mejorar nuestras habilidades, herramientas que nos servirán para transitar por ese difícil camino de poner contra las cuerdas nuestra forma de razonar y que nos impulsarán también a ver las cosas como realmente son y no como nos gustaría que fueran. Un manual de consulta, de uso obligatorio, que podremos interrogar cuando la luz ya no nos alumbre.

En su libro habla de que nuestro lenguaje tiene un poder transformador. ¿Por qué los profesores no nos enseñan a usarlo debidamente desde que somos pequeños? Sé que solo algunos profesores lo hacen, pero la mayoría, no. ¿La razón? El desconocimiento. Los profesores desconocen que el lenguaje tiene ese poder transformador y si lo desconocen, ¿cómo van a enseñarlo?

Pues si los profesores lo desconocen, ayúdenos usted a vislumbrar la luz y cuéntele a nuestros lectores por qué el lenguaje tiene también la capacidad de transformar nuestra realidad y cómo podemos lograrlo… El lenguaje es básico para entender nuestra realidad. Todo el mundo sabe que usamos el lenguaje para expresarnos con el mundo exterior, para comunicarnos con los demás. Pero pocas personas saben que el lenguaje tiene también la capacidad para cambiar nuestra forma de ser, porque mientras hablamos con los demás también lo estamos haciendo con nosotros mismos. Es muy importante, además de lo qué decimos, saber cómo lo decimos, porque va a influir en nuestro estado de ánimo, en la manera en la que nos comportamos y también en nuestras acciones. No podemos elegir pero sí podemos dejarnos influir por lo que decimos y cómo lo decimos. Por eso es tan importante darse cuenta de que cada vez que nos comunicamos con los demás lo estamos haciendo también con nosotros mismos.

Captura de pantalla 2017-03-22 a las 13.35.57

Por favor, dénos algunos ejemplos de palabras que debemos dejar de usar, esas que son tan dañinas. Para mí las palabras más perjudiciales que sugiero emplear lo menos posible son: Pero, no puedo, tengo que y debería hacerlo… También es mejor evitar dar razones a las cosas que uno hace o deja de hacer. En este sentido la palabra ‘razones’ es una término muy perjudicial.

Usted ha dicho: ‘Una conversación sencilla y honrada ahorra tiempo y logra su objetivo con mayor eficacia’. ¿Cómo podemos lograrlo en un mundo donde la sinceridad ya no es un valor? Yo creo que cada uno tiene sus propios valores y eso está muy bien. Aun así mi experiencia me dice que si soy directo y honrado aumentarán las posibilidades de que la persona con la que me estoy comunicando responda de la misma manera. Por eso es tan importante comunicarse bien, utilizar bien el lenguaje.

¿Cree que el mundo es cada vez más individualista? En realidad, el mundo es mucho menos individualista de lo que muchas personas creen. Casi nadie puede sobrevivir solo. Nos guste o no, necesitamos a otras personas para que nos ayuden en esa tarea de sobrevivir. En cuanto a la supervivencia social y psicológica, la necesidad que tenemos de los demás es aún mayor. El truco en la vida está en saber utilizar las relaciones de una manera en que todos -tú, tus amigos, tu familia-, os nutráis. En la mayoría de las relaciones humanas, cuanto más se da, más se recibe de vuelta.

Otra cita suya: ‘La cuestión es la intención que hay detrás de todas las comunicaciones’. Me lo explica, por favor… Sí, claro, con mucho gusto. Decir algo no significa que efectivamente haya sido comunicado. La comunicación exitosa necesita tanto de la intención como de la atención.

Captura de pantalla 2017-03-22 a las 13.35.49Entonces, ¿cuál es la mejor manera de transmitir un mensaje? Mientras se le otorgue la atención que merece, no importa cómo se transmita el mensaje. Lo que de verdad importa es asegurarse de que este mensaje se reciba tal y como lo habíamos previsto.

¿Cómo evitamos que la comunicación sea una herramienta para manipular a los demás? Lo más importante y lo primero que tienes que saber es que debes ser honrado contigo mismo. Pruébate y si tu voz interior te dice que no estás tratando de manipular a nadie, dite a ti mismo todo lo contrario. Por ejemplo: Si crees que no estás intentando manipular a Bernie, dite a ti mismo: ‘Estoy tratando de manipular a Bernie ‘ y nota cómo te sientes. Si notas que parece cierto, quizás estás tratando de manipular a alguien, y si lo sientes así, entonces no lo hagas.

Una buena comunicación afecta a todas las áreas de la vida. ¿Cómo debemos mejorarla? Las habilidades para comunicarnos influyen en todas las áreas de la vida. Influyen en cómo trabajas, en cómo te diviertes y en cómo te relacionas con tu familia y tus amigos. Muchos terapeutas que se ocupan de las terapias de pareja y también tratan a jóvenes adolescentes que han tenido problemas en su infancia, encuentran que la falta de comunicación está en el corazón de todas las relaciones disfuncionales de estas familias.

Quizás cuántos más medios para comunicar, peor. WhatsApp, Skype, Twitter, Facebook… No tendría por qué ser así, todas estas herramientas deberían servirnos para comunicarnos más y mejor, y a veces podrían resultarnos muy útiles. Lo que sucede, sin embargo, es que hemos dejado que lo contaminen todo. Por explicarlo con un ejemplo más claro: algunas de estas herramientas son para la comunicación lo que los correos no deseados son para la bandeja de entrada de tu correo electrónico: Mensajes no deseados, que no aportan y además lo contaminan todo.

Uno de sus consejos es que tenemos que escuchar mejor, aprender a no interrumpir, a no tener preparada en la cabeza la pregunta siguiente. Sí, solo es cuestión de tomar conciencia y tener intención de querer cambiar. Escuchar es un acto de voluntad y de práctica. Si quieres corregir este hábito es muy fácil que lo consigas. Si escuchas bien te comunicarás mejor.

En la escuela que usted dirige, la Dschool, han llegado a la conclusión de que la realización de casi cualquier sueño depende de la capacidad que tiene cada uno para inyectarle empatía a su proyecto. Ustedes, y nosotros también, queremos enseñar a las personas a soñar… (Sonríe) Bueno, usted y yo sabemos que hay sueños y también hay quimeras. Ambos son buenos. Sin embargo, sí te digo que es muy útil saber distinguir entre los sueños que quieres lograr y los que tienes intención de cumplir a partir de esas quimeras y que sabes que no vas a poder prestarles la atención necesaria.

Pero el mundo está lleno de realidades que en algún momento fueron tan solo sueño. Tenemos que entender que ‘tratar’ de hacer algo no es lo mismo que ‘hacer’ algo. Si realmente tienes la intención de hacer un sueño realidad lo que necesitas es entrar en un modo de pensar ‘doing’ (hacedor) y no ‘trying’ (tratando de hacer) y además, tienes que prestarle toda la atención que necesita. Lo mismo pasa si quieres cambiar algún aspecto de tu vida que no te gusta: intención y atención, decirse la verdad aunque duela y no usar nunca razones como excusas.

Hablando de excusas: ¿Cuáles son las barreras más comunes que no nos permiten actuar como quisiéramos? No ser honrados con nosotros mismos y la falta de intención. También darnos razones estúpidas para no hacer algo. No tener la suficiente experiencia en ‘hacer las cosas’ y sí tenerla en tratar de hacer las cosas…

¿Y cómo creamos estos hábitos para hacer y dejar de lado el tratar de hacer? Hay que ir paso a paso. Hacer una pequeña mejora tras otra…una cada vez. Sin prisa, pero siempre con mucha intención.

LA CUARTA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

Captura de pantalla 2017-03-22 a las 13.36.05Dispositivos con inteligencia artificial ya influyen en nuestra rutina doméstica. Sin darnos cuenta estamos rodeados por ellos. Bill Gates ya lo dijo hace algunos años: ‘Con los robots se va a producir una revolución similar a la que ocurrió cuando se introdujeron los ordenadores personales en nuestras casas. Lo van a cambiar todo’. La expansión de los robots es un hecho imparable y llegarán a todos los rincones: cadenas de producción, hogares, barrios, ciudades… Roth tiene una gran reputación en cinemática y robótica y aprovechamos para preguntarle.

En el último Foro de Davos sólo se ha hablado de la IV revolución industrial. ¿Cómo afectará la tecnología a los humanos? La tecnología puede afectar a los humanos de una forma positiva o negativa. Así lo ha venido haciendo desde los tiempos prehistóricos. Su influencia es cada vez mayor y su uso crece a un ritmo cada vez más rápido. Creo que habrá más maquinaria automática y una población en crecimiento con nuevas profesiones y nuevos empleos. La gran pregunta aquí siempre ha sido y sigue siendo la calidad del trabajo versus la forma de vida del trabajador.

¿Tendremos entonces más tiempo libre? ¿Sabremos cómo manejarlo? El tiempo libre se incrementará para algunas personas y en cambio disminuirá para otras. Siempre habrá infinitas maneras de utilizar el tiempo para hacer cosas y también habrá nuevas infinitas maneras para perderlo. La gente va a continuar haciendo ambas cosas. Nada nuevo bajo el sol.

¿Cómo cree entonces que vamos a relacionarnos con el mundo? Seguiremos relacionándonos con nuestro mundo igual que siempre: cocinando, sembrando, viajando, consumiendo cultura, cine, música… Sí es cierto que aparecerán nuevas herramientas como en su día aparecieron Internet o las redes sociales. También profesionalmente creo que habrá una gran cantidad de profesiones nuevas relacionadas con la informática.

¿Qué debemos aconsejar a nuestros hijos, a los más jóvenes para que afronten mejor esta sociedad cambiante? A nuestros hijos debemos aconsejarles que sigan los dictados de su propio corazón y no los dictados de los sueños incumplidos de sus padres.

¿Cómo cree entonces que vamos a comunicarnos con la inteligencia artificial? Vamos a hablar con ellos, y ellos van a hablar con nosotros. Las ciencias de reconocimiento de voz y síntesis de voz ya están lo suficientemente avanzadas como para que podamos ver esta realidad muy pronto. Sin embargo, es importante darse cuenta de que hablar con los seres humanos y hablar con los robots no es ni será nunca la misma cosa. Lo que sí es casi seguro, es que van a estar muy cerca de ser funcionalmente iguales a nosotros.

Esto me recuerda a un episodio de la serie HUMANOS, que se emite en el canal 4 de la televisión de Reino Unido. Un robot le dice a un ser humano: ‘Voy a cuidar de tus hijos mejor que tú porque yo soy más rápido, más eficiente y no tengo miedo. Pero solo hay una cosa que no podré hacer mejor que tú: quererlos.’ ¿Podrá tener emociones un robot? Podemos programar la emoción en los robots. Un robot puede hacer cualquier cosa para la que esté programado. No son emociones en el sentido de cómo las entendemos los humanos, pero al igual que podemos hacer que los robots se parezcan físicamente a nosotros, también podremos hacer que se nos parezcan emocionalmente y actúen de ese modo. Lo harán simplemente tal y como les hayamos programado.

¿Adónde cree que nos llevará la inteligencia artificial? A muchas cosas buenas y también a muchas cosas malas. •

Susan Neiman o el Optimismo Comprometido

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Redactor Optimista
martes, 21 marzo 2017 / Publicado en De Charla

Decidir hoy ser un adulto comprometido se ha convertido en un acto subversivo. ‘El sistema nos quiere más infantiles, más vulnerables y más manipulables’. Así de claro lo tiene la filósofa y directora del Einstein Fórum, Susan Neiman. Reivindica también en estas páginas la acción de las personas honradas como única opción para construir un futuro mejor. Se puede ser optimista. Y se debe. Ella, desde luego, lo es.

Por FERNANDO LÓPEZ DEL PRADO Fotografía BETTINA VOLKE

Captura de pantalla 2017-03-21 a las 15.56.52En el moderno Kings Place de Londres, flamante sede del periódico The Guardian, la doctora Susan Neiman ha presentado su última obra ‘Why grow up?’ – algo así como ‘¿Por qué madurar?’ – como parte de los eventos organizados por la Semana del Libro Judío. En él defiende las ideas de la Ilustración, nos conduce por el valioso trabajo del filósofo Emmanuel Kant y nos desvela los secretos de una madurez comprometida sin renunciar a ningún sueño de la infancia. Londres es una ciudad con mal tiempo y cara. Eso sí, tiene una oferta cultural con la que muy pocas capitales internacionales pueden competir. Tarde o temprano, todas las personas que tienen algo que decir o vender, hacen una parada aquí. Desde Madonna a Kandinsky, que en la gloria del olimpo artístico esté, y como no, nuestra entrevistada Susan Neiman que no podía ser una excepción. Nació en Atlanta, Georgia. Estudió filosofía en Harvard y en la Freie Universität de Berlín. Fue profesora de esta disciplina en las universidades de Yale y Tel Aviv. Además, como directora del Einstein Fórum, la invitan a hablar en medio mundo y es autora de numerosos libros y artículos de opinión.

El subtítulo de su libro es ‘Pensamientos subversivos para una era infantil’. ¿Se considera usted una escritora subversiva? Quizá esa consideración sea ir demasiado lejos. Este subtítulo es el resultado de una larga negociación entre mi editor y yo. Lo que intento decir es que, hoy en día, el hecho de decidir ser un adulto comprometido se ha convertido en un acto subversivo. A muchos amigos les horrorizó mi elección. Me preguntaban, ¿por qué tendría que querer madurar?’. Claro, que su ídolo siempre había sido el bueno de Peter Pan. Lo subversivo era que yo me negara a madurar renunciando a mis sueños, a aceptar que el mundo es así, a resignarme. Las estructuras del poder establecido quieren que seamos cada vez más infantiles. Nos quieren más vulnerables. Manipulables. Están haciendo todo lo posible para que desistamos de madurar de manera sana y consciente.

Cuando maduramos, cuando nos hacemos mayores, ¿tenemos la opción consciente de ser optimistas? Yo creo que sí. Creo que sí podemos elegir de manera consciente madurar de manera decente y feliz o, por el contrario, hacerlo de manera miserable y resignarnos sin remedio. Este ha sido un tema recurrente en mi trabajo y sobre el que he escrito abundantemente. [Emmanuel] Kant defendía que los ciudadanos tenemos una obligación moral. Él la llama ‘fe racional’. No podemos prever el futuro, pero si no creemos que el futuro puede ser mejor mediante la acción honrada de las personas, desde luego que las cosas no mejorarán. No siempre seremos capaces de actuar de manera ejemplar, pero tenemos la obligación de intentarlo. En numerosas ocasiones se han malinterpretado ciertas ideas que nacieron durante la Edad de la Ilustración. En este caso, se ha confundido la obligación moral de cada una con tener la convicción acerca de algo – no creemos que el mundo mejorará, sino que puede que mejore. Yo misma he tenido mis momentos. Durante los últimos cinco años ha habido momentos en los que me ha sido muy difícil continuar con esta obligación moral.

¿Cuál es la función principal de quien se dedica a la filosofía? ¿Cómo puede contribuir a la superación de los males sociales actuales? No creo que se encuentre la solución a un problema acudiendo a una fórmula preestablecida. Cada hecho ha de mirarse caso por caso. No creo que sea posible dar una única respuesta. Lo que sí podemos es orientar. Nuestro trabajo es aportar un conjunto de modelos que ayuden a considerar cada caso y que muestren cómo se debería afrontar cada uno de ellos. Pero volviendo a su pregunta, la cuestión es que si la filosofía no toma las riendas a la hora de aportar respuestas, no faltarán los charlatanes que, sin pudor, se apropien de esta responsabilidad y traten de llevar a las personas por la senda equivocada. Nietzsche tiene una frase que explica muy bien esto: ‘Hay espíritus que enturbian sus aguas para hacerlas parecer profundas’. Hay una gran necesidad de contar con teorías concisas y bien planteadas. Pero muchos de los que estaban en posición de liderar este trabajo teórico han desistido. Por eso soy una gran defensora de los autores de la Ilustración. Su producción intelectual iba dirigida a la población en general – que, por otra parte, era su audiencia natural. No pretendían impresionar a sus colegas enturbiando las aguas en aras de dotar de falsa profundidad a su trabajo. Escribían de manera clara y accesible a todo el mundo.

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¿En qué se diferencia el Einstein Fórum de otros centros dedicados a la producción de conocimiento? El Einstein Fórum se fundó en 1992 durante un periodo bastante difícil para la ciudad de Potsdam, donde tiene su sede. Mucha gente temía que la reunificación traería una oleada de nacionalismo. Con la intención de contrarrestar esta amenaza, el gobierno alemán hizo una gran inversión en ciencia y cultura. Como símbolo para una nueva Alemania se decidió reformar una antigua casa de campo propiedad de la familia Einstein en Potsdam. Esta localidad fue un lugar de gran importancia durante el periodo de la Ilustración, lo que encajaba a la perfección con mis propios intereses. Cuando me uní como directora quise darle un carácter marcadamente multidisciplinar. Como resultado, numerosos intelectuales se mostraron interesados. El objetivo siempre ha sido que las personas que vengan a trabajar con nosotros puedan enriquecerse intelectualmente debido a las diferentes disciplinas que confluyen en el centro. Mi propio trabajo ha mejorado mucho desde que he estado expuesta a otras áreas de conocimiento. Después del 11-S y la reacción del gobierno del Presidente Bush, la dirección que tomaría el Fórum se presentó muy clara para mí. Por aquel entonces, el Fórum ya tenía la reputación de reunir a intelectuales norteamericanos que estaban en contra de la Guerra de Irak y las represalias después de los atentados. Desde el Fórum apoyamos el movimiento ‘No en mi nombre’. Yo misma participé en numerosos medios de comunicación criticando al gobierno de Bush, lo que nos valió gran apoyo internacional. Cuando en 1995 me mudé a Israel sentí la responsabilidad de reunir a personas que formaban parte del movimiento pacifista. Apoyamos a voces muy críticas con la manera en que el conflicto palestino-israelí se estaba manejando. No estamos afiliados a ninguna universidad ni institución, lo que nos da mucha libertad para decidir en qué vamos a trabajar o sobre qué hecho vamos a investigar. Nuestra determinación es mantener el centro lo más democrático posible. Lo que no ocurre con otros centros de estudio alrededor del mundo.

¿Se podría decir que vivimos en tiempos ilustrados? No, desde luego que no.

¿Qué necesitamos para que sí lo sean? Para empezar deberíamos dejar de atacar las ideas que nacieron durante el periodo de la Ilustración. Se ha llegado a decir que sus planteamientos eran pueriles o inocentes. Que el desarrollo del concepto de universalidad de los derechos humanos ha llevado a superar el periodo ilustrado. Yo no puedo estar más en desacuerdo. En mi opinión es la última manifestación de sus enseñanzas. En muchos círculos de la izquierda política se aceptó que la Ilustración era eurocéntrica y que pretendía imponer sus ideas occidentales al resto del mundo a través de la colonización. Yo defiendo justo lo contrario. De hecho, la Ilustración rechazaba la idea de eurocentrismo. Trataba de ver a las sociedades europeas desde un punto de vista más objetivo. Es más, empatizaba con la manera en que sociedades no occidentales veían a Europa. Las ‘Cartas Persas’ de Montesquieu son un gran ejemplo de un texto ilustrado intentando entender a Europa a través de los ojos del Islam. Trabajos similares fueron escritos sobre China y África en este periodo.

Aún así la Ilustración no logró prevenir los desmanes del colonialismo. Sí, es cierto, pero no puede decirse que no lo intentaran. Kant escribió abundantemente acerca del éxito de Japón manteniendo fuera a las potencias coloniales. Llegó a expresar públicamente su deseo de que otros países hubieran podido hacer lo mismo. Esto nos lleva a la eterna pregunta. ¿Qué capacidad de influencia o movilización tenemos los pensadores? Creo que culpar a los teóricos de la Ilustración por los horrores del colonialismo es incomprensible, aunque todavía se haga en la filosofía contemporánea. Uno puede preguntarse por qué esto es importante. La respuesta es que cuando nos embarcamos en un debate intelectual serio debemos utilizar las herramientas correctas y para esto la herramienta más importante es la razón. Creo que hay tres enfoques fundamentales con los que mirar al mundo. Nostalgia premoderna que defiende que las cosas eran mejor antes y ahora nos encontramos sumidos en una etapa de decadencia; ironía posmoderna que dice que la decadencia es algo que necesita ser revisitado y puede ser perfectamente válido. O se puede optar por elegir una mirada moderna que recoja los presupuestos de la Ilustración y que tenga la capacidad de autocrítica, transformación y mejora. Cosa que no veo posible en los dos primeros enfoques. Estaría dispuesta a considerar una cuarta opción, pero aún no he encontrado a quien me la presente.


‘No siempre seremos capaces de actuar de una manera ejemplar,

pero tenemos la obligación de intentarlo’


¿Cree que a pesar de las influencias occidentales de la Declaración Universal de los Derechos Humanos puede considerarse un documento genuinamente universal? Creo que los valores que recoge la Declaración Universal de los Derechos Humanos sí pueden considerarse que tengan una validez universal. A pesar de todas las críticas que se han vertido sobre ellos, las personas que formaron parte de su redacción invirtieron una enorme cantidad de tiempo y esfuerzo para que quedaran reflejadas una miríada de culturas y escuelas de pensamiento. Desde luego que no se puede decir que sea un documento perfecto. Por ejemplo, la relación entre la comunidad y el individuo en algunas culturas asiáticas difiere de cómo son en otras partes del mundo. Esta diferencia claro que afecta a la hora de entender y aplicar los derechos humanos. De todos modos, sí creo que sus valores subyacentes puedan ser compartidos universalmente.Captura de pantalla 2017-03-21 a las 15.57.03

¿Usted cree que la filosofía puede contribuir a relanzar las ideas de la Ilustración para el siglo XXI? Es precisamente lo que muchos estamos intentando hacer. En vez de hablar de filosofía para el siglo XXI, prefiero hablar de los pensadores y pensadoras del siglo XXI. Un buen ejemplo es el inglés Adam Curtis. Ha creado para la BBC una serie de documentales muy provocadores desde el punto de vista de la generación de pensamiento. Estoy convencida de que trabajos como éste sí pueden contribuir a mejorar nuestro mundo de hoy. Ha hecho una labor magnífica de deconstrucción de ideas y estructuras muy complicadas para presentarlas al público en general de una manera accesible. Cosa que es bastante rara de ver en estos días… De manera similar, en estos momentos, muchos artistas y científicos están hablando sobre el Antropoceno (nueva era geológica de una Tierra transformada por el ser humano). El hecho de que ya no es posible mirar a la Naturaleza sin tener en consideración la abrumadora influencia que la acción del ser humano está teniendo sobre el medioambiente. Algunos de los trabajos que se están desarrollando son realmente fascinantes y están desafiando la tradicional división de las diferentes disciplinas académicas. Mi esperanza es que cineastas, artistas, gentes de ciencia, filósofos, economistas serios y comprometidos con su tiempo sean capaces de promover un debate global en una dirección más optimista. Un buen ejemplo se puede encontrar en el trabajo de Thomas Piketty. Cómo una disciplina tradicionalmente conservadora como la economía puede ser dirigida hacia una nueva dirección.

En su libro menciona el concepto acuñado por Erik Erikson ‘generativity’ – que en español se podría traducir como capacidad generativa. ¿Por qué le da tanta importancia? En realidad ‘generativity’ es la práctica de restituir al mundo lo que de algún modo nos dio y la satisfacción que se deriva de esta acción. No hay estudios psicológicos que lo consideren como algo negativo. Muy al contrario, se ha demostrado que hace más felices a las personas. Es interesante, e inquietante al mismo tiempo, descubrir que las personas con menos recursos económicos proporcionalmente contribuyen más a la sociedad. Creo que esta satisfacción emana de un sentimiento de solidaridad hacia otros seres humanos y de la capacidad de poder ayudar a aquellas personas que lo necesitan.

Kant decía que el derecho a visitar otros países debería ser una de las razones para la paz perpetua. Rosseau en Emile señalaba que era necesario saber cómo viajar. Y usted defiende que viajar de la manera correcta es de vital importancia para alcanzar la madurez. ¿Cómo se viaja correctamente? Ver el mundo y vivir otras culturas debería ser el objetivo fundamental de todo viaje. Solo de este modo podremos ver nuestra realidad desde otros puntos de vista. Algo cambia realmente cuando entramos en contacto con otras culturas y mucho más cuando aprendemos otro idioma. Cuantos más idiomas se aprenda con más culturas uno podrá relacionarse. Normalmente cuando personas con mucho dinero se deciden a viajar hacen justo lo contrario, por lo que la posibilidad de crecer y madurar durante el viaje se desvanece. Cuando a la persona que viaja se lo dan todo hecho y no asume ninguna responsabilidad, este tipo de viaje se convierte en la máxima expresión de desconexión con el país que se visita. Es una manera de permanecer siendo tratado como a un niño. Wittgenstein defendía que el origen del pensamiento filosófico se inicia al reconocer no saber cómo se hace algo. Aterrizar en un país extranjero y aprender sus normas básicas de convivencia es algo que merece la pena. No todos tenemos la suerte de poder pagar nuestras facturas haciendo un trabajo que nos encante. Es lógico que sintamos la necesidad de ‘escapar’ durante nuestras vacaciones, pero siento que es una oportunidad perdida para crecer y madurar. No nos podemos considerar adultos plenos si nos contentamos con ser consumidores pasivos.

¿Cómo cree que el flujo constante de noticias negativas puede influir en nuestra manera de obrar? ¿Nos motiva para asumir la responsabilidad de ser adultos o a todo lo contrario? Las malas noticias no son agradables. Nos influyen de manera negativa desde el punto de vista emocional. Limitan nuestra motivación y capacidad para cumplir la obligación moral de la que hablaba Kant. Nos tientan para no querer ser parte del cambio positivo. He escrito bastante sobre la fijación de muchos medios de comunicación de centrarse en lo negativo. Hay asuntos que son tan complejos que he llegado a dudar sobre si el trabajo de una pensadora como yo podría contribuir al cambio. De ahí que la labor de revistas como su publicación adquiera tanta relevancia. Hay que resaltar que muchas personas mantienen la fe y orientan su trabajo y talento a mejorar la realidad en la que vivimos. El hecho de hacerse eco de buenas noticias es de vital importancia. Estamos tan acostumbrados a lo negativo que pareciera que compartir lo bueno que mucha gente es capaz de hacer es un signo de estupidez. Y esto no es así. Por eso vale tanto la pena el esfuerzo de publicaciones como Anoche Tuve un Sueño. La palabra optimista hace referencia a qué rumbo está tomando el mundo. Me gusta pensar que también hace referencia a la noción de esperanza. A menudo pienso si estaremos entre los últimos optimistas…

Por suerte, esta es la primera vez durante toda la entrevista que no estamos de acuerdo con la Doctora Neiman. •

ComprometidosCompromisoEinstein ForumOptimismoSusan Neiman

El arte de Corazón

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Redactor Optimista
lunes, 20 febrero 2017 / Publicado en De Charla

Reconocido por muchos como el mejor diseñador del siglo XX y galardonado por el Ars Director Club de Nueva York, Alberto Corazón es el único diseñador europeo que ha recibido la medalla de oro del American Institute of Graphics Arts. Nos adentramos en el estudio de creación de este visionario. Este es el corazón de Alberto.

Por JULIA HIGUERAS Fotografía ÁLEX DEL RÍO

Se fue a comprar una cajetilla de tabaco, pero regresó a su casa. ¿En estos momentos dónde se puede estar mejor? Nos chocamos, literalmente, con Alberto Corazón en el umbral de la puerta. Detrás se esconde todo su arte repartido entre el estudio (añejo a la casa) y los diferentes porches que la integran, y donde su obra se está dando un atracón de luz: ‘Salgo del estudio- se justifica- porque necesito que me abrace el sol. Es un lujo que quiero permitirme…’. Los Montes del Pardo, cervatillos y jabalíes, limitan al norte con un jardín trasero regado de esculturas. Hoy hace un día para enmarcar, día que él aprovecha, cómo no, pintando al sol.

Mañana es su cumpleaños… ¡Anda! (dice extrañado) ¡Qué faena, cómo sois los periodistas!, (risa contagiosa). Lo que pasa con los cumpleaños es que no los celebro nunca porque siempre tengo la sensación de haber desaprovechado el tiempo, de que tendría que haber hecho muchísimas más cosas.

Y ¿qué más piensa que podría haber hecho? ¿Le parece insuficiente? Sí, claro, querría haber hecho más cosas. Ya tengo setenta años y me queda muy poco tiempo. La percepción de la vida y también del tiempo va cambiando con los años y ahora esa percepción es clarísima porque el taxímetro está en marcha.

Esa conciencia del paso del tiempo, de que el taxímetro ya no le concede ni un respiro ni tan siquiera una bajada de bandera ¿cómo influye en su trabajo? Pues en la necesidad de limpiar todo, de quitar la hojarasca y quedarme con lo esencial en todos los ámbitos de mi vida aunque estoy teniendo algunos problemas sociales porque, efectivamente, soy muy intolerante con la estupidez y noto cómo, desgraciadamente, ésta avanza de forma inexorable. El malvado tiene unos fines, busca su propio beneficio pero el estúpido es aquel que hace daño sin obtener ningún beneficio, es imprevisible y, por tanto, es el enemigo a batir.

Vivimos en la edad de la mediocridad. Estamos en un momento en el que la mediocridad nunca ha sido tan brillante, está en su pleno apogeo y además tiene una enorme aceptación social y ésta está afectando a todos los campos. Por ejemplo, en la vida política el comportamiento estúpido es cada vez más relevante, eso hace que te preguntes ¿pero cómo es posible? Un ejemplo es la corrupción ¿cómo es posible que hayan hecho esas cosas? ¿Que hayan dejado esas pistas? ¿Cómo es posible que en aquellos lugares con mayor corrupción hayan mejorado sus resultados los corruptos? Ahí está el problema y es que se genera un consenso social de aceptación de la mediocridad como ideal.

Y no solo en la política, a la que llega el último de la clase; también en el ámbito de la música. Ya no quedan artistas como el pianista Alexis Weisenberg ( que ha muerto hace dos semanas), un músico y un hombre de la vieja escuela, que mientras daba un concierto si se le olvidaban fragmentos de la partitura de la sinfonía que interpretaba y en la que se repetían los movimientos, era tan listo que volvía a cometer el mismo error en la repetición de la segunda parte para que nadie se diera cuenta. Eso es cultura, eso es estar vivo, interpretar el momento.

¿Qué hemos hecho mal? ¿Tenemos cintura para poder rectificar? La gran brecha abierta en nuestro país es la enseñanza. La pérdida de la calidad en la enseñanza es espectacular. Tengo cinco hijos, el mayor de 44 años y el pequeño de 23 así que he ido viendo en mis hijos la evolución del sistema educativo y ha sido una degradación absoluta. Yo creo mucho en la cultura, pienso que es el modo de ser mejor ser humano. Cuando veo las revistas que llenan los quioscos con diversos artículos de opinión sobre un mismo tema me asalta el sentimiento de desconcierto porque aún no se ha generado una verdadera cultura de intercambio, de comunicación, de escuchar al otro… y así debería ser en vez de tener opiniones tan firmes de todo. El hecho de que esto no genere una alarma social es lo que me deja estupefacto. Por eso creo que vuestra revista es un buen piloto para la situación que se está viviendo en estos momentos.

¿Y por qué no salimos a la calle? ¿Qué es lo que nos pasa? Eso me pregunto yo… El 15M me parece un movimiento interesantísimo y todas las críticas contra él vienen de ahí precisamente, de su fuerza. El motivo es que no es un movimiento que quiera organizarse políticamente sino que sus objetivos son tomar conciencia de lo que está pasando y protestar. La respuesta es un descrédito absoluto de la política, del mundo empresarial y financiero. Un escepticismo que, cuando te descuides, desemboca en fundamentalismos como los que hay en África y Asia que ahora empiezan a crecer. Lo que está pasando ahora mismo nos empuja hacia una dictadura pero que no es la misma dictadura que conocíamos hasta ahora, sino de otro tipo… Es la victoria del escepticismo.

Pero habla del 15M y quizá este movimiento se esté diluyendo… No, son gente muy consciente que se da cuenta de todo lo que está ocurriendo. El movimiento 15M ha sido sorprendente por cómo surgió y se desarrolló. Se trata de una gran esperanza y luz para el futuro. Lo que pasa es que tenemos que encontrar el modo para articular todo esto correctamente. El problema es que la gente está descolocada, no sabe por dónde tirar, quizá es por eso que la gente no sale a la calle. Si cada uno de nosotros supiésemos por qué salir a la calle, lo haríamos, el problema es ese: que no lo sabemos. Y a esto se une también el sentimiento de confusión provocado por la debacle financiera y económica que lo está contaminando todo y que genera miedo. Y el miedo es un sentimiento destructor y alarmista que no conduce a nada, con lo cual la opción es no moverse. Por eso, el único impulso con el que vivo es el de la creación y ahí es donde siento que hay un ecosistema en el que es importante replantearse algunas cuestiones. Soy tan creador tanto cuando estoy creando como cuando estoy disfrutando de la creación de otro. No hay un público o unos creadores, sino un ecosistema en el cual somos todos agentes y es importantísimo tratar de recuperar esa identidad común.

¿Cree que el papel va a desaparecer, que morirá? No, la experiencia es que nada desaparece, todo convive con todo. La información a tiempo real hace que los periódicos dejen de tener sentido, las publicaciones diarias se vuelven obsoletas en el mismo momento en que salen a la calle. Fijémonos en el concepto de enciclopedia que hoy mismo ya es una antigualla.

¿Internet se llevará por delante el hábito de leer y el de consumir? No, en todo siempre hay una parte positiva: nunca se ha leído tanto como se lee ahora. Los jóvenes, que están siempre pegados al ordenador, leen una barbaridad. Puede que lo que lean sea poco relevante o de baja calidad pero el hecho lector, la mecánica, existe. Y es cierto que se está creando también un gran cambio en la cultura de consumo. En la generación de los jóvenes se aprecia ya un incipiente consumo responsable. Unos amigos de mi hijo estuvieron tres semanas por Europa con 300 euros cada uno. Cuando empiezan a contarte ves que es una cultura de consumo cero, van a lugares de acogida de estudiantes, se enteran de los mercados en los que hay excedentes y van allí a comer… Mis hijos, por ejemplo, me echan la bronca por cosas que creen que estoy despilfarrando. Esto te obliga a ser optimista y a tener esperanza en las nuevas generaciones y de que éstas no vuelvan a cometer los mismos errores que cometimos nosotros. Les toca una época difícil pero cuentan con las herramientas para superarlo y conseguir que la sociedad evolucione a mejor.

Usted es un poco visionario, siempre ha ido por delante en su época… En el fondo eso a la larga ha sido una satisfacción personal. Aunque no sé hacer las cosas de otro modo, pero sí es cierto que me ha perjudicado porque he estado siempre por delante (en el diseño y la pintura) y en la edición igual. Cuando nadie editaba textos de semiología o semiótica, yo lo hacía. Siempre toca hacer un número cero…

¿Es otro buscador…? Sí ,y me van a echar a patadas porque cuando todos se ponen modernos yo creo que hay que volver a lo clásico, a lo original, al óleo, al pincel… pero es así. Llegamos a un momento en el que la creación plástica tiene la oportunidad de no estar contaminada por nada, de ser autónoma. Actualmente la investigación del cerebro o neurológica está avanzando estrepitosamente y me tiene apasionado porque pronto sabremos qué zonas tan profundas están siendo afectadas por el proceso de creación y su contemplación . La conexión mano-cerebro como una conexión casi cibernética.

Se ha dedicado a la pintura, a la escultura, al diseño y ha sido editor ¿Cómo se puede dar todo esto dentro de una misma persona? Un dato importante es que nuestra generación aprendió a ver el arte en malas reproducciones hechas en blanco y negro; las tecnologías de la época no ofrecían las mismas posibilidades que hoy en día. Para cuando pude viajar y ver un Van Gogh por primera vez ya era más mayor, hay que tener en cuenta que en esa época apenas se viajaba y menos aquí, en nuestro país. Durante la década de los 80 estuve fuera de España, en distintos países y con unas prácticas que poco tienen que ver con los tópicos de la pintura tradicional. Hay un momento en esa época, aunque ya sé que está mal decirlo -pero con mis 70 años voy a permitírmelo- en que era un artista muy importante en Europa, aunque en nuestro país, por aquel entonces, nunca nos enterábamos de nada.

Hemos estado viviendo la época de las grandes magnitudes y ahora tenemos que volver a recuperar la idea de que cada cosa tiene su propia magnitud. En los 70 había un eslógan que a mi siempre me ha gustado mucho y que ahora insisto en que deberíamos recuperarlo. Es el que dice small is beautiful (lo pequeño es hermoso). En este concepto es en el que trabajo ahora. Mi reflexión actual es que ya no necesitamos lo sublime, lo que necesitamos es el ejercicio de lo pictórico y en este sentido me interesa mucho recurrir al menor de los géneros y al menos apreciado: el bodegón, que es el último en la jerarquía. Otro aspecto que me interesa es esa falta de aura, la necesidad de no ser sublime, de no estar simbolizando nada y de poder ser sencillamente pintor. Manejarte con el color por pura sensualidad, con el dibujo, el trazo…

El concepto es la vuelta a lo pequeño, lo lento, lo original. Un ejemplo es la obra del cocinero Ferrán Adriá. Hemos dejado de alimentarnos como tal, porque esa necesidad biológica ya está cubierta, para pasar a comer, a disfrutar de los alimentos. Ahora el hecho de sentarse a la mesa es compartir, es conversación, es atmósfera y ese es el aura del bodegón. Hoy en día la imagen de la desdicha es una persona comiendo sola.

¿Dibujar le conecta? El bodegón me sirve un poco como playa de descanso y al mismo tiempo me permite dar salida a esas manías mías. Me permite explorar los límites de la pintura y el dibujo, integrar los dos elementos y, en muchos casos, seguir estrategias; dibujar como si estuviera pintando y pintar como si estuviera dibujando…

Como artista, denos su opinión sobre los derechos de autor. El derecho de autor es una conquista y además es un derecho irrenunciable. Es lo único que garantiza el futuro de la creación, no solo en el sentido material sino también en el espiritual, es decir, la aceptación de que la obra sigue con el autor es la aceptación del verdadero papel del creador. El derecho de autor es un apartado que cada vez adquiere mayor importancia y que debería estar reconocido dentro de los Derechos Humanos. La sensación que tengo después de haber luchado tantos años por este derecho es que, en esta sociedad actual llena de grupos mediáticos cada vez más ávidos y monopolistas, la obra de la creación es imprescindible aunque el creador se convierte en una molestia insufrible y es ahí donde surge el conflicto. •

Entrevista publicada en el número 9 de ‘Anoche Tuve un Sueño’

SUSAN GEORGE: ‘La mayor amenaza a la que nos enfrentamos es la indiferencia’

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Redactor Optimista
lunes, 13 febrero 2017 / Publicado en De Charla

Norteamericana de nacimiento y parisina de residencia, Susan George es una de las intelectuales progresistas más brillantes y respetadas de nuestra época. Amable, permite que la interrumpamos en plena preparación de una conferencia que dará, días después, en la London School of Economics, a la que también podremos asistir. Habla con Anoche Tuve un Sueño sobre su último libro, sobre el futuro que se cierne sobre nosotros de no cuidar nuestro entorno natural, sobre la insensatez humana de no reaccionar ante los ataques a la democracia y sobre el potencial creativo de las minorías.

Por FERNANDO LÓPEZ DEL PRADO Fotografía THE TRANSNATIONAL INSTITUTE

Captura de pantalla 2017-02-13 a las 14.23.46Incansable y profundamente comprometida con su tiempo, Susan George ha escrito cerca de 20 libros y un sinfín de artículos para periódicos de diferentes nacionales sobre temas tan destacados como el estado de la economía mundial, las crisis actuales, las medidas de austeridad y el creciente poder de las grandes corporaciones. A lo largo de su carrera, ha colaborado con diversas agencias especializadas de Naciones Unidas, Greenpeace y ATTAC. En la actualidad es asesora del Observatorio Europeo de Corporaciones y presidenta de la junta de Transnational Institute, reconocido centro de investigación e incidencia política, cuya misión fundacional es la de trabajar por la consecución de un mundo más democrático, equitativo y sostenible.

Su último libro, ‘Los Usurpadores. Como las Empresas Transnacionales Toman el Poder’ (ICARIA, 2.015) hace un repaso a cómo individuos con demasiado poder, grupos de presión, corporaciones multinacionales y organismos de nuevo cuño están haciéndose con el control de las instituciones de gobierno elegidas por la ciudadanía. Desprovisto de palabras sofisticadas y jerga especializada, alerta sobre los riesgos que tendrá este control sin oposición sobre el medioambiente, la democracia, la salud y el bienestar de las personas. Un brillante ejercicio de elocuencia al servicio de la paz, la dignidad humana y la justicia social.

En su libro comenta que ‘el modelo neoliberal hace falsas promesas de prosperidad y puestos de trabajo para todos, pero que al mismo tiempo es incapaz y no tiene la mayor intención de cumplir estas promesas’. Continúa diciendo que ‘este modelo ha sido desacreditado moral, intelectual y empíricamente’. No obstante, echando un vistazo a la situación mundial actual, pareciera que está ganando la partida. ¿A qué se debe? El fundamento del modelo neoliberal no se vertebra en torno a la idea de ser modelo inclusivo, donde se dé la bienvenida a todos. Muy al contrario. Se organiza para que se puedan transferir enormes sumas de dinero y el control total del poder político a una élite. Y hay que reconocer que esta élite, que se conforma del 1% de ese 1% dominante, está cosechando un éxito sin precedentes. Es un sistema que se construye sobre la premisa de hacer desaparecer de manera progresiva las leyes que regulan las relaciones laborales y reducir la capacidad de las personas para ejercer la democracia.

¿Cuáles son las principales características de lo que usted llama la ‘gran regresión neoliberal’? El sistema neoliberal ha creado las cotas más altas de desigualdad entre los seres humanos. Ha sido decisivo para hacer aumentar la cantidad de personas que se encuentran sin acceso a un empleo o en situación de precariedad laboral, para los que van a trabajar. Antes de que este modelo cosechara tal éxito político, sobre todo a partir del año 1.979 y con las victorias electorales de Ronald Reagan en Estados Unidos y Margaret Thatcher en el Reino Unido, la situación no era así. Por lo tanto, se puede afirmar que sea una regresión en toda regla. El modelo neoliberal es lo opuesto a lo que entendemos por progreso social.

Comenta en el libro que posiblemente lo más peligroso y agresivo del comportamiento de las corporaciones multinacionales sea la pretensión de apoderarse de las funciones básicas de los gobiernos y deshacerse de las protecciones básicas a los ciudadanos a través de los llamados Tratados de Libre Comercio. En realidad no quieren asumir las funciones asignadas tradicionalmente a los gobiernos. No creo que estén muy interesados en hacerse cargo de las responsabilidades de su día a día. Lo que sí pretenden es marcar su agenda política y hacer valer sus propios intereses. Pretenden poder fijar los términos de estos tratados, pero la negociación, más farragosa, se la dejan a los gobiernos. Este hecho es especialmente claro en el caso del TTIP. Las multinacionales están exigiendo tener mayor protagonismo en los procesos de elaboración de leyes, en un claro intento de usurpar las funciones legítimas del poder legislativo. Si estados soberanos optaran por pasar una determinada normativa que, supuestamente, fuera en contra de sus intereses, estas empresas podrían demandar a países enteros. Están presionando para que la resolución de estos litigios quede en manos de una corte de arbitraje privada, en vez de en manos de un tribunal. Esta situación es especialmente peligrosa, sobre todo, en el caso de los asuntos relacionados con el cambio climático. Por ejemplo, si un gobierno pretendiera limitar la extracción de combustible de origen fósil en su territorio o poner un tope a las emisiones de dióxido de carbono, se podría encontrar con el desafío de los principales inversores de estas empresas arguyendo que ese gobierno está coartando su obtención de beneficios. Del mismo modo, si a un gobierno se le ocurre subir el salario mínimos a sus trabajadores, estas empresas lo podrían interpretar como una afrenta a sus posibles ganancias. Sus consecuencias serán nefastas.


‘EL SISTEMA NEOLIBERAL HA CREADO LAS COTAS MÁS ALTAS DE DESIGUALDAD ENTRE LOS SERES HUMANOS’


¿Por qué cree que las negociaciones del TTIP están siendo tan secretas? Si realmente se supiera todo lo que está en juego y sus consecuencias, la opinión pública sería muy negativa. Inicialmente creyeron que estas negociaciones podrían haber concluido en 2014, pero su sorpresa ha venido de la creciente oposición que se está generando en diferentes puntos del planeta. Pareciera que para calmar los ánimos, la Comisión Europea ha prometido negociar la inclusión de cláusulas de protección del empleo y el medioambiente en el tratado, pero no creo que puedan hacerlo. Ya lo intentamos sin éxito con la Organización Mundial del Comercio al inicio de los años 90. La Comisaria Europea de Comercio, la sueca Cecilia Malmström, ha declarado que es su intención que estos elementos de protección formen parte del borrador del TTIP y dice estar a la espera de que su contraparte estadounidense se pronuncie al respecto. No hemos de engañarnos, si no se ha conseguido en los últimos 20 años, muy posiblemente no se vaya a lograr ahora. Esto es lo que en francés llamamos poudre aux yeux – literalmente, ‘polvo en los ojos’ -. Es una cortina de humo que nos lanzan para que nos aplaquemos y dejemos de protestar. Los americanos no lo van a aceptar nunca.

¿De firmarse este tratado traería algún tipo de beneficio a la ciudadanía europea? Es muy difícil de decir. Creo que Europa, las grandes empresas europeas, lo que pretenden es tener acceso a los cuantiosos contratos públicos del gobierno norteamericano en materia de infraestructura, principalmente. Aún no se ha podido corroborar, pero al parecer para conseguirlo estarían dispuestos a hacer importantes concesiones en la política agraria comunitaria, aunque yo no estoy muy segura de que vayan a tener éxito. Los americanos se vienen quejando de que el uso europeo del ‘principio de precaución’ a la hora de regular la aprobación de un nuevo producto en el continente es abusivo y adolece de base científica. Defienden que los alimentos que contienen organismos genéticamente modificados son perfectamente saludables y que aún no ha sido posible corroborar el peligro para la salud o el medioambiente de una serie de productos químicos que están prohibidos en Europa. Esto es completamente falso. Hace poco que se destapó el escándalo con los coches de Volkswagen. Hemos sabido que la empresa estaba engañando tanto a los gobiernos como a los consumidores. Estaba utilizando datos falsos en su único beneficio. Del mismo modo, sabemos que General Motors ha tenido que retirar del mercado cerca de dos millones de coches porque el mecanismo de arranque de uno de sus modelos estaba defectuoso. Lo más sorprendente es que pretenden hacernos ver que este comportamiento es perfectamente normal. Su manera de abordar este asunto es: muy bien, que se distribuya y si finalmente se comprueba que hay algo que no funciona y como resultado se interponen cientos de demandas, en ese momento puede empezar a considerar tomar medidas cautelares’. El enfoque europeo en cuanto a la regulación de productos y procesos es muy diferente. Aunque para serle sincera, las multinacionales de ambas partes del Atlántico podrían asumir hacer negocios de esta manera, podrían permitir a todo el mundo que exportara e importara lo que le viniera en gana y dejar al mercado que regulara.

Captura de pantalla 2017-02-13 a las 14.24.15

Si un tratado de estas características se está negociando bajo un presidente demócrata, ¿cómo sería si se estuviese debatiendo bajo la administración de un gobierno republicano? Mucho peor, imagino. Se espera que el tratado se concluya durante el mandato del presidente Obama, pero no está muy claro ya que se prevén dificultades adicionales. El tratado necesita el visto bueno del Senado norteamericano, de mayoría republicana. Es más, sería erróneo pensar que todos los republicanos tienen la misma actitud respecto al TTIP. Algunos son tremendamente proteccionistas. Habrá que esperar y prestar mucha atención a quién resulta ser elegido o elegida en las próximas elecciones presidenciales. El presidente Obama logró obtener del Congreso de los Estados Unidos la aplicación del mecanismo de vía rápida. Eso implica que pueden decir sí o no al tratado, pero sin la capacidad de presentar ninguna enmienda. No está claro que el siguiente presidente mantenga este mecanismo. Pero volviendo a su pregunta, mucho me temo que de contar con un republicano en la Casa Blanca sería bastante peor. Para serle sincera ni siquiera he llegado a pensar en las posibles repercusiones de esta posibilidad aún.

Usted ha declarado que uno de los problemas más importantes a los que nos enfrentamos en estos momentos es el cambio climático. ¿Usted cree que somos realmente conscientes de las dimensiones de este problema? Creo que no. No todo el mundo está muy al tanto de las posibles consecuencias y su gravedad real. Se podría decir que la preocupación por el estado del medioambiente es un fenómeno de la clase media. Me explico, en países como Francia o España, una gran parte de la población está más preocupada por el nivel de desempleo, la precariedad laboral o la pérdida progresiva de poder adquisitivo que por la capa de ozono. Eso es perfectamente entendible. Las clases más pobres de Francia se enfrentan diariamente a una situación muy precaria y su número no deja de crecer. En la actualidad tenemos a seis millones de personas sin empleo. Sus problemas diarios les mantienen ocupados, sin demasiado tiempo para reflexionar sobre el cambio climático. No obstante, es justo decir que cada vez contamos con más personas concienciadas al respecto. En muchas comunidades se están llevando acciones locales de sensibilización. De todos modos, es un asunto muy delicado y entiendo que mucha gente no quiera oír hablar de ello. No es agradable imaginar un futuro en el que nuestros nietos vivan mucho peor que nosotros. No es muy alentador. En el año 2075 mis nietos tendrán la edad que tengo yo, que es 81, y no es agradable pensar que morirán de enfermedades relacionadas con el deterioro del medioambiente en situaciones de insoportable sufrimiento. A la gente no le gusta pensar en esto y lo entiendo, pero no tenemos más remedio.

Captura de pantalla 2017-02-13 a las 14.23.56¿Qué opinión le merecen los movimientos negacionistas del cambio climático? Por fortuna, solo son políticamente relevantes en Estados Unidos. Es el único lugar en el mundo donde cuentan con financiación suficiente y donde son particularmente activos. También hay grupos que reconocen la progresiva gravedad de la situación, pero que los avances tecnológicos, como la geoingeniería, nos salvarán de la catástrofe. Pero permítame decirle que las mayores amenazas a las que nos enfrentamos son la indiferencia, el egoísmo, el no poner un precio a las emisiones de CO2 de manera inmediata o no ponernos de acuerdo para establecer un control más férreo sobre la actividad de las multinacionales extractoras y comercializadoras de combustibles de origen fósil. Estas sí son amenazas reales.

¿Cómo podemos desafiar estos problemas? ¿Cuál es la manera más efectiva de plantarles cara? Hay múltiples medidas a nuestro alcance, como las campañas de desinversión sobre este tipo de empresas o actividades que dañen el medioambiente. Por ejemplo, España debería ser muy activa en el seguimiento de la labor del señor Miguel Arias Cañete, Comisario Europeo de Acción por el Clima y Energía, que está siendo muy perjudicial. También se podría exigir a aquellas entidades que hayan invertido en Repsol que retiraran su dinero. El Gobernador de Inglaterra anunció que iban a retirar las acciones que tenían en este tipo de empresas. Se pueden organizar campañas que señalen y avergüencen a estas personas, como al señor Arias Cañete, averiguar qué medidas está tomando desde su Dirección General y difundirlo. Se pueden organizar actividades a nivel local, como las llamadas comunidades de transición. Son movimientos de base comunitaria que han decidido llevar a cabo una serie de iniciativas que reduzcan sus emisiones de CO2. Hay un movimiento en Valencia de estas características, estuve con ellos el pasado mayo, aun no se han conseguido grandes cosas, pero son buenos ejemplos. Además, la tecnología está de nuestra parte, hay numerosas soluciones técnicas que se pueden poner en marcha.

Captura de pantalla 2017-02-13 a las 14.24.04La situación griega no se resolvió como esperaba en su libro. ¿Qué cree que pasó entonces y qué no nos contaron? No sé si no nos lo contaron, lo que sí fue seguro fue la intención de Ministro de Finanzas alemán, el señor Schäuble, de echar a Grecia de la Zona Euro. Hizo todo lo que estaba en su mano. Los griegos podían haber simplemente desobedecido y haber puesto controles al movimiento de capital de sus bancos, pero no lo hicieron. Así que cuando sus bancos estaban vacíos, el Presidente Tsipras tuvo que aceptar las propuestas de la troika – compuesta por el Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional – que resultaron ser mucho más duras que las iniciales. Mucha gente pensó que se podía haber acudido a un Plan B, como se empezó a llamar en su momento, antes de llegar a una situación tan dramática, pero no se hizo. Este Plan B se tendría que haber puesto en marcha mucho antes del estallido de la crisis en junio. Se necesitaba tiempo para preparar a los bancos, para establecer una moneda alternativa. Como imagina, este tipo de medidas no se pueden hacer de un día para otro. Lo que pasó fue vergonzoso y posiblemente no sea la última vez ‘no es agradable pensar en un futuro en el que nuestros nietos vivan mucho peor que nosotros’ que ocurra. En las próximas semanas me voy a reunir con un grupo de griegos. Espero que me puedan contar con más detalle qué pasó. Mire, las medidas de austeridad conducen a las personas a un endeudamiento progresivo, hacen que la vida sea más miserable. Los alemanes lo llaman ordoliberalismo, en vez de neoliberalismo, es prácticamente lo mismo, pero de origen alemán. Muchos se lo toman como si fuera a una doctrina religiosa que, entre otras cosas, tiene la obligación de castigar a las personas que han pecado. En alemán la palabra que se utiliza para deuda es la misma que se utiliza para culpa, Schuld. Se dice meine Schuld, mea culpa. Esta relación es muy interesante para entender la posición alemana.

Su libro describe un escenario bastante oscuro e incierto, pero al final reconoce que nunca había sido testigo de tantas campañas e iniciativas en tantos países diferentes. ¿Hay espacio para la esperanza? ¡Por supuesto! Como ciudadanos no tenemos ningún derecho a no hacer nada argumentando que las decisiones ya han sido tomadas. No creo que podamos permitirnos el lujo de irnos tranquilamente a la playa a leer una novela porque todo es muy complicado. No nos podemos dar por vencidos. Podemos ser optimistas o pesimistas, en mi opinión no son categorías morales. Mucha gente me pregunta qué soy yo y siempre digo que ni una cosa ni la otra. Tener esperanza es crucial para actuar moralmente. No conozco el futuro, por lo tanto debo tener esperanza. De lo que sí estoy convencida es que si no hacemos nada, si no aportamos, estamos contribuyendo al fracaso. Tener un futuro mejor es nuestra responsabilidad. Quizá sea ya muy tarde, no lo sabemos, por eso no podemos esperar. Tenemos que actuar.

Al final de su libro hace un comentario sobre el valor y el potencial de las minorías. Por supuesto que sí. Estoy convencida de que en el seno de las minorías se gestan grandes ideas. Llevo trabajando en temas relacionados con el medio ambiente desde el año 1989. Entonces no era una idea muy compartida, pero esa situación había cambiado en la XV Conferencia Internacional sobre el Cambio Climático que se celebró en Copenhague en 2009. En aquel momento, la gente creyó que podía confiar en sus políticos, pero se ha demostrado que no, por tanto, tenemos que actuar de manera diferente. El próximo 12 de diciembre volveremos a salir a la calle para manifestarnos. No esperamos que los gobiernos recojan ninguna de nuestras propuestas, así que seguiremos manifestándonos y trabajando.

Después de décadas de trabajo y activismo, ¿Qué cree que ha conseguido? No estoy segura. Constantemente hablo con personas que me dicen que han leído mis libros y mis artículos, lo que es una manera de reconocimiento. Pero es difícil saber qué he logrado. Creo que harán falta más años para saberlo, quizá otra generación, sobre todo cuando se trabaja sobre aspectos tan amplios y complejos. Además, las victorias políticas son muy raras, muy difíciles de conseguir. Si se vence de manera fácil y rápida, lo más seguro es que no se haya librado la batalla correcta. La conferencia que nos brindó en el Hong Kong Theatre de la London School of Economics fue igual de honesta y brillante como todos sus años de activismo. No obstante, confesó humilde que se sorprendió al haber recibido la petición para hablar en tan ilustre centro educativo y ver a tanta gente joven interesada en lo que tenía que decir. El fin de su intervención quedó sellada con los aplausos agradecidos del auditorio. Ella pidió que parásemos porque la íbamos a hacer llorar, frente a lo que decidimos aplaudir con más fuerza. •

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Eduardo Chapero-Jackson: Hoy es siempre todavía

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Redactor Optimista
miércoles, 07 diciembre 2016 / Publicado en De Charla

Director de cine (muy premiado), además de guionista, optimista comprometido y buscador. Para despertar del letargo nos invita a poner conocimiento en todo lo que hacemos. El día que logremos la mayoría consciente habremos dado un paso evolutivo de gigante.

Por JULIA HIGUERAS Fotografía JAMES RAJOTTE

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Quedamos en la Buena Vida, el café librería que David Trueba tiene en Madrid. Un ambiente perfecto para departir sobre el escritor que un día Joan Manuel Serrat -poniendo música y voz a sus versos- sacó del ostracismo y que hoy el director de cine Eduardo Chapero Jackson se atreve a repetir arrebatándoselo de nuevo al olvido. Esta vez es la imagen la que acaricia con la suavidad de una pompa de jabón los mundos sutiles de Antonio Machado. Este documental nos recuerda, además, que se cumplen 100 años de la publicación del libro Campos de Castilla. Un modo de celebración, otra manera de regar con la luz de la fotografía los poemas de este escritor sevillano y de vida solitaria, y que nos empuja a adivinar lo mucho que hay de su ayer en nuestro ahora.

Aguardo entre curiosa e impaciente la llegada de mi entrevistado y me entretengo echando un ojo a las múltiples publicaciones que están esparcidas por las estanterías y las mesas de la Buena Vida. Este nombre unido a que el día es helador me empuja a pedir una gran taza de chocolate caliente con la que avituallar el alma y calentar el estómago. Una portada de color rojo y un título El dinero en The New Yorker me llaman poderosamente la atención y lo digo sin retintín. La economía en viñetas, ¡qué bien! Pienso que un poco de humor en el tema económico me aportará un buen bofetón de ironía con el que empezar la entrevista. Y así arrancamos. Con una gran sonrisa. Sonrisa guasona y cáustica, pero sonrisa al fin y al cabo. Y empezamos charlando de su ayer en Nueva York, su presente europeo y como no, de la buena vida.

Su madre -neoyorquina- está hoy en Madrid. Él es hijo único, solo y a la vez extraordinario. Lo digo en voz alta. Se ríe y pide un café cortado. Nueva York. Piensa y recita: ‘Una ciudad increíble, sí, que te da mucho pero también te quita mucho. A veces te absorbe la energía, te come y si le dejas paso libre, te revienta. Lo importante es saber cuándo la tienes que dejar’. Como a ese novio o novia que lucha por apropiarse de nuestro tiempo, de nuestro espacio y que no duda en hacer ejercicios acrobáticos para conseguirlo. Otra vez la risa, otra vez Nueva York. Sabe de lo que habla, vivió y estudió allí, sí, en esta ciudad hecha solo para los más jóvenes pero que está abierta a todas las propuestas. Y de ese mundo neoyorquino un tanto tosco, donde se confunde valor con precio y el tiempo se mide con dinero, pasamos a hablar de otros mundos casi centenarios, profundamente sutiles y delicados como una pompa de jabón.

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Poco presupuesto, un tema lejano quizás inadecuado al tiempo ¿no le asaltaron las dudas? Mi reacción ante esta propuesta fue de sorpresa. A Antonio Machado le tenía como un escritor muy lejano, como una figura viejuna, lo veía, la verdad, con cierto prejuicio. Por eso le pedí a Ana, la productora del documental, que me diera un par de semanas para poder leerme, al menos, la obra básica. La primera sensación que tuve al leerla fue de asombro y admiración. Hay mucho trabajo desconocido de este escritor, mucha obra que se ha ido sesgando con el tiempo. A veces por motivos políticos, tanto por un bando como por el otro, porque ha sido utilizado por unos y censurado por otros. Al final lo que nos llegaba de su trabajo era un poco descafeinado, sin sustancia, por eso descubrir toda su prosa, casi desconocida, ha sido muy interesante.

A eso se le llama flechazo en toda regla. (Sonríe) Me identifiqué con él en muchos de sus escritos porque tienen relación con el trabajo que hago. Ya había tocado en mi trabajo cómo el individuo se posiciona ante la sociedad y cómo es el conflicto del mundo interno y externo, y ese discurso me empezó a parecer muy inteligente y actual porque hablaba de nosotros como sociedad y como individuos de un modo que me parecieron clarividentes.

Plasmar con imágenes el poemario de Machado. Un reto, un objetivo difícil de llevar a cabo. Sí, era todo un desafío. En el cine, lo normal –que es el cine que más se hace- está basado en lo narrativo lineal y pocas veces te puedes centrar en lo poético que es más tangencial, más abstracto. Fuimos creando algunas escenas para esos poemas con algunas figuras humanas, con un entorno, pero empecé a pensar que necesitaba algo más, algo con que cohesionarlo todo. De Machado solo hay 20 fotografías y para traerlo a una puesta en escena de hoy en día había que crear todo un mundo. Y la danza me pareció muy interesante como recreadora de ese mundo porque tiene la capacidad de ser muy poética y también de expresar muy tangencialmente. Después hubo que inventarse una protagonista que fuese una narradora inusual, que no fuera una voz en off típica ni una autoridad masculina o académica que es el fallo que yo siempre critico.

Y tuvo que inventarse un escenario que se acoplase al presupuesto. Como director no solo tienes que crear un mundo donde acomodar el documental, también tienes que saber gestionar los medios económicos que tienes, pero ese reto también es bonito por los mimbres que te da y esas limitaciones con las que te encuentras te empujan a crear ideas muy potentes que sin esa dificultad seguramente no fluirían.

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¿Y qué piensa de Machado ahora que le conoce tanto como a usted? (Ríe) Leyendo a Machado me invadió una tristeza brutal porque su vida fue muy triste y los buenos momentos le duraban muy poco, por eso quise captar con la cámara lo etéreo de Machado, lo buena persona que era. Entrar en su vida me provocó mucho, me afectó leerlo, sentí empatía por él. Buscaba, sobre todo, que la experiencia para el espectador fuera nutritiva y también positiva. Y aunque la protagonista fracasa, la poesía le asiste y le reconforta. Creo que tendemos a caer en algo que puede llegar a ser muy peligroso y es nuestra tendencia a valorarnos por nuestros logros y no por nuestros valores. Y ese enfoque me pareció muy interesante. No es un final feliz porque ella no logra el objetivo que se había propuesto, pero sí se enriquece en el proceso y sí que hay un guiño en ese verso tan bonito y positivo que es ‘hoy es siempre todavía’. Por eso hago este trabajo, porque de repente me ha dado esta alegría. Son momentos en los que te dejas envolver por la belleza del medio, en los que puedes ver reflejado aquello que antes estuvo en tu cabeza, por lo que peleaste y ahora está en la sala de un cine, creando sensaciones, provocando emociones en los espectadores. Y no quieres que acabe. Es la magia de esta profesión.

Estudió en Nueva York ¿Por qué volvió? A ver si es capaz de contar su historia como ha sabido contar la historia de Machado… (Se ríe) Por motivos políticos muy parecidos a los de Machado, mi infancia vive el desarraigo. Nazco y a los pocos días a mi padre, por ser universitario y protestar contra el régimen, le meten en la cárcel. Mi madre, neoyorquina y que también había pasado por la cárcel, quiso volver a Estados Unidos. Fueron años duros, de exilio, lejos de mi padre y de España. Y no volvimos hasta que cumplí los 6 años. Quizás experimentar todo esto es lo que ha hecho que me identificara más con la vida de Machado, porque ese desarraigo en mi infancia me empujó a que me interesara por todo lo plástico, lo artístico, la poesía, los relatos cortos. He sido un gran buscador y la fotografía fue el primer paso con el que mirar, observar, y la que me llevó a interesarme por el cine. Eso y que mi padre siempre me llevaba a los Alphaville… Si esto no hubiese pasado en mi vida posiblemente me estaría dedicando a otra cosa.

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Dirigir entonces no fue su primera opción. El cine me fascinaba pero ni me planteaba que esa opción fuera ni tan siquiera posible. La fotografía me fue metiendo en el mundo de las humanidades y fue así como acabé estudiando Bellas Artes en Nueva York. Y luego llegó mi vuelta a España y el cine. Aquí empecé a trabajar y fui ahorrando hasta conseguir el dinero para rodar mi primer cortometraje. El arte, el cine, la literatura me han servido para ir hallando todas esas cosas que me han ido ubicando en la vida.

Sé que está escribiendo un guión, porque además de dirigir escribe sus propios guiones… Escribir es muy difícil. Me encantaría que alguien me pasara un guión que me enamorase desde la primera frase, pero como es muy complicado me he puesto manos a la obra. He empezado, como siempre, haciéndome preguntas, documentándome, creando sensaciones. Escribir un guión tiene un punto de investigación científica porque me adentro en la naturaleza humana, en lo que siento, en lo que percibo yo y en cómo lo perciben los demás. Tiene algo de antropológico. Ahora estoy en la fase de hacerme preguntas del tipo: ¿qué es el tiempo?, o ¿qué es el amor?

¿Y a qué conclusión ha llegado? Digamos que la historia que estoy preparando se mete mucho en la neurosis del tiempo, porque si algo nos aleja de estar vivos y despiertos, es el funcionamiento de nuestros enganches con el pasado y cómo el pasado, de alguna forma, estructura nuestra personalidad y cómo muchas veces nos proyectamos en el futuro con cosas del pasado haciéndonos perder el instante presente. Si le pidieran escribir un guión sobre la situación que estamos viviendo, ¿qué contaría y cómo lo contaría? Me veo, con gran preocupación, como alguien que crece en una sociedad que es víctima de una inercia, a veces casi inconsciente de que existe ese problema. Ha habido manos llenas de avaricia, sí, pero ha sido la propia inercia social la que nos ha empujado a esta situación. Lo vivo con mucha preocupación porque se ha creado un gran artificio alejado de la palabra clave que no es otra que la de conseguir ser sostenibles. Sostenibilidad en todos los aspectos, porque no hemos entendido el vínculo, la idea del todo, del bien común, del bien planetario, del cuidado de la tierra. Son planteamientos que ahora empezamos a manejar y que vosotros desde la revista lo encarnáis también. Soy optimista porque veo que hay un incipiente despertar, todo un flujo de gente que se está dando cuenta, que está intentando, desde dentro del sistema, cambiarlo. Pero plasmarlo en una película es difícil. Una película no puede ni ser un panfleto ni convertirse en un sermón. La pena es que esta crisis llega en un momento en que la gente tiene que preocuparse por sobrevivir y se aparca la importancia de este cambio global necesario. Hay que superar esta coyuntura y cuando lo hagamos el salto va a ser impresionante. Soy optimista pero la batalla no está ganada.

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‘Porque hoy es siempre todavía…’ (Sonríe). ‘Pero el mañana es mío’. Y pienso en el bien común, no solo en los otros seres humanos, también en todo lo que me rodea, en el ecosistema. Pensar así me pone en otro lugar y me hace tomar decisiones de otro tipo. Porque cada decisión que tomas es importante y puede cambiar el mundo. Cuando compres no cojas la bolsa de plástico, compra solo botellas de cristal… Son dos ejemplos cotidianos, sencillos, básicos que pueden empujarte a salir de la inercia social. Comprobarás la satisfacción que da cuidar por el placer de cuidar, poner conciencia en todo lo que haces, despertar del letargo. El día que alcancemos la mayoría consciente daremos un salto evolutivo de gigante. •

Entrevista publicada en el número 12 de Anoche Tuve un Sueño

Antonio MachadoCineEduardo Chapero-JacksonExilioFotografíaGuiónLa Buena VidaLargometrajeMadridNueva York

Luis Gordillo: Una vuelta al interior

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Redactor Optimista
martes, 26 julio 2016 / Publicado en De Charla

Premio Velázquez, uno de los pintores españoles más grandes del siglo XX y referente para varias generaciones de artistas, deja que le acompañemos en este paseo por su interior. Después de haber bebido de otras experiencias creativas, y ahora que el mundo se aleja de la pintura y va por otros derroteros, él vuelve a ella.

Por Julia Higueras. Fotografía: Álex Río

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Un estudio que derrocha luz, mesas abarrotadas de pinceles coloreados, tempuras, trapos, caretas, fotos, montones de fotos tratadas, originales que no han pasado por el filtro del ordenador. Cuadros por todas partes,  colgados, reposando en las paredes, por el suelo; unos acabados, otros esperando pacientemente su turno para que así sea porque, algunos de ellos, a decir de su creador, están terminados aunque su autor todavía no lo sepa. Este espacio  silencioso, que bulle de energía creativa, se cuece bajo una gorra.

Una de las cosas que más me han llamado la atención de tu obra es la evolución que ha tenido, porque eres un receptor de todo lo nuevo que pasa y eso se nota en cada cuadro tuyo.

Eso se puede ver desde dos puntos de vista contradictorios; si, soy muy curioso de todo lo que ocurre, sobre todo en pintura pero por otro lado no sé ni encender un ordenador.

Bueno (contesto, y él se ríe…)

No utilizo el ordenador para nada, no tengo móvil…

No tener móvil es un lujo

(Risas) Pilar (se refiere a su mujer) es quien me comunica con el mundo y luego llevo 10 años trabajando con Juan Carlos Melero que me ayuda con el ordenador. Quiero decir con esto que tengo dos maneras de ser muy marcadas: una conservadora y otra progresista.

¿Y cómo conviven las dos dentro de ti?

Conviven muy bien. Pero ahora que voy teniendo mis años te haces más conservador y me da más pereza ponerme al día.

¿Sí?

Creo que es algo biológico, pero tú tienes razón cuando dices que he estado vivo.

Que estás vivo (le corrijo)

(Se ríe). Lucho a muerte con la pintura, por mantenerla. Hay que tener claro que hoy la pintura es una parte de las artes plásticas. el mundo que se ha abierto más allá es extensísimo y sigue creciendo.

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He leído que te exiges tanto como cuando tenías 20 años y que exprimes el limón todos los días. ¿Eso agota?

Fíjate, creo que ahora soy más consciente de esta exigencia. Cuando tenía 20 años creía que lo sabía todo y fui un tipo joven progresista, radical, vanguardista,. Y creia que sabia más de lo que sabía, aunque en el fondo solo conocía el final del proceso y ni siquiera bien. Hay que conocer las conexiones de la vanguardia con el resto del proceso histórico, eso lo hace todo más complejo y rico; hoy conozco mejor ese campo.

La parte vanguardista lucha con la parte más conservadora. Estudias Derecho,piano;tu padre,castellano,sobrio, médico;tu madre sevillana,nada menos que de Triana, ¿esta mezcla interior te ha hecho sufrir?

Me ha hecho chirriante,dividido.

Porque ahora parece que conviven bien, aunque no siempre ha sido así.  

Eso de que conviven bien… Aún no he conseguido la convivencia pacífica. Me considero más bien como un campo de batalla. Nunca he vivido una época en la que haya dicho ‘estoy en mi sitio, estoy tranquilo, he conquistado mi campo’.  No soy ese tipo de persona. Es algo psíquico más que conceptual que tiene que ver con una personalidad ansiosa, muy perfeccionista, que quiere hacer siempre las cosas mejor y eso produce una gran pesadumbre porque nunca estás contento. Algunos días por la noche al salir del estudio,si he conseguido ver algo claro,si he hecho algún avance me produce una alegría profunda y serena pero son excepciones.

La verdad es que erigirse como juez de uno mismo es muy difícil. 

Es muy complicado precisar lo que es bueno o malo, salirse de uno mismo y observarse. Sucede en todos los campos. Incluso cuando intentas verte como persona y te preguntas: ¿quién soy yo y qué calidad humana tengo? En el arte sería fantástico poder hacerlo, sería como tener un ministro de autoespías (se ríe).


‘Con 20 años creía que lo sabía todo, y fui un tipo joven muy progresista, radical, exigente, un vanguardista’


Sí, y lo mandas de misión.

Por favor, y que me cuente lo que ocurre aquí dentro (y señala su cabeza)… Puede que sea aún peor de lo que pienso.

No jorobes

Sí, esa sorpresa se puede dar también (dice, socarrón). Cuando uno tiene una personalidad tan crítica tiene una ventaja y es que te estás apretando el tornillo constantemente.

Y te obliga a crecer, a evolucionar.

Exactamente. Puede que esa sea quizás la causa de esta evolución mía tan cambiante y exigente. Si tuviera una personalidad satisfecha me habría quedado tan ricamente en los años 70 y puede que me hubiera ido mucho mejor.

Captura de pantalla 2016-07-26 a las 11.34.51Pues no te ha ido nada mal. Qué piensas cuando oyes esta frase: ‘Es un referente para varias generaciones de artistas’ o ‘Es uno de los pintores españoles más grandes del siglo XX’.

No pienses que me lo creo demasiado. Tengo que reconocer que me impresiona la cantidad de premios que me han dado. El Velázquez ha sido el que más me ha emocionado. El jurado es progresista y profesional y ahí ya no puedes pensar que se han equivocado. Los premios me acompañan, me refuerzan. Y algo que me llama mucho la atención es que siempre he tenido seguidores, desde el principio ha habido gente de otras generaciones que ha estado pendientes de mi trabajo y esto me ha fortalecido. En cambio en el extranjero mi proyección no es muy grande.

Quién sabe, en esto de la pintura…

(Se ríe) Otéiza tampoco tuvo fortuna en el extranjero. Aunque me apoyaría mucho tener un cierto reconocimiento internacional, de otra forma pienso que lo mío es un fenómeno regional, que mi obra es difícil de entender. Ahora soy más sensible a esas cosas que cuando era joven, antes pasaba mucho más.

Quizás es la necesidad por trascender.  

Quizás. Me noto envidioso: ‘A ese le han dado un premio y a mí no…’. Y fíjate que durante toda mi vida me ha traído sin cuidado, hasta ahora.

¿Y hasta ahora por qué? 

Porque soy más bobo. Uno con los años se hace tonto (nos reímos).

O más sensible 

Cabe  esa  posibilidad, lo cierto es que son sentimientos irracionales, nada defendibles, estupideces que te vienen de las tripas y que no puedes aplacar. A veces pienso que si con esto sufro tanto, odiar debe  ser espantoso, insufrible,y doy gracias por no haberlo experimentado ni espero experimentarlo jamás, claro.

Cuando le pregunto por su primera vez me contesta:

‘Fue un proceso lento hasta que me decidí’. Pero asegura que también se hubiera podido desarrollar con la música. ‘No se puede decir que en mi casa hubiera un ambiente claramente artístico; mi madre había estudiado piano pero se casó y no lo volvió a tocar, por ahí andaban las partituras de Beethoven. A mi padre sí le interesaba la música. Tenía un gramófono y muchos discos, y mi hermano, el que iba delante de mí, el primogénito, que era un tipo muy listo, sensible, muy adelantado, creía mucho en mí y me vino muy bien. Pero mi padre era médico y quería que fuéramos abogados del Estado, notarios, ni siquiera médicos, no, eso tampoco. Y no sé cómo empezó a venir una profesora de piano a casa. Éramos pequeños y nosotros no lo pedimos, pero llegaba, se sentaba y nos daba clase a todos’.


‘Mi progreso histórico es este, el mío personal y aunque pase al olvido me habré dado el gusto de ser consecuente con lo que siento’


¿Y qué tal se te daba tocar el piano?

Normalito, sin embargo era muy bueno improvisando y lo sigo siendo; por eso tuve la tentación de dedicarme a la música y creo que me habría desarrollado con ella igual que lo he hecho en la pintura. Pero no me arrepiento de no haber elegido la música porque la música culta contemporánea, que me interesa mucho, es un campo dificilísimo en todos los sentidos.

Los acontecimientos que han ido sucediendo en el mundo han influido y siguen influyendo de alguna manera en tu obra. Hoy vivimos uno de esos momentos delicadísimos.

Estoy muy al tanto de lo que ocurre, aunque no soy un tipo activo políticamente, nunca lo he sido.

¿Qué piensas sobre lo que está pasando?

Pobres hijos nuestros que van a ser las víctimas. Bueno, ya lo son. Precisamente acabo de leer un trabajo que ha hecho una de mis hijas -que estudia en Inglaterra- para un examen. Le han dado una serie de temas para elegir uno y que lo defienda. Curiosamente, el tema que ha desarrollado es ése, el de que las generaciones siguientes van a sufrir por culpa de nuestras incapacidades, de nuestros errores. No hemos sabido ordenar la vida ni la sociedad. Ha escrito un montón de páginas sobre este tema que, por cierto, me ha gustado mucho.

¿Cuántas hijas tienes?

Tengo dos, una de cada matrimonio. La de Inglaterra, Laura, que tiene 19 años y la mayor, Marta, que tiene 28 años y es arquitecto.

Captura de pantalla 2016-07-26 a las 11.33.59¿No tienes la impresión de que es una vuelta atrás?

De alguna manera el mundo va para adelante. Los países venimos del feudalismo, luego se hicieron los estados nacionales y ahora los estados internacionales, y esos son procesos sin vuelta atrás, son de mecánica histórica y estoy seguro de que, antes o después, se llegará a un gobierno mundial más justo. Y esto no va a depender ni de lo espiritual ni de lo moral, va a depender de una cierta mecánica, de cómo se vayan sucediendo los acontecimientos.

¿Y en qué estás ahora?

(Recupera la sonrisa). Estoy pintando más aunque sigo con los trabajos digitales y la foto. Creo que todo está relacionado. Pero últimamente quiero profundizar un poco más en la pintura.

Una vuelta al interior.

Sí, quiero volver a profundizar en ese lenguaje interior, en ese autoanálisis sensual a través de la pintura, que creo que es más mío.

Puede que te represente más a ti mismo, que esté más cerca de tu sentir. 

Está más de acuerdo con mi proceso vital, de donde vengo, de cuáles son mis principios, mi generación, donde me he movido estéticamente. Pero hablando en general del mundo de la plástica se puede decir que el campo de las dos dimensiones puede estar pasando a la historia. No es que se cuestione la pintura es que se prescinde de ella.

¿Tú crees?

A nivel teórico prácticamente es así. La muerte de la pintura es una historia muy larga. Se ha muerto muchas veces y ha resucitado otras tantas, pero en esta ocasión veo que va más en serio.

¿Por qué?

Ha sucedido muchas veces y cada vez con mayor intensidad. Ahora vas a las bienales y a la Documenta y la pintura no existe.


‘Ahora miro mi obra con cariño, que no es tanto como decir que lo hago con admiración’


Están las performances

Sí, instalaciones, vídeos, aunque esto ya es incluso considerado como algo conservador.

Puede que estos artistas estén en un proceso de búsqueda para luego volver. Estamos viviendo un proceso de cambios tremendo y esto supongo que afecta a todos los ámbitos incluido el arte.

Evidentemente es un proceso de búsqueda y si miras el siglo XX te das cuenta de que en ese proceso de búsqueda muchas cosas se han roto, pero lo que ha estado en primera línea es lo que después construye realmente la historia del siglo.

Captura de pantalla 2016-07-26 a las 11.35.19¿Y qué es lo que hay más verdadero en ti?

No se trata de jugar al progreso histórico. Mi progreso histórico es este, el mío personal y aunque pase al olvido por lo menos me habré dado el gusto de ser muy consecuente con lo que siento. Pienso que es un argumento lo suficientemente poderoso. Yo siempre he creído en ese progreso que es en el fondo el de las vanguardias. Pero hay un momento en el que hay que elegir, ya sea por incapacidad, incomodidad o por tener suficientes ideas propias: hay que elegir entre ese progreso o el propio progreso.

Pero tu pintura es conservadora sólo hasta cierto punto. Juegas, construyes, fotografías, vas viendo…

Yo dentro de la pintura, de la pintura pintada, me considero renovador. No es ese el problema: el problema es la pintura frente al resto de las artes visuales. Yo he empleado, desde los setenta, la foto y todo tipo de posibilidades de transformación mecánica. Ahora también utilizo el ordenador.

¿Te consideras buen fotógrafo?

De técnicas o/y muy malo (se ríe). La llegada de las máquinas digitales ha sido todo un descubrimiento, después te metes en el photoshop y lo arreglas. Disfruto con lo que sale en la pantalla, tiene luz y vida, es como una droga. Y sí, hago fotos que están bien y las expongo. He participado en exposiciones y en libros de fotografía española porque ya no se trata de hacer la foto en blanco y negro, de tener la iluminación perfecta, el encuadre perfecto, se trata más bien de pintar con la cámara. Este es un campo de la fotografía en la que no hace falta ser un fotógrafo técnicamente bueno, de todas maneras a fuerza de hacer muchas fotos algo se aprende, por lo menos a captar esas casualidades que de pronto te atraen y le das al clic y las capturas. A mí me gusta mucho hacerlo aunque, paradójica- mente, en casi medio siglo no haya conseguido saber las bases de cómo funciona una cámara de fotos. Sí he aprendido en cambio a desarrollar el instinto, que te defiende de la foto hecha con un trípode. Iluminas varias veces y una seguro que sale  bien . Al fin y al cabo es una máquina y quien la hace diferente es la persona que la utiliza.

Captura de pantalla 2016-07-26 a las 11.35.12¿Y el derecho de autor?

He estado muy implicado en el derecho de autor. Fui el primer presidente de VEGAP (Visual Entidad de Gestión de Artistas Plásticos), volvía ser los años más tarde y ahora formo parte del Consejo. VEGAP ha crecido de una manera tremenda. Recuerdo que los 10 primeros años fueron muy difíciles: el Ministerio de Cultura, que fue el que nos creó, nos prometía un dinero que no llegaba nunca. Costó mucho salir pero hoy VEGAP tiene una salud de hierro.

¿Y qué piensas del copyleft?

Todo el mundo chupa de Internet, todo es gratuito. Sería fantástico si nos dejaran entrar gratis en el cine, a los conciertos, que fuéramos a las librerías y cogiéramos los libros que nos diera la gana. Estaría muy bien, sí, sería fantástico pero es completamente irreal, impensable, como ir al mercado a por lechugas o tomates y que te los dieran gratis, o la hipoteca. Si la gente no cobra de la venta no tiene nada y el derecho de autor está justificadísimo. En la red tiene que haber un pago, porque si esto no es así no se puede vivir, no se puede seguir creando. Estoy convencido que el debate se solucionará. En EEUU y en Francia hay una nueva ley que se va a ir aplicando poco a poco¼ Es un mundo nuevo, revolucionario, en donde entra todo el mundo y es muy difícil de controlar. Fíjate en los pederastas de la red, es un mundo de una amplitud grotesca. Nunca somos conscientes de las grandes revoluciones y ahora estamos pasando por un proceso revolucionario digital, asombroso.

Sí, hemos evolucionado mucho tecnológicamente, pero socialmente…

Moralmente, poco. Es un hecho.

¿Y a dónde nos va a conducir?

El capitalismo está pasando por una fase muy discutible y peligrosa. Tiene el poder radical y no hay quien lo controle.

Cuando estás triste parece que lees el Libro del desasosiego de Pessoa.

Sí, nunca se puede ser tan triste como Pessoa, es un hombre tan deprimido que a su lado te sientes eufórico y piensas: mira, éste está peor que yo. Es un libro que tengo siempre a mano.

Un cuadro tuyo, así, rápido. 

Es muy difícil; yo siempre he dicho que prefiero mi proceso general a señalar cuadros concretos. De todas maneras hay algunos que han sido señalados especialmente por la crítica, por ejemplo Las Situaciones Meándricas espe- cialmente la tercera; también la serie sobre Peter Sellers especialmente el tríptico Pay- seyes, etc, etc. hay muchos.

¿Cuando ves tu obra te sientes satisfecho?

Le tengo cierto cariño. Antes no creas tú que se lo tenía, más bien todo lo contrario. Ahora le tengo cariño, que no es tanto como decir que la miro con admiración, es como si los cuadros fueran como nietos, gatitos o perritos (se ríe). Y se lo tengo a los buenos cuadros como a los malos, a este nivel de sentimentalismo los quieres a todos, a los malos incluso más, pobrecitos que salieron feos.

ArteCopyleftDerecho de autorExposiciónFotografíaLuis GordilloMuseoObraPessoaPinturaPremio VelázquezTallerVanguardia

Mariné me mata

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Redactor Optimista
miércoles, 13 julio 2016 / Publicado en De Charla

Pionero en el diseño gráfico en un país lleno de talento que está más acostumbrado a importarlo que a exportarlo, referente internacional en un mundo de símbolos cargados de mensajes, sigue pensando que su vocación (Premio Nacional de Diseño 2010) está muy ligada a seguir trabajando para la marca España. Mariné padre se deja retratar por Mariné hijo en su estudio, un lugar virgen, protegido por el artista de la curiosidad de otros ojos que no sean los de sus amigos. Esta es una sesión fotográfica intimista y única. 

Por JULIA HIGUERAS. Fotografía: PABLO MARINÉ

Captura de pantalla 2016-07-13 a las 16.41.45Entre tímido, pudoroso y retraído me es­pera Óscar Mariné (Madrid, 1950) senta­do en una de las sillas de la sala de juntas de su estudio madrileño, un estancia que huele diferente, un lugar apacible y solea­do donde el diseño gráfico y los sueños conviven en maravillosa armonía. Sólo hay que echar una ojeada a cualquiera de sus esquinas para verlo. Por un lado, y encima de un mueble metálico pegado a la pared, reposan los carteles de una de las películas de Pedro Almodóvar, Todo sobre mi madre, y a la izquierda de estos hay ejemplares de la revista Yvory y cómo no, también de Madrid me Mata, revista- icono de una época- por la que Óscar luchó hasta donde pudo y a la que le debe mucho a pesar de haber sido él quien le diera, bas­tante tiempo atrás, la vida misma. No sé cuánto llevo mirando em­belesada las paredes, pero el en­cuentro con sus ojos de hombre bueno y honrado me dicen que un poco más de la cuenta. Y dejo mi curiosidad por los objetos para adentrarme con curiosidad también en el artista que tengo frente a mí.

Camisa negra, pantalón negro, zapatos negros, gafas de pasta negra, pelo moreno salpicado de plata, todo parece muy oscuro en él menos su sonrisa de porcelana blanca. ‘Estoy asustado, me da vergüenza que me pongas la grabadora –me dice–. No me considero nada importante, a mí me gusta hablar a través de mi trabajo y no tengo muy claro que un diseñador gráfico tenga que ser una persona pública’. Dicho esto, me lanza una sonrisa franca, sincera, cruza las manos encima de la mesa dispuesto a responder a toda una batería de preguntas, las que sean, y su actitud junto a mi insistencia por entrevistarle me llevan a pensar que su pudor no es para nada una pose, sino que tiene mucho de verdad, como su obra.

Ahora entiendo el motivo de no haber en­contrado ninguna entrevista tuya en In­ternet, solo algunas declaraciones con mo­tivo de algún premio, ¿por qué?

Porque lo importante es lo que hago, mi trabajo. Soy el que tiene la idea y sabe cómo contarla, me expreso a través de ella. Normalmente, suelo hablar en medios más específicos que tienen que ver con mi profesión y lo hago para trasmitir mi experiencia y mi forma de trabajar, pero en este caso estoy encantado de contártelo a ti.

Hace mucho tiempo que conozco tu trabajo. Cuando empezaba a hacer mis primeros pi­nitos como periodista tú ya eras un diseña­dor reconocido fuera de España, y siempre pensaba: ¿cómo Óscar derivó hasta aquí? Todos tenemos un momento en la vida que es fundamental, que te empuja a ser lo que eres, ¿cuál es el tuyo?

Me había movido en varios sectores. Dudé mucho sobre lo que quería estudiar y no encontraba ninguna profesión que realmente me gustara. Estuve tentado a ser arquitecto, coqueteé con el cine, me interesó mucho la fotografía –soy hijo de un director de fotografía- y aprendí a fijarme en las cosas mirando a través del visor de una cámara, bien de cine o de fotografía, pero siempre he sido espectador. Luego estuve una época trabajando de periodista, hice un poco de todo, recorrí todos los sec­tores y me di cuenta de que tenía una gran capacidad para ser un buen comunicador, que en el fondo no era otra cosa que una mezcla de todo eso por lo que había tran­sitado y dentro del mundo de la comunica­ción acabé agarrándome al diseño gráfico que era una profesión muy nueva.

A partir de los 20 años, vivió más fuera que dentro de España, y veía el resultado de una profesión que, prácticamente, en nuestro país no existía: ‘Me empezó a atraer, me gus­tó mucho y comencé a acercarme a ella estu­diando, buscando textos, fue una especie de iniciación y no conocía a nadie a mi alrede­dor que pudiera ayudarme. Fue una pequeña o larga búsqueda, depende de cómo se mire. Tardé ocho o 10 años en lanzarme a hacer la revista Madrid me mata y es ahí cuando comenzaron a componerse las cosas. Y así empecé a trabajar. Como nadie me iba a con­tratar, pensé en ser yo mi propio cliente’.

Captura de pantalla 2016-07-13 a las 16.42.03Lo primero que hiciste fue una empresa en las que diseñaba camisetas…

Sí, hice co­sas tan sencillas como esa. Fue mi primer negocio (sonríe), a partir de ese momento conocí lo que eran los procesos mecánicos, la serigrafía, las técnicas de impresión, que es una forma magnífica de aprender esta profesión y luego haciendo una revista en la que el editor era un director gráfico, algo muy novedoso en aquella época. Moncho Alpuente era mi compañero de aventuras, firmaba como artista invitado, decidíamos muchos temas juntos, pero quien realmen­te tiraba de la revista era yo. En esa época conocí a mucha gente importante que me iba a acompañar a lo largo de mi vida profe­sional, entre ellos al fotógrafo Jordi Socías. La fotografía, la gráfica, toda la parte de imagen, era el motor del proyecto. Todo esto se fue consolidando y acabé teniendo un cliente, dos clientes, tres clientes y poco a poco fuimos creciendo.

Ay, Madrid me mata… de verdad. (Se ríe)

Madrid me mata ha sido como una constan­te en mi vida, y sigo pensando muchas co­sas que pensaba en aquel momento, como son afrontar los retos de frente e intentar hacer cosas que eran difíciles, pero no im­posibles. Era una revista ambiciosa porque quería cambiar muchas cosas y a mí me sir­vió mucho en mi carrera. De hecho, una de las personas más importantes dentro de mi profesión, y que fue determinante en mi ca­rrera, fue Tibor Kalman. La conocí a través de la revista. Era un importantísimo diseña­dor cuyo trabajo me empujó a dedicarme al diseño; si me decidí por esta profesión, fue por él. Años después, él vio la revista y se interesó por mi trabajo, quiso conocerme y me abrió las puertas de Nueva York. Lo recuerdo como algo increíble.

Ya solo por eso mereció la pena.

Claro, pero no solo eso. Lo verdaderamente importante han sido los muchos amigos que he hecho durante el tiempo que duró la revista y que todavía me acompañan. Para mí , menos un gran negocio, Madrid me mata lo ha sido todo. La verdad es que mi trabajo lo sigo viendo como una aventura y sigo planteándomelo de forma muy pareci­da a como era al principio, haciendo cosas que me gustan y en las que creo.


A Óscar Mariné, el nombre de Madrid me mata le parece que fue todo un hallazgo, toda una declaración de amor a una ciudad llena de matices que nunca ha sido van­guardista en el mundo del diseño, su mundo, pero al que ha estado unida y a pesar de tra­bajar mucho fuera nunca ha roto el hilo. ‘He ido y he vuelto. Mi vocación está muy ligada a España que es un país que necesita de una marca. Tiene que buscar su oportunidad de saber cómo venderse. Antes se pensaba que lo de encontrar una marca estaba muy ligado a la publicidad, sin embargo no es solo un tema de una campaña sino de sím­bolos e imágenes. Las marcas y los símbolos españoles tienen que ser de primera’.


Captura de pantalla 2016-07-13 a las 16.40.01Tú has potenciado siempre los símbolos de este país…

Es el eje de nuestro trabajo, pero la sociedad lo confunde: no sabe diferen­ciar entre lo que es la publicidad, lo que es la gráfica, lo que es una marca. La buena comunicación está en saber extraer la esencia y las mar­cas españolas no han sabido hacerlo, tienen que ser bue­nas y no lo son.

¿Por qué?

Porque España es un país muy joven en el mun­do de la comunicación y está más acostumbrado a impor­tar que a vender producto.

Y a ti esto no te parece bien.

No lo critico, lo expongo porque creo que es así. Somos un país muy joven, que hace nada era to­talmente rural, poco industrializado, donde todo se basaba en experiencias familiares o de grupos. No tenemos tradición de grandes marcas, ni siquiera nuestras grandes multi­nacionales tienen una marca que compita en el exterior. Sin embargo, los anglosajones llevan haciéndolo 200 o 300 años. Cuando ves una película del oeste, si te fijas, cada uno de los frontales de las tiendas tiene un rótulo más convincente y sugerente que el otro. Y cuando ves una película de España del siglo XIX esa cultura es prácticamente nula… Si comparamos cómo se ha vendi­do la cultura anglosajona o la francesa nos damos cuenta enseguida de que a nosotros nos queda ese tramo por hacer.

Supongo que es cuestión de personalidad, de forma de ser.

Sí, fuera la gente nos quiere mu­cho. Siempre que viajo me doy cuenta de que a los españoles se nos ve como personas con mucha energía, mucha fuerza, convincentes y muy creativos. Todo el mundo está espe­rando a que movamos ficha. Antes había dificultades para trabajar fuera de España; ahora lo más difícil es trabajar dentro.

Captura de pantalla 2016-07-13 a las 16.39.54¿Qué quieres decir?

Pues que me noto cuestionado en Andalucía por ponerte un ejemplo, o en Barcelona. Todo el tema de los nacionalismos ha hecho mucho daño a este país, nos peleamos unos con otros como si fuéramos equipos de fútbol, cuan­do lo importante es que estuviéramos todos juntos, que trabajáramos como la selección española, porque está claro que la selección española juega mejor que el equipo local, ¿no? Creo que a la hora de construir nuestros símbolos también es importante que quienes los hagan estén jugando en la selección española y que cuando haya una oportunidad de comu­nicar alguno de los grandes hallazgos de la cultura española se haga en primera divi­sión, lo contrario, nos empobrece. Mira, yo con 20 años tenía solucionado el tema de los nacionalismos y me lancé al mun­do y siempre he funcionado perfectamente. Cuando vuelvo a España esto me llama mu­chísimo la atención, que estemos pegán­donos los del pueblo de arriba con los del pueblo de abajo. Este tipo de confrontación a mí me produce hasta una sonrisa.

Al hilo de lo que cuentas, ¿cómo ves la situa­ción que vivimos en este momento?

La situa­ción es confusa, creo que hay que elegir muy bien a tus amigos, a tus compañeros de viaje porque lo que está pasando es terriblemen­te difícil de entender. Si echas la vista atrás, es una de las situaciones más confusas que recuerdo. Pero, bueno, de las situaciones complicadas salen los grandes proyectos, los grandes amores…

Captura de pantalla 2016-07-13 a las 16.43.07Lo que está claro es que el ser humano es ex­traño.

Toda esta aventura de codicia, todo esto que está pasando es simplemente porque no somos buenos; menos mal que viene el Papa a vernos para que podamos confesarnos y nos perdone lo ma­los que somos. Es curioso que las épocas en las que hay más dinero sean las peores. Todo lo que está pasando tiene su origen en que ha sobrado el dinero, en la especula­ción masiva; no hacía falta trabajar, ¿para qué? Con cobrarle al de al lado un poco más de lo que te habían cobrado a ti por cualquier cosa, bastaba. Esta situación ha durado mucho tiempo, hemos vivido muchos años de una manera muy poco or­todoxa y ahora estamos viendo el resultado de todo aquello. Si tengo que decir la verdad, prefiero estos tiempos, los de ahora, con su crisis, que los que he pasado. Hoy con me­nos dinero soy más feliz que antes; además, veo que tenemos que ir hacia arriba porque ya no podemos ir más abajo. Y esto me da muchas esperanzas y me hace compartir mi vida con gente estupenda, la gente con la que tenía que relacionarme antes, por los tiempos que corrían, no lo eran.

La cultura del mínimo esfuerzo.

Sí, también están los que se esforzaban y se han esforza­do siempre. Ha habido gente que ha hecho su trabajo bien en todos los ámbitos, es la gente que entiende que hay que tomar una postura, que se comporta conforme a sus creencias y, pase lo que pase, funciona. De otro modo, si esto no hubiese sido así, el mundo se hubiera quemado hace mucho tiempo.

Ni la maldad ni la bondad son nunca completas.

No, están los claroscuros. Todos tenemos nuestro lado oscuro, pero en unos es mucho mayor que en otros. Lo impor­tante es que la vida continúa y en los mo­mentos difíciles hay que pararse a coger un poco más de aire y no desesperar, también hay más recompensas. Cuando las cosas son más difíciles, conseguir avanzar te hace sentirte más orgulloso de ti mismo.

Captura de pantalla 2016-07-13 a las 16.41.55Es verdad.

Tocar tierra hace que me sienta más ser humano. Tampoco me preocupa mucho el dinero, no soy una persona am­biciosa. Sí me preocupa poder hacer lo que quiero aunque solo me dé para sobrevivir, con esto me es más que suficiente. Poder pintar, reflexionar, porque detrás de mí tra­bajo hay mucha reflexión, no sé si mi trabajo será o no importante, pero a mí me gusta planteármelo como si lo fuera y cada vez que hago algún proyecto sé que lo va a ver mucha gente. Recuerdo, cuando estuve diseñando Babelia para el periódico El País, que pensaba en los miles de personas que iban a recibir la información, que en este caso era cultural, y en lo que mi trabajo iba a suponer para estos lectores, en la forma como yo planteaba el ritmo de las palabras, las interlíneas, como iba a estar contada toda la información que allí se iba a volcar, de alguna forma iba a fo­mentar el amor por lo gráfico, por la letra, por lo que estaba escrito, y para mí era una gran responsabilidad. Igual sucede con un cartel de un concierto, o cuando hago el cartel de una película, una campaña social o una ex­posición. Todo eso se va quedando, el tiem­po pasa y lo recuerdas porque forma parte de tu vida, de tus experiencias…

Eres Premio Nacional de Diseño 2010. Esta es otra experiencia más para añadir.

(Son­ríe).Me pareció increíble porque he hecho mi carrera fuera de las instituciones, no soy un diseñador muy oficial, que digamos… Sí es cierto que llevo mucho tiempo trabajan­do y supongo que mi trabajo ha ido crista­lizando. Lo que en un principio era una ca­rrera tan periférica, se ha ido oficializando, al final la gente te va conociendo, por insis­tencia, creo yo, o por pesadez. El premio es una de esas pequeñas gotas que te empujan a seguir. Estoy muy contento.

Y añade: ‘Mi casa es mi mundo, sí, pero lo único que pretendo es compartir, aprender, escuchar; espero otras voces. Esta profe­sión es una elección particular y en mi caso, me ha costado tanto tiempo y tanto camino aprenderla que ahora tengo muchas ganas de compartir mis conocimientos, para que los que vengan detrás no tarden tanto en llegar hasta donde he llegado yo…’

He oído que te llaman espíritu ‘net’ (perso­na abocada al estudio y labor espiritual que presta poco interés por las actividades de­portivas), supongo que lo sabes.

(Carcajada socarrona). Cuando digo que mi casa es mi mundo es cierto; vivo rodeado de libros, dis­cos y es el sitio donde más feliz soy. He teni­do que estudiar tanto… Todos los días de mi vida veo una película, todos los días de mi vida oigo música y eso significa que tengo muchos libros, una especie de biblioteca y muchos discos; soy un hombre muy casero.

Ahora en tu profesión, como en otras cuantas,hay mucho intrusismo.

La de diseñador es una profesión en la que tienes que nutrirte mucho. Los arquitectos acaban la carrera con 22 años y ya está, son arquitectos toda su vida. Nosotros no somos nada, menos aún en esta generación en la que nadie tiene un título y cualquiera puede autodenominarse diseñador. Tenemos un 99% de intrusismo.

Captura de pantalla 2016-07-13 a las 16.42.52El día en que las cosas no han ido muy bien en el trabajo, llegas a tu casa y te metes en tu rincón. Dime, ¿qué música pones en ese momento?

Soy muy actual, me gusta la música que hace la gente joven. Tengo mis preferencias pero estoy muy cercano a la pulsión juvenil. La música es un arte donde la gente entra muy joven y lo hace muy bien, mucho más en los países anglo­sajones porque todos aprenden a tocar un instrumento en el colegio. Yo pertenezco a una generación de músicos extraordina­rios; he tenido la oportunidad de crecer con Jimie Hendrix, Janis Joplin o Bob Dylan y es imposible compararla con ninguna otra. Sin embargo no me gusta quedarme anclado en aquella generación, me gusta estar al día de lo que se hace ahora. Eso me ayuda mucho a trabajar, a levantarme y a pensar que cada día hay que hacer algo nuevo. Me cuesta refugiarme en Mozart y prefiero escuchar a gente que tiene la osadía y el arrojo de los 20 años, que lucha por hacer las cosas bien y conseguirlo tan temprano es muy difícil. También me gustan la pintura, la fotografía, el arte y seguir a esa gente que irrumpe con su juventud, con fuerza. Estudiar, vigilar esos movimientos forma parte de mi trabajo y es mi responsabilidad saber lo que se está cociendo en el mundo.

De todo lo que has hecho, que es mucho y muy amplio, hay algún trabajo que te haya llegado más, que te haya hecho sentir mejor contigo mismo.

Hago todo mis trabajos con el mismo amor y los quiero a todos igual. Tengo una especie de respeto por todos los trabajos que me han encargado y que empieza en la persona que me ha elegido para hacerlo. Lo más difícil de mi profesión es que alguien confíe en lo que haces para que le soluciones un problema, de ahí mi entrega, mis ganas de ser socialmente útil, económicamente útil, sostenible, que lo que hago sirva para algo.

Captura de pantalla 2016-07-13 a las 16.42.58Y que llegue.

Sí, que le llegue a la gente. Me gusta que los que se vayan apuntando a esta pro­fesión también se sientan mo­tivados, desafiados con este trabajo, que produzca movi­miento, unas veces bueno, otras malo, pero que no pase nunca desapercibido.

Has perdido alguna vez la ilusión.

No (ro­tundo). Nunca he perdido la ilusión. Se­guramente, que me costara tanto trabajo tener un cliente, ha potenciado mi ilusión por seguir trabajando y trabajando. Cuan­do veo que la gente se desespera tanto por­que a los 25 años no pueden pagar la letra del piso, sonrío. Yo, las letras del piso las empecé a pagar muy mayor, he vivido de otra forma, tenía muy claro que este era un trabajo que me iba a exigir una vida bohe­mia y he compartido casa con amigos… Lo he pasado muy bien y con muy poco dinero, pero tenía claro que si quería trabajar en esto debía pasar por esa etapa. Lo que me costó más fue expresar lo que yo quería como yo quería, que la gente creyese en mí, que no me cambiase las cosas, todo eso me costó tanto esfuerzo que ahora mismo siento como si estuviera empezando.


Óscar se levanta y cierra el ventanal que da a la calle Barquillo. Enfrente hay un parque y como él mismo apunta, parece un barrio de principios del siglo XX. Hay abuelos sentados en los bancos de piedra que de­dican su mañana a ver a la gente pasar, a encontrarle el pulso a la vida que por esta zona pasa más lentamente que en el resto de este Madrid que mata. ‘Soy una persona tolerante –continúa-, más bien diría que me gusta mucho trabajar en equipo porque en esta carrera se requieren constantes diálogos, otras miradas para conseguir un producto útil y también bello, porque la belleza no es ningún pecado’. •


 

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Alberto Bañuelos, el escultor honesto

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Redactor Optimista
miércoles, 13 julio 2016 / Publicado en De Charla

Fíjate bien en su mirada. pues su discurso y su obra es igual: sincera. Puro reflejo de una concienzuda búsqueda interior. como pasos de un bolero entre el vacío y el lleno. Aunque desconocido aún para el gran público español, su obra se expone ya en China (Los jardines de Changchun), Canadá (Los Trois-Rivières de Quebec), Italia (el museo de escultura de carrara) o dentro del propio museo de arte moderno de Valencia. A Bañuelos le gusta el número 7, lee tanto como esculpe, le falta un trozo del dedo gordo del pie porque con él intentó parar la caída de una escultura y sueña con la búsqueda de la perfección. ‘pero ¿la búsqueda de la perfección es una razón estética o moral?’ pregunta tratando de expulsar a sus fantasmas. porque es un creador de esculturas que podría haber sido filósofo (aunque él se licenció en políticas y sociología). A fecha de hoy ha creado 732 obras con alma y en armonía con la naturaleza. Así es él.

Por Paloma Rosado. Fotografía: Álex Río

 

Captura de pantalla 2016-07-13 a las 16.11.28En su taller suena música en una radio Fisher Price a la que no le ha cambiado las pilas desde que sus hijos dejaron de usarla, hace más de 20 años. ‘Es por la energía que hay aquí -dice jocoso-, por la mala leche que circula cuando algo no me sale. Eso las recarga, Jajaja’, dice. Su almacén de piedras ocupa la cancha de tenis de su casa y su biblioteca es uno de sus bienes más preciados. ¿El otro? Su trabajo y su familia de los que habla con pasión. ‘Tengo la suerte de tener una mujer y unos hijos estupendos que aceptan mis defectos’ dice refiriéndose a ellos’.

Su perfil es un tanto atípico. La primera escultura la hizo a los 32 años, su primera exposición a los 35…

Porque antes era pintor, hasta que hice una primera escultura y a partir de ese momento dejé los pinceles que me hacían sufrir mucho y con los que no me expresaba bien. Y ahora no es que siempre disfrute, también sufro, pero me expreso mejor.

¿Quién diría que es usted?

Un hombre del Renacimiento, por lo menos por la edad ¡jajaja! Me veo como alguien enamorado de su trabajo que trata de expre­sar su pensamiento mediante la escultura y que va evolucionando constantemente. En el momento en que no haga algo que sea inte­resante lo dejaré. Copiar a los demás es necesario para aprender, como decía Picasso, pero copiarse a sí mismo es trágico.

¿Por eso cada 6 ó 7 años da un salto y cambia de etapa?

Puede ser. Ahora con la deconstrucción llevo siete años y ya es­toy empezando a hacer unas cosas que me parecen diferentes, trabajando el interior de las piedras, haciendo que la luz ilumine el interior.

¿Por qué deconstruye? ¿Qué es eso exáctamente?

Yo soy licenciado en Ciencias Políticas, he estudiado a Jacques Derrida, el padre de la deconstrucción y él decía que era destruir algo para volver a construirlo. En mi caso con una piedra, que pare­ce que siempre va a ser así, yo la corto y la cambio para que acabe siendo una cosa distinta.

¿Cuánto tiempo lleva este proceso?

Hay esculturas en las que puedo invertir semanas, meses o años. Tengo una que tardé 20 años en acabar, es mi récord. Porque antes de hacer una escultura tengo que pasar por el estudio donde leo, investigo, vivo mi proceso interior, que es lo más duro porque es lo que más tiempo lleva. Aprender a picar piedra es cuestión de un mes, pero qué quieres decir con eso te puede llevar toda la vida. Cuando voy a las canteras a comprar piedras (porque está prohi­bido coger las grandes del campo), cualquiera de los trabajadores pica muchísimo mejor que yo, pero ¿lo viven como proceso inte­rior? Yo ya llevo 732 esculturas y algunas de 400 toneladas.

Captura de pantalla 2016-07-13 a las 16.11.20¿Qué tiene la piedra que no tiene el bronce, el hierro o los plásticos?

La piedra es insustituible. En el momento en el que le haces una transformación ya está, sólo sirve para lo que la has transformado. El bronce lo puedes fundir pero la piedra es lo único que se ha conservado desde la Antigüedad, porque no tiene ningún valor, por eso están esas esculturas en los museos, sino las habrían fundido o vete tú a saber. Pero la piedra es eterna. Tal vez en lo que yo hago hay una intención de perdurar… puede ser algo inconsciente.

¿Por qué elige una piedra concreta y no otra?

A veces estoy buscando algo y la piedra me dice: ‘estoy aquí’ y al verla resulta que he soñado con ella o que es igual a la de mi imaginación. Y hago la maqueta y sale bien. Es muy bonito, son momentos muy creativos (aunque también los hay de otro tipo).

La profesora González Vicario dice que hoy la escultu­ra juega a veces a ser arquitectura y usted tiene esas grandes obras de 400 toneladas.

Así es. Yo estoy trabajando también con arquitectos y tengo obras que ya rozan la arquitectura.

¿Cómo combinan Arte y Naturaleza?

Yo creo que lo interesante es que el Arte no agreda a la Naturaleza. Cuando trato la piedra, la respeto, no la oculto, trato de que se vea que es piedra haciendo un cambio, un juego de movimientos…

¿Con qué crea? ¿Con el corazón, las tripas o la mente?

Con todo y con el inconsciente. Hubo épocas en las que intentaba expresar lo que quería y no podía. Cuando uno sabe lo que quiere expresar, luego tiene que relajarse, porque haga lo haga va a hacer lo que es, lo que vive… Lo que he hecho es invertir en mí y ser hon­rado porque haga lo que haga no tiene ningún mérito. Y no lo hago porque sea buena persona si no porque sé que es la única manera de funcionar bien. Todo lo que veo y lo que leo sale si me relajo.

Lo último que ha visto o leído y que influye en su obra…

La obra de autor que me dejó fuera de juego y que aún no he su­perado. Es un alemán al que se acusó de estar con Hitler y no era así en absoluto. Se llama Benn. Tiene tres tomos enormes que me regaló mi mujer y que me cambiaron la vida; es poesía, su pensa­miento y su biografía. Después de eso cualquier cosa que he leído me ha parecido una tontería, lo que me ha hecho mucho daño porque he estado sin poder leer… Intenté volver a Proust y nada. Volví a El Quijote y lo dejé a la mitad.

Captura de pantalla 2016-07-13 a las 16.11.38

En su taller se respira una paz desordenada. Y mucho tiene que ver que esté en plena naturaleza. Se levanta a las 6.30 h., nada una hora y después de desayunar con la familia al completo, él se pone a trabajar ‘y no salgo, no voy a exposiciones y eventos. Esto es como un convento, algo cuasireligioso’, dice.  

 

Es usted un gran desconocido en España.

Y es por mi culpa, porque estoy aquí todo el día metido. Porque yo a las siete de la tarde tengo aún mucho que leer y estoy cansado, y acabo yéndome al estudio. Aunque reconozco que tampoco me ha preocupado que me conozcan. Siempre he tenido gente que me ha comprado la obra, españoles y sobre todo franceses y ame­ricanos y como puedo vivir bien…

¿Se vende bien su obra?

Hasta la fecha, sí. Porque quien me compra, repite.

Captura de pantalla 2016-07-13 a las 16.11.47¿Qué intuye que ve quien le compra?

Yo creo que se ven reflejados. Porque como lo que hago, lo hago de corazón, eso es un lenguaje universal y lo entiende un chino, un americano o quien sea. Hay alma. Como decía mi bisabuelo, al que yo no conocí: ‘hijo mío, en esta vida sólo hay una manera de comportarse: la fija’. Todos sabemos lo que tenemos que hacer. Otra cosa es que no lo hagamos….

Habla de indignación ante la miseria, la desigualdad, la necesidad de compromiso… pero, ¿cómo se traslada eso a su obra

Yo lo he trasladado a un nivel personal muy íntimo, lo que puedo hacer desde mi pequeño rincón lo hago. Una de las cosas que yo intento hacer, por ejemplo, es ser honrado con mi trabajo porque no está de moda lo que yo hago. La deconstrucción es un movi­miento que me he inventado yo, así que no puede estar de moda, pero esto es lo que tengo que hacer ahora.

¿Es más bello lo más simple?

Sí, sin duda, aunque a mí me ha costado años llegar a eso.

Ya ha salido el tema de la trascendencia y que usted sospecha que busca trascender con su obra porque la vida es corta…

… y la mitad de noche, jajaja… Y, encima, hay noches geniales y otras son un desastre. Yo de eso me dí cuenta muy joven. De pe­queño tuve meningitis, estuve muy malito pero me salvé. Y siempre he sentido que esto es un suspiro. Esto va tan rápido que no se puede perder el tiempo en no ser uno mismo y en no hacer lo que se tiene que hacer. Por eso pensar ‘ya lo haré mañana’ es un error. Si quieres hacer algo ponte hoy. Fíjate yo trabajo un montón ¡y soy consciente de que no me va a dar tiempo a hacer lo que quiero! Me voy a quedar en la entrada de las cosas.

Hablando de hacer, ¿qué hace este verano?

Trabajar. Tengo que cerrar un par de cosas en México D.F. y aquí, en Guadalajara. Además me han ofrecido el Hispanic Institute de Nueva York. Este año cuando a Frank Stella le dieron el Premio In­ternacional Julio González del IVAM, él y su ex mujer, Barbara Rose, vieron mi exposición y me propusieron llevarme a Nueva York.

Tal vez su momento para dar el salto al gran público está llegando.·

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