Su hábitat desaparece mientras las compañías madereras siguen talando árboles, diferentes industrias entran en su territorio y las poblaciones locales utilizan los bosques para crear espacios agrícolas. Hay más de los que se creía pero, aun así, los gorilas son una especie amenazada. Por ARANTZA DE CASTRO
Más de 360 000 gorilas habitan los bosques del África Ecuatorial Occidental, aproximadamente un tercio más de lo que se pensaba hasta ahora.
Son datos de un estudio de WCS (Wildlife Conservation Society) en el que colabora WWF junto a otras 52 instituciones que, hasta el momento, cifraban la especie en 200 000 ejemplares.
No todo son buenas noticias para los gorilas.
Aproximadamente el 80% habita fuera de áreas protegidas debido a la demanda de materia prima que se extrae de su hogar: los bosques.
Y es que no es fácil para ellos sobrevivir: su descenso se posiciona en el 2,7%, año tras año.
Frenar la caza furtiva, la tala ilegal y la destrucción de los bosques es esencial para salvarlos.
Esto es así porque son principalmente herbívoros, y dedican casi la mitad de su día a alimentarse de tallos, brotes de bambú y una gran variedad de frutas, dieta que complementan con invertebrados y cortezas de árboles.
Existen dos especies de gorilas:
Gorila oriental: gorila de montaña y gorila de Grauer
Gorila occidental: gorila de tierras bajas y gorila del río Cross que viven en bosques tropicales y subtropicales de África central, separados por unos 900 km pertenecientes al bosque del Congo.
La cuenca del Congo es hogar del segundo bosque tropical más grande del mundo, es el corazón verde de África.
Se estima que tan solo un 2,8% vive en zonas protegidas. Sin embargo, habita en grandes zonas boscosas muy cercanas a estos parques nacionales y a las reservas, alejadas de los centros de actividad humana.
Por lo tanto, la conservación de las áreas forestales vírgenes es imprescindible para la protección de esta especie y de sus ‘hermanos’, los chimpancés.
CAZA Y COMERCIO, UN PROBLEMA AL ALZA
La caza y el comercio se han convertido en un problema al alza debido a que son asesina- dos para el comercio ilegal de su carne.
Tanto la caza de gorilas como el comercio de sus productos son actividades ilegales, pero los furtivos, los comerciantes y los consumidores son rara vez castigados, dada la débil legislación actual.
Por otro lado, se encuentra el ébola, una enfermedad infecciosa severa que ha devastado muchas poblaciones de grandes simios en África.
Además, los gorilas que tienen contacto frecuente con las personas son susceptibles a contraer otras enfermedades humanas, como infecciones respiratorias que han provocado el 20% de las muertes súbitas en estos mamíferos.
Además, a las enfermedades hay que añadir un factor: la baja tasa de natalidad.
Como los humanos, los gorilas se reproducen muy despacio. Dan a luz a una cría cada vez y cuidan de ella durante varios años antes de dar a luz de nuevo.
EL TURISMO COMO AMENAZA
La situación de los gorilas de montaña es crítica.
Solo viven en África Oriental y más del 40% de los 1 059 individuos que quedan en el mundo se encuentran en el Parque Nacional de la Selva Impenetrable de Bwindi, al suroeste de Uganda. Su conservación ha incentivado la visita frecuente de turistas.
Tal y como recoge la publicación científica SINC, debido a su susceptibilidad a las enfermedades infecciosas, las autoridades ugandesas han limitado el acceso de las personas para proteger la salud de los gorilas.
No más de ocho turistas pueden visitar a los grupos de primates acostumbrados a la presencia humana durante una hora al día.
Las normas son estrictas al respecto: las personas deben mantener una distancia de siete metros (o más) de los gorilas en todo momento.
En ausencia de viento es la distancia mínima segura para evitar cualquier riesgo de transmisión.
Sin embargo, a lo largo de los años, varios estudios han documentado que no todos los grupos de turistas respetan la regla de los siete metros.
En un nuevo trabajo, publicado en la revista ‘Frontiers in Public Health’,
un equipo de la Universidad de Ohio en EE. UU demuestra que el 98% de los turistas incumple la norma de mantenerse a siete metros de los gorilas,
según las 53 excursiones realizadas en temporada alta en el parque africano.
La idea era encontrar soluciones a esta problemática que permitan mejorar el cumplimiento de las reglas del parque.
El 73% de los excursionistas encuestados estaría dispuesto a utilizar medidas de precaución para proteger la salud del gorila como, por ejemplo, usar máscaras durante los encuentros.
Esta práctica, que ya existe en la República Democrática del Congo, se considera la mejor opción, según los científicos que trabajan en la conservación de primates.
‘Se necesita acción para limitar los riesgos de enfermedades causados por los turistas que van a ver gorilas de montaña’,
recalca Gladys Kalema- Zikusoka, gerente de Conservation Through Public Health, señala el medio. •