“No hagas esto porque me haces enfadar”, me repetía mi madre como un mantra cada vez que entraba en mi habitación y encontraba un calcetín en el suelo o cualquier otra cosa fuera de lugar, la cual, según ella, debía siempre estar bien resguardado.
No muy diferente en su esencia parece haber sido Laura Branigan, quien, al comienzo del atardecer, confesaba en las letras de la canción “Self Control” perder completamente el control de sí misma, como si fuera una vampira. Parece ser que el atardecer la afectaba tanto que deseaba que el sol nunca volviera.
Mucho más intensas y dramáticas son las cuatro historias contadas por Darren Aronofsky en su obra de arte, la película “Requiem for a Dream”. En ella, los protagonistas, víctimas de sus propios sueños, pierden el control total sobre sus decisiones, relaciones y salud en unaadictiva búsqueda de la felicidad.
Similar y probablemente más interesante, desde el punto de vista social, son las razones que pueden llevar a un esclavo en una relación BDSM a experimentar la cesión del control sobre su vida durante unas horas. Esto, parece ser se perciba como una oportunidad para liberarse de las responsabilidades cotidianas y experimentar una forma de libertad dentro de un espacio controlado y seguro.
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Pero,
¿hasta qué punto el intento de controlar los acontecimientos externos, en lugar de ser una manifestación de éxito y empoderamiento, podría en realidad revelar nuestra debilidad interna y nuestra incapacidad para gestionar nuestras emociones y pensamientos internos?.
¿No resulta algo paradójico y poco realista, además de ser ineficiente, exigir a los demás que cambien su comportamiento cuando nosotros mismos no hemos logrado cambiar el nuestro?, ¿Esta situación no refleja una contradicción en nuestras expectativas y acciones?.
¿Acaso no se podría considerar más ganador aquel que logra sentirse bien consigo mismo aprendiendo a controlar sus propias reacciones y emociones internas, en vez de aquel que busca controlar constantemente su entorno o que necesita constantemente conseguir logros, cosas y experiencias?.
Según los estoicos, que enseñaron hace más de 2500 años, y como Stephen R. Covey recalca en su Teoría de los Círculos de Covey, lo único que realmente podemos controlar son nuestros sentimientos, pensamientos y acciones. Esto nos da cierta capacidad para influir en nuestro entorno, pero la forma más efectiva y eficiente de mejorar nuestra vida es enfocarnos en nuestro desarrollo personal.
En Sustainable Thinking, consideramos que actualizar nuestras estrategias internas es el enfoque más rápido, eficiente y efectivo para ganar control sobre la vida que queremos, evitando el gasto innecesario de energía en lo que no podemos controlar.
A pesar de todo, desde niño siempre procuré tener mi habitación ordenada, porque me alegraba ver a mi madre tranquila. Afortunadamente, la vida le ha brindado a mi madre muchas más oportunidades para poner a prueba y desarrollar su autocontrol.
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