Matteo tenía 18 años recién cumplidos. Era el verano de 1985, y con sus compañeros del bachillerato estaba celebrando haber terminado el Liceo Scientifico.
Entre chanclas, mochilas Invicta, hormonas y maletas Samsonite, escuchaban en el radiocasete del coche “When Doves Cry” de Prince & The Revolution, de ruta hacia un merecido verano de descanso y diversión digno de la novela “Call Me By Your Name”; de André Aciman.
Durante la universidad, para poder comprarme todo lo que, según mis padres, era totalmente innecesario, empecé a trabajar los fines de semana en la guardarropía de una conocida discoteca de Brescia, mi ciudad natal.
Todavía recuerdo lo obsesivos que éramos los chicos hablando de coches y motores.
Con 19 años y un carnet de conducir recién estrenado, teníamos ganas de comernos el mundo sobre ruedas.
Cada semana esperaba que mi padre volviera a casa con sus revistas de coches preferidas para poder descubrir las últimas novedades y soñar con poder comprarme, aunque fuese de segunda mano, uno de estos inalcanzables bólidos a motor. (más…)