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MARÍA NOVO

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Redactor Optimista
lunes, 20 octubre 2025 / Published in De Charla

MARÍA NOVO

“Hemos declarado la guerra a la naturaleza, mi sueño es la paz.”

Durante más de cuatro décadas, María Novo ha sido una de las voces más influyentes en el campo de la educación ambiental en el mundo hispano.

Pionera en el desarrollo de la primera tesis doctoral sobre educación ambiental en España, fundadora de la Cátedra UNESCO de Educación Ambiental y Desarrollo Sostenible, y defensora incansable de un enfoque humano, ético y poético para entender nuestra relación con la naturaleza.

En esta conversación generosa, María reflexiona sobre su trayectoria, su experiencia en América Latina, la crisis ecológica, el papel de la mujer, y la importancia de mantener viva la esperanza.

Por JULIA HIGUERAS Fotografía LUIS MALIBRÁN.

Más de treinta libros, cientos de conferencias, decenas de países recorridos, cientos de cuadros pintados, miles de alumnos formados.

Pero la obra de María Novo no cabe en números.

Es una forma de estar en el mundo.

Una manera de mirar que une razón y emoción, ciencia y arte, filosofía y ternura.

Doctora en Filosofía y catedrática emérita de la UNED, ha cruzado disciplinas y continentes con una voz clara, ética y profundamente humana.

Su escritura ha transitado la ciencia, la poesía y la narrativa; su pensamiento ha unido lo ecológico con lo educativo, lo social con lo espiritual.

Desde la Cátedra UNESCO de la UNED —universidad que le permitió tejer puentes con América Latina gracias a su modelo a distancia— impulsó programas que siguen vivos en las aulas y en las comunidades.

Desde su pintura, ha hecho visible lo invisible: la energía del caos, el orden del alma, el color del desgarro, la belleza de lo incierto.

Desde sus libros, ha sembrado pensamiento crítico y esperanza lúcida.

María Novo no solo ha escrito sobre educación ambiental.

Ha escrito sobre el cuidado, sobre la vida, sobre el sentido. Ha defendido la ética como raíz del conocimiento y la poesía como forma de resistencia.

Y lo ha hecho con una coherencia serena, sin alardes. Con la fuerza callada de quienes creen en lo que hacen.

Desde 1998, ha impulsado el proyecto Ecoarte, donde fusiona arte y ciencia para responder de forma creativa a los grandes desafíos ambientales. Su pintura —íntima, simbólica, transdisciplinar— se ha expuesto en galerías y espacios compartidos con otras artistas, como un eco visual de su pensamiento. En sus cuadros, la física dialoga con el alma: el desorden, el caos, la estructura, todo lo que vibra y se transforma.

Pero lo que perdura no es solo el recuerdo: es el gesto, la coherencia, el legado silencioso de quien ha vivido buscando sentido. María Novo ha sido —y sigue siendo— un hilo de conciencia entre generaciones. Una mujer que escucha. Que pinta. Que abraza. Y que siembra.

‘LO QUE ESTAMOS VIVIENDO YA ESTABA EN EL HORIZONTE SI NO SE CAMBIABAN LAS FORMAS DE VIDA’

¿Cómo empezó todo? ¿Cuándo tuviste esa visión de unir educación y medio ambiente?
Fue en los 80. Me preocupaba la destrucción del entorno desde que era niña. En La Coruña, con otras mujeres, creamos un pequeño movimiento para salvar un parque que estaban urbanizando. Logramos pararlo. Más tarde, en Madrid, decidí hacer mi tesis doctoral sobre educación ambiental, pero nadie entendía lo que era. Finalmente encontré a un filósofo, el doctor Ricardo Marín, que creyó en mí. Y así empecé a investigar.

Viajé a París, busqué en la UNESCO referencias internacionales y encontré a grandes referentes: Simón Romero Lozano y otros. Mi tesis sobre educación ambiental fue la primera de la universidad española. Luego propuse crear una asignatura y un libro en la UNED, y me apoyaron. Así nació todo.

Y después llegaría la Cátedra de Educación Ambiental y Desarrollo Sostenible.

Las cátedras UNESCO fueron una idea de Federico Mayor Zaragoza.

A él le preocupaba profundamente la situación de la educación en África y en muchos países del Sur Global, donde había muy escasos recursos para avanzar hacia la educación superior. Entonces pensó en crear un vínculo entre universidades del norte (Europa o EE. UU.) y universidades del sur, de Asia, África y América Latina. Así nació el programa UNITWIN, basado en la idea de los gemelos: establecer cátedras hermanadas para crear redes de conocimiento y colaboración.

Nuestra cátedra trabajó especialmente con América Latina. Creamos un máster donde becábamos a profesores universitarios latinoamericanos gracias a las matrículas de estudiantes españoles. Ellos podían cursar el máster a distancia y venir en determinados momentos a España para trabajar presencialmente. Gracias a esta modalidad propia de la UNED, podían estudiar sin dejar sus trabajos: recibían materiales, grabaciones y venían a España solo en momentos puntuales.

Muchos de aquellos alumnos han creado programas en sus países y siguen en contacto contigo. El enfoque estaba en formar a profesores universitarios, con un fuerte efecto multiplicador.
Sí, tú formabas a un profesor, y luego él creaba su propio máster, difundía, formaba a nuevas generaciones…

Muchos mantienen el vínculo hasta hoy, replicando y expandiendo ese legado de María Novo y Federico Mayor. ¿Cómo describirías a Federico Mayor Zaragoza?.
Era, ante todo, un hombre bueno. Un sabio. Un científico humanista. Un poeta. Un feminista. Tenía la capacidad de ver lo invisible. Cuando fue rector de Granada, tan joven, tan guapo, tan alto, podría haberse dejado llevar, haber dejado de mirar a su alrededor y no lo hizo. Recuerdo una anécdota: vio a unas mujeres limpiando las escaleras de la universidad de rodillas, y su primera orden fue que nunca más una mujer trabajara así. Lo importante no fue la orden que dio, lo importante fue que las vio.

‘EUROPA TIENE UNA CONCIENCIA MAYOR, SÍ. PERO GRAN PARTE DE LOS POLÍTICOS ESTÁN MUY CONDICIONADOS POR LOS INTERESES ECONÓMICOS

Escuchaba como nadie. Y ayudaba siempre. El concepto de “aprendizaje a lo largo de toda la vida” nació porque escuchó a mujeres africanas pedir educación superior para sus hijos. Fue un hombre que amaba la vida, la belleza, la justicia y la esperanza.

África, pero tu continente ha sido América Latina: abrazos, aprendizajes y muchas anécdotas.

“Allí he conocido a mujeres —y también a hombres— maravillosos”, recuerda María Novo al hablar de sus años en América Latina. No solo fueron conferencias y proyectos, sino experiencias vitales transformadoras. Como aquella vez en Chile, donde fue invitada a visitar una universidad y, sin previo aviso, se encontró ante un auditorio lleno: “Tuve que improvisar. Me ocurría con frecuencia y resultaba cálido y estimulante”.

Como gallega, soy heredera de una cultura abrazadora. En América Latina encontré ese mismo lenguaje del cuerpo. “Las mujeres te abrazan y en el abrazo te reconocen, te acogen, te hacen suya”.

Ese abrazo —dice— no es solo físico, es una forma de sostenerse entre ellas. “Se dan fuerza unas a otras. Aprendí mucho de la gente de América Latina. Por eso, en uno de mis libros empiezo agradeciendo a las mujeres latinoamericanas todo lo que me enseñaron”.

En Cuba, durante el “período especial”, vivió escenas que marcaron su forma de ver el mundo. “No había nada. Ni pasta de dientes. Y, sin embargo, una vecina que encontraba verdura la compartía con la madre anciana de otra. Lo poco que había, se compartía. Me impresionó la ética cotidiana, la educación para compartir. Eso no se olvida”.

También estuvo en Brasil, durante la Cumbre de Río de 1992. Allí vio un contraste brutal: “Habían limpiado las calles de pobreza. Habían escondido la realidad para mostrar una fachada. Y, sin embargo, esa otra realidad, la invisible, estaba allí, resistiendo”.

Lo que se llevó de esos años no fueron solo anécdotas, sino vínculos profundos. Vínculos que aún perduran, en antiguos alumnos, en amistades que cruzan océanos, en cartas, audios y abrazos que siguen llegando. Porque lo vivido con verdad no se borra. Se transforma en legado. ¿Qué aprendiste de las mujeres latinoamericanas?
Mi vida está llena de aprendizajes: de mis maestros, Edgar Morin, Federico Mayor, la poeta Luz Pozo… Aprendí mucho también de algunos colegas. Y, en el plano vital, me sorprendieron por su fuerza las mujeres latinoamericanas. Ellas me han enseñado cómo se vive con dignidad incluso en la pobreza. A no rendirse. A levantar comunidades enteras desde la cooperación. Son mujeres que se abrazan, que se sostienen. He aprendido de su fuerza, de su resiliencia, aunque esa palabra ya esté muy manida. Aprendí que el abrazo es una forma de resistencia y de amor.

Tu reflexión sobre el paralelismo entre mujeres y naturaleza me conmueve…
Tanto las mujeres como la naturaleza han sido invisibilizadas por la economía porque su trabajo no produce plusvalías. Pero ambas sostienen la vida. Los cuidados, la alimentación de sus familias, las actividades de mantenimiento, de crianza, no se valoran. El trabajo de la naturaleza tampoco. Ese es el paralelismo. Y por eso creo que el ecologismo y el feminismo están profundamente conectados.

‘EN LAS CULTURAS ORIGINARIAS DE AMÉRICA LATINA, LA NATURALEZA SE VENERA. ESO FACILITA MUCHO EL TRABAJO DE EDUCACIÓN AMBIENTAL’

¿Cuándo decidiste dejar de viajar?
En 2006, tras una serie de conferencias en Uruguay, tomé la decisión de dejar de volar. Por conciencia ecológica. Ya había viajado mucho y empezaban a generalizarse las videoconferencias. Fue mi manera de reducir mi huella ecológica. Desde entonces no he vuelto a subir a un avión, salvo cuando falleció mi padre.

¿Cómo ves el planeta hoy?
Con preocupación y tristeza. Porque lo que estamos viviendo ya estaba en el horizonte si no se cambiaban las formas de vida. Lo estuvimos advirtiendo a lo largo de las últimas décadas, desde los años 80. Pero la lógica del beneficio inmediato ha pesado más que la lógica de la vida.

Hemos sobrepasado los límites de los ecosistemas. En la naturaleza se dan los efectos de umbral: cuando se rebasa un umbral crítico, todo el sistema se resiente, a veces de forma irreversible. Y eso está pasando.

Una de las cosas que siempre insisto en mis conferencias es que somos naturaleza. No somos entes separados. Somos ecodependientes. Pero se nos ha educado para dominarla, para explotar los recursos con una mirada puramente economicista y se ha dejado de lado el valor inherente de la vida.

Ellas, las invisibles
Algaba, 2003
Los veinticuatro relatos que componen esta
obra son trozos de vida de mujeres luchadoras
del Norte y del Sur del planeta.

Crecimiento vs. desarrollo.
El crecimiento es cuantitativo. El desarrollo es cualitativo. Un país puede crecer en su PIB, su renta per cápita y seguir siendo injusto, desigual y contaminado. El desarrollo implica bienestar, tiempo, comunidad, solidaridad y atención a los más débiles.

La economía debe dejar de crecer indefinidamente. Ningún ser vivo crece continuamente; su crecimiento se detiene en un momento dado y después se sigue desarrollando.

Ni una musaraña, ni un elefante, ni los humanos crecen indefinidamente. Pero la economía insiste en crecer sin límite en un planeta que es finito, y eso es lo que nos está llevando a la crisis ecológica.

¿Y Europa? ¿Es consciente de lo que está pasando?
Europa tiene una conciencia mayor, sí. Pero gran parte de los políticos están muy condicionados por los intereses económicos. Hay movimientos sociales potentes entre algunos jóvenes y grupos ecologistas, también en las universidades, pero las decisiones siguen en manos de quienes priorizan el beneficio económico a cualquier precio. En América Latina, hay un sustrato cultural de respeto a la naturaleza. En las culturas originarias, la naturaleza se venera. Eso facilita mucho el trabajo de educación ambiental, aunque, en la práctica, el problema es el mismo: los intereses económicos son los que rigen las decisiones en la mayoría de los casos.

¿Por qué educación ambiental y no ecológica?
Porque su objetivo no es solo la naturaleza. Es también la equidad social, la relación entre personas, comunidad y entorno. Se trata de pensar en términos de interdependencias. Lo social y lo natural están unidos. No se pueden separar.

María Novo: arte, voz y alegría.

Además de su compromiso intelectual y social, María Novo cultiva también su dimensión más artística. “Me encanta cantar”, confiesa, aunque asegura que no lo hace bien. Durante un año tomó clases con una profesora: “Ella me dijo: nunca serás soprano solista, pero para cantar en coro estás afinada”, recuerda con humor.

Durante un corto tiempo formó parte de un coro, pero tuvo que dejarlo por falta de tiempo: “Tuve que elegir entre la escritura, la pintura y el coro. No me cabía todo”. Desde entonces canta en casa, todos los días, como una forma de cultivar la alegría.

‘LA ECONOMÍA DEBE DEJAR DE CRECER INDEFINIDAMENTE EN UN SISTEMA FINITO, EL PLANETA’

“Canto mucho en la mañana, al iniciar el día. Creo que la alegría hay que trabajarla, hay que cultivarla conscientemente. No siempre pasan cosas buenas, pero puedes elegir la actitud con la que afrontas la vida”.

Una frase sencilla, luminosa, que resume toda una filosofía de vida.

El éxito vital:
apuntes sobre el arte del buen vivir
Editorial Kairós, S. A. 2017
Este libro nos presenta una innovadora forma
de éxito: hacer de cada vida una obra de arte.

El éxito vital:
apuntes sobre el arte del buen vivir
Editorial Kairós, S. A. 2017
Este libro nos presenta una innovadora forma
de éxito: hacer de cada vida una obra de arte.

La pintura como refugio.

En medio de su vida académica y social, María Novo encontró en la pintura y la poesía espacios de expresión íntima y transformadora. En algunos momentos difíciles, los lienzos se convirtieron en testigos de procesos de reconstrucción personal.

Sus poemas nacen en la profundidad de su ser y estar en el mundo.

La pintura no solo le dio consuelo, también fue una forma de sintetizar su pensamiento:

“Tengo una serie de cuadros sobre el orden y el desorden, el orden por fluctuación, conceptos científicos que traduzco en imágenes”.

De hecho, uno de sus cuadros más significativos representa una “estructura disipativa”, un concepto científico que, sin embargo, capturaba con fidelidad su estado emocional en el momento en que lo pintó.

Incluso al mudarse de casa, una de sus prioridades fue contar con una habitación entera para sus cuadros:

“El caballete me lo llevé conmigo, aunque ya no pueda pintar tan grande”.

La pintura la ha salvado en muchos momentos. Ha sido y sigue siendo muy importante para expresar lo que ella llama “complejidades ininteligibles”.

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TICIO ESCOBAR. UN OPTIMISTA COMPROMETIDO CON EL ARTE Y LA MEMORIA

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Ha escrito cinco libros de poemas, el primero muy joven, se titulaba Yo no sé, anticipando la que sería su búsqueda constante del conocimiento. Cree en el poder de los afectos, incluso los invisibles:

Educación ambiental:
bases éticas, conceptuales y metodológicas
Editorial Universitas, S.L. 2012
Este libro plantea, de forma actualizada, los
principios que sirven de fundamento al
movimiento de educación ambiental, en su triple
dimensión: ética, conceptual y metodológica.

“El mundo de los afectos no tiene límite.

Tampoco el del conocimiento.

He dado y escuchado cientos de conferencias y he aprendido mucho.

Pero también ha sido importante, a nivel vital, lo que he aprendido de la gente sencilla, de quienes no están oficialmente para enseñarte”.

María Novo no solo ha hecho de su trabajo un compromiso ético, sino también de su vida cotidiana un espacio de belleza, afecto y sentido.

Vive entre libros y cuadros, pero también entre amigos y amigas, el cariño de sus hijos y su nieto.

Habla con ternura de sus vínculos más cercanos. Disfruta de los placeres sencillos y recuerda con humor el día que fue a cenar con su pareja a casa de unos amigos en Collado Villalba, y terminaron participando en un concurso de rock: “Ganamos el primer premio”.

Y ríe al contar cómo elige música según su ánimo y canta a pleno pulmón: “Cuando estoy triste, todavía más. Porque la alegría hay que cultivarla conscientemente”.

Y remata con una imagen que lo resume todo:

“Hay que vivir con los poros abiertos. Ser porosa. Dejar que todo entre, aunque duela. Y también cuando da alegría”.

Pero más allá de los logros, lo que deja María Novo es una forma de estar en el mundo. De mirar con delicadeza. De hablar con lentitud.

De creer que el conocimiento solo tiene sentido si está al servicio de la vida.

El desarrollo sostenible:
su dimensión ambiental y educativa
Editorial Universitas, S.L. 2011
Este libro pretende ofrecer un planteamiento
integrado en sus reflexiones y propuestas acerca
de un nuevo modelo de desarrollo.

En esta conversación generosa, tejida durante más de dos horas, ha desplegado su memoria como quien abre un jardín: sin prisa, con raíces.

Esta entrevista no es solo un repaso a su trayectoria.

Es un testimonio vivo de lo que significa habitar el mundo con conciencia, sensibilidad y compromiso. María Novo ha sido —y sigue siendo— una de esas voces que nos invitan a parar, a escuchar, a volver a mirar.

Y, sobre todo, a no olvidar que hay otra forma de vivir. Más lenta y sosegada. Más humana. Más sabia. Su último libro La sociedad de las prisas da cuenta de ello.

Su sueño —expresado sin grandilocuencia, pero con una hondura que atraviesa el tiempo— es una humanidad reconciliada con lo que es, y con aquello que la sostiene. Un sueño que no se formula como utopía, sino como posibilidad ética: vivir sin herir, aprender sin destruir, cuidar sin poseer.

Paz como principio filosófico. Reconciliación como forma de conocimiento. Y justicia como lenguaje común entre el ser humano y el planeta.

Ese es el sueño de María Novo.

Un anhelo que no busca imponerse, sino inspirar.

Como un canto bajo, persistente.

Como una semilla de lucidez que germina en quienes aún creen que es posible habitar con dignidad esta tierra compartida. •

 

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Tagged under: Economía, educación ambiental, entrevista, María Novo

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