La Orchestra of the Age of Enlightenment es una de las orquestas más celebradas del mundo.
Pretende, con música y comportamientos responsables, ilustrar el siglo XXI.
Eso sí, dejando las reglas en la puerta del teatro. Es innovadora y singular, porque todas las orquestas no tienen por qué ser iguales.
Por FERNANDO LÓPEZ DEL PRADO
Fotografía joe plommer y eric richmond
Venciendo todo pudor he de reconocer que fue amor a primera vista, magia al primer roce.
Escalofríos al primer compás.
Un aroma musical tan intenso que aún reconozco en mi piel.
Desde hace unos meses, mantengo una maravillosa relación artística con una orquesta de cuyos virtuosos instrumentos han salido las vitaminas musicales que han conseguido que mi alma no se pusiera mala ni una sola vez durante todo el invierno.
Invierno que ha resultado ser uno de los más fríos y largos de los últimos años en el Reino Unido e Irlanda del Norte. Esta generosa amante toma el certero nombre de Orquesta de la Edad de la Ilustración.
La Orchestra of the Age of Enlightenment, como se la conoce por estos lares británicos, es mucho más que un grupo de personas que tocan instrumentos antiguos.
Son, por méritos propios, una de las orquestas de época más celebradas del mundo y un conjunto maravilloso de artistas comprometidos con la universalidad de la música y con sus efectos positivos en el ser humano, con la constante búsqueda de la excelencia y con la valentía de desafiar, con mucho respeto, la concepción clásica de lo que entendemos por orquesta.
Todo en mi relación con ellos ha sido muy fácil.
Un día me armé de valor y les llamé.
A partir de ahí Matthew Grindon se ocupó de todo.
Días después me encuentro preguntando a Stephen Carpenter, Director General de la orquesta, a qué se debe esa maravillosa tendencia por hacer las cosas diferentes.
‘Creo que la respuesta se ha de buscar en nuestro propio nombre.
La Ilustración, además de ser el periodo histórico de donde proviene nuestro repertorio musical principal, es un momento donde determinadas personas empezaron a cuestionarse la manera tradicional de hacer y entender las cosas, a desafiar el orden aceptado de los elementos.
Gracias a esa actitud vital fue posible que se hicieran grandes descubrimientos.
Fue un periodo histórico marcado por su carácter revolucionario.
Y eso también marca la actitud de la orquesta, nuestra constante experimentación, repensar las reglas establecidas con la intención de ofrecer sensaciones inéditas’.
Tengo la oportunidad de formular la misma pregunta a Martin Kelly, violista y vicepresidenterotatorio de la Dirección Artística de la orquesta.
‘Intentamos ofrecer una nueva perspectiva.
Pero sí preservamos la pureza de la música.
Utilizando instrumentos de época pretendemos ofrecer el sonido original.
Estamos intentando reproducir el mismo sonido que afloró de los instrumentos hace 300 años.
No digo que sea mejor nuestra manera de hacer las cosas, pero sí estamos convencidos de que utilizando estos instrumentos nos acercamos más a lo que el compositor estaba
pensando, a cómo quería que sonara en el momento de la creación.
Como lo escuchó el autor en primer lugar.
Es un gran reto que nos ponemos, también en el sentido de que los instrumentos no están diseñados para que todo funcione y suene bien, como en los instrumentos modernos.
Tocar instrumentos de época también supone un reto físico.
Implica utilizar un sistema de dedos diferentes.
Ahí radica la mayor diferencia y para mí es una manera muy honesta de ser diferente, de compartir con la audiencia la experiencia de escuchar una pieza musical tal y como fue escuchada el día de su estreno’.
La Orquesta de la Edad de la Ilustración surge del sueño de un grupo de no más de cinco músicos de tomar las riendas de su trayectoria profesional.
En vez de buscar una formación a la que unirse, decidieron comenzar la suya propia.
En vez estar a las órdenes de un solo director de orquesta, pensaron que definitivamente sería más interesante invitar a múltiples directores a trabajar con ellos.
‘La Ilustración además es el periodo histórico de donde proviene nuestro repertorio principal’
Tomaron como referencia musical la época de la Ilustración, pero prometieron que no se quedarían ahí.
Durante su primer año de vida, en 1986, dieron unos cuantos conciertos.
Iban sobradísimos de talento y tan justos de dinero que superar los primeros meses fue considerado todo un milagro.
Pasó un año y al primero le siguió un segundo y un tercero.
Empezaron a contar con un reducido y muy leal grupo de benefactores que creyeron en el alma de la orquesta y que se mantienen desde entonces.
Lograron convertirse en orquesta residente del Southbank Centre y del Festival de Glyndebourne en el Condado de Sussex, al sur de Inglaterra.
Consiguieron contratos con discográficas.
Fueron reclamados para tocar en otros países.
La crítica les empezó a reconocer y el público a seguir fielmente allá donde fueran llamados a desplegar su talento.
La orquesta se consolidó, pero permaneció su vocación de seguir experimentando nuevos formatos, técnicas musicales y enfoques de ensayo.
En la orquesta el liderazgo se rota entre cuatro músicos: Alison Bury, Matthew Truscott, Kati Debretzeni y Margaret Faultless.
Y por decisión de los propios músicos cuentan con cuatro artistas principales: Sir Simon Rattle, Ivan Fischer, Mark Elder y Vladimir Jurowski.
Son directores de orquesta con los que han disfrutado especialmente al trabajar, les han seguido invitando a trabajar con ellos y con los que han desarrollado una relación especial, cercana a la familiar.
¿Cuáles son las principales ventajas de no contar con un solo director?
Una de las principales ventajas es que trabajas con personas diferentes todo el tiempo y eso es muy refrescante, te da mucha experiencia, aprendes de ellos y de sus métodos de trabajo.
También te da la oportunidad de trabajar no solo con especialistas en un determinado tipo de música.
Por ejemplo Marin Alsop –una directora de orquesta absolutamente maravillosa- fue asistente de Leonard Bernstein y una de sus especialidades es la música americana del siglo XX y de no tener nuestro sistema de trabajo nunca habríamos tenido la oportunidad de trabajar con ella, porque su periodo de especialización no es el nuestro.
Pero ella declaró estar muy interesada en explorar y conocer más profundamente la obra de Schumman con nosotros.
Es una mujer con una energía fantástica y además logra con el público una gran complicidad.
El concierto previo al que hicimos con Marin fue con uno de los mejores pianistas del mundo, el húngaro András Schiff, un gran músico; no toca muy a menudo el fortepiano -instrumento intermedio entre el clavicordio y el piano del siglo XIX- pero logramos hacer dos conciertos con él tocando este tipo de piano.
Trabajar con él fue verdaderamente inspirador para nosotros; fue un gran concierto, nunca habíamos trabajado con él antes y nos sentimos muy afortunados por haber tenido la oportunidad de hacerlo.
Esta manera de trabajar es una fuente inagotable de inspiración.
Otra de las ventajas para nosotros es que la dirección artística va rotando entre diferentes miembros de la orquesta.
Por ejemplo, Kati es una fantástica violinista y asumiendo la dirección temporal se le da la oportunidad de seguir desarrollando su carrera.
Ella es una de nuestros líderes y queremos contribuir a que se la conozca mejor.
Fue ella quien lideró el proceso creativo de Las cuatro estaciones de Vivaldi donde contamos con la coreografía de Herni Oguike.
Que ha supuesto uno de nuestros mayores aciertos.
Y tiene razón. Yo tuve la gran suerte de poder estar entre el público y he reconocer que fue de una de las noches más emocionantes desde que empecé mi romance con la orquesta.
Las cuatro estaciones de Vivaldi es una pieza fácilmente reconocida por todos, pero la Orquesta nos tenía una maravillosa sorpresa para esa noche.
Hizo fiel honor a su propio nombre y cuando se apagaron las luces que daban comienzo al espectáculo nos volvió a iluminar.
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Stephen Carpenter me confiesa que ‘no queríamos dejar de disfrutar de la música de Vivaldi, pero sí teníamos bastante claro que queríamos poner en escena un espectáculo diferente.
Hace unos años hice una consulta a nuestra violinista principal, Kati Debretzeni y me comentó que quería probar esta pieza pero de otra manera.
Poco a poco la idea de combinarlo con danza contemporánea fue ganando más adeptos y finalmente fue Herni Oguike el encargado de crear la coreografía.
La presencia de la danza sobre el escenario le dio una nueva narrativa a la música.
Fue muy emocionante ver a Kati caminar entre los bailarines, dirigir a la orquesta y al tiempo tocar maravillosamente su violín.
Hay que ser muy especial para ser capaz de hacerlo y ella desde luego lo es’.
Además de idear espectáculos donde combinan música clásica con danza contemporánea.
Esta orquesta lleva algunos años ofreciendo una serie de conciertos en un formato distinto.
Es lo que llaman el Turno de Noche o Night Shift. Stephen me cuenta cómo surgió esta iniciativa.
‘Creamos este formato especial para atraer a un público más joven. En un ambiente más informal, más relajado Solemos empezar a las 10 de la noche, de ahí el nombre.
Una hora antes de que dé comienzo en el vestíbulo del Queen Elizabeth Hall hay un Dj tocando y se ofrecen bebidas.
De 10 a 11 se elige una pieza de nuestro repertorio principal y de 11 a 12 de vuelta al vestíbulo y al Dj.
Cuando se estaba desarrollando este formato de concierto se pensó en personas de 18 a 35 años, en la población estudiantil y jóvenes profesionales.
Empezamos de manera bastante discreta con una media de público de 200 a 300 personas y ahora estamos vendiendo todas las entradas como pasó para el espectáculo de Las cuatro estaciones de Vivaldi, con cerca de 1.000 personas.
La principal característica es que supera el formato de un concierto al uso donde la orquesta llega, toca y se va.
En este tipo de conciertos pretendemos ser informativos, queremos explicar en qué contexto se compuso la obra, contamos con la presencia de un presentador que hace preguntas al director de la orquesta y a alguno de los músicos.
Del mismo modo todas las reglas que rigen los conciertos convencionales se olvidan.
Cuando comienza el espectáculo no se tiene que dejar la copa de vino en la barra del bar sino que se puede meter dentro del auditorio, la gente puede entrar y salir, se puede hablar, comentar lo que se está escuchando.
Y es curioso porque al final deciden no hacerlo y el público permanece en sus asientos y el nivel de atención es muy alto.
Desde que empezamos ha sido un éxito.
Hacemos cuatro o cinco de estos conciertos cada año.
Y una de las cosas que me gustaría resaltar de nuestra orquesta es que a pesar de tener un repertorio de música de época, con instrumentos originales, tenemos una manera muy actual en cuanto al diseño de nuestros formatos de conciertos y en cuanto a la manera que tenemos de presentar nuestra música.
Gran parte de la publicidad que se hace del Turno de Noche se hace a través de Twitter y Facebook.
Creo que estamos siendo bastante pioneros en probar otros caminos de presentar la orquesta al público’.
En opinión de Martin Kelly, el celebrado Turno de Noche ‘no era realmente una necesidad de la orquesta, era más un deseo, queríamos atraer a la gente joven a la música clásica.
Como músicos, como artistas, creemos que la música es una experiencia apasionante, fascinante.
Y queríamos compartir esta fascinación con una audiencia más joven y debíamos ponerlo de una manera que resultara suficientemente atractiva y cercana.
En un ambiente más relajado, menos estirado, más informal.
La fama de los conciertos de música clásica es que son para gente mayor.
La energía de esta música puede conectar perfectamente con la gente joven, pero ellos tienen que dar una oportunidad a la música clásica.
Así que lo intentamos. Al principio cuando empezamos teníamos el patrocinio muy modesto de una marca de cerveza por lo que se ofrecía una cerveza gratis a quien asistiera a nuestro espectáculo’.
Había que ofrecer cerveza gratis para conseguir que gente joven fuera a un concierto de música clásica…
No necesariamente, también tuvimos que poner entradas baratas -entre risas-, pero no hay que negar que quizá la presencia de la cerveza jugó a nuestro favor.
Cuál es la interactuación de los músicos con la audiencia en este tipo de conciertos.
En algunas ocasiones nos piden que hablemos sobre la pieza que se va a tocar y ahí se abre un turno de preguntas.
En algunas ocasiones el público, o parte de él, se sienta en el mismo escenario que nosotros.
Este tipo de conciertos son una gran oportunidad de trabajo y para pasarlo bien. El formato se presta a disfrutar mucho trabajando, es más relajado.
Las y los músicos de la Orquesta de la Edad de la Ilustración son capaces de no dejar ni una entrada sin vender en el mítico Royal Festival Hall y al tiempo que acuden regularmente a escuelas cercanas al edificio del Kings Place, donde comparten sede con el rotativo inglés The Guardian, para desplegar su música ante niños y niñas de siete años.
Cuentan con un programa educativo muy ambicioso.
Stephen me confirma que ‘nuestro programa educativo está llegando anualmente a unos 5.000 niños y niñas repartidos por todo el país.
Estamos poniendo en contacto a estos jóvenes con la música clásica.
Creo que muchos de nuestros artistas han sido inspirados por músicos cuando eran pequeños y mediante estas actividades están devolviendo lo que un día les hizo decidir dedicarse a la música. Por ejemplo, yo recuerdo escuchar música en directo en mi escuela y pensar que era maravilloso y que yo me quería dedicar a eso.
Por lo que considero que es de vital importancia que mantengamos este ciclo y que pongamos a disposición de audiencias jóvenes la magia y los efectos positivos de la música clásica y en nuestro caso la música que se creó en el periodo de la Ilustración.’
En el programa de conciertos para esta temporada, los músicos comparten portada y páginas interiores con miembros de la audiencia vestidos de las más dispares maneras.
Y junto al nombre de la orquesta reza que no todas las audiencias son iguales.
‘Tampoco lo son todas las orquestas.
Nosotros no somos como el resto por la manera que tenemos de presentar nuestros espectáculos, por la manera que tenemos de llegar hasta las partituras, por el enfoque que le damos a las diferentes piezas musicales que elegimos.
También creemos que no somos una orquesta para únicamente una audiencia de clase media que acude regularmente a conciertos de música clásica, sino que queremos llegar a un público cada vez más amplio y variado, pretendemos llegar a cualquier hombre o mujer o niño o niña.
No queremos excluir a nadie, queremos dar la bienvenida a todo el mundo, queremos extender los efectos positivos de nuestra música a todas las personas. De ahí que la audiencia juegue un papel tan central en nuestro trabajo. Esto nos hace diferentes, también la manera que tenemos de publicitarnos, de hacer nuestros programas. Otro aspecto que creo que también nos diferencia es nuestro compromiso con el medio ambiente. Intentamos viajar en tren si estamos en el Reino Unido, pedimos a las personas que vienen a vernos que si ya tienen un programa en casa no cojan otro, que vengan a nuestros conciertos en transporte público, nuestros programas se imprimen en papel reciclado, intentamos no imprimir muchos documentos’.
¿Esto se podría tomar como otra vertiente de la labor ilustradora de la orquesta?
Sí, totalmente, la misma pretensión de ilustrar, pero en el siglo XXI.
Como organización también tenemos una responsabilidad con el cuidado del medio ambiente y la asumimos gustosos poniendo en marcha este tipo de iniciativas y siendo lo más verdes posible en nuestro comportamiento.
Estar en constante experimentación y hacer las cosas de una manera diferente seguro requiere una energía especial. ¿De dónde la saca la orquesta?
Creo que cuando uno se decide desafiar las estructuras establecidas se convierte en algo natural. Imagino que sí toma un poco más de energía y tiempo, pero todo los miembros de la orquesta comparten la misma mentalidad.
He trabajado y conozco a otras orquestas, todas ellas magníficas, pero lo que nos diferencia es que todos los músicos tratan como mimo cada proyecto que se desarrolla, cada concierto que se da, se involucran en la gestión, en la recaudación de fondos cada vez que tienen oportunidad.
Desde luego no son músicos que llegan a las 18.30 dan su concierto y se van a casa.
Y esta manera de hacer las cosas creo que es una de las principales razones por la que hemos conseguido mantener a lo largo de los años a un buen número de fieles seguidores.
Creo firmemente que en el caso que nos ocupa la traducción de Enlightenment por Ilustración como periodo histórico queda ampliamente superada.
Su caso va mucho más allá.
Su buen hacer irradia calor.
Denota luminosidad y eleva el espíritu.
Favorece el inicio de un nuevo sueño, un nuevo viaje apasionante que forma parte de su esencia vital y que les ha permitido no sucumbir a los placeres de su propio éxito y que, tras más de dos décadas, se mantengan fieles a su vocación original de perseguir una autenticidad y singularidad que son emocionantes.•