Ya son ocho meses los que llevamos aprendiendo a convivir con ‘el bicho’ que ha venido a trastocar nuestras vidas, nuestro trabajo, nuestras relaciones y nuestro todo. El panorama se presenta complicado para los próximos años. Sí, esto no lo podemos negar: nuestras vidas iban a velocidad de crucero con más o menos dificultades, pero con el destino y el camino a seguir prácticamente claros. Hasta que el pasado 14 de marzo todo cambió. Nuestro horizonte, de repente, se volvió gris y tuvimos que quedarnos en casa confinados, aprendiendo a mantener la distancia social y a aceptar que nuestros proyectos se quedaran congelados. Parecía que todo se iba a quedar así, hasta que comenzaron a surgir pequeños gestos que nos ayudaron a motivarnos, a ver un poco de luz en el cielo. Conocimos mejor a nuestros vecinos, pasamos más tiempo con nuestros hijos, nuestras parejas e incluso con los amigos y con nuestras familias. Gracias a Internet todos ellos se colaron a diario por las pantallas de nuestros ordenadores y nos hicieron los días más cortos y la esperanza más larga.
Ha pasado el verano y sin que terminase del todo, el virus ya volvió a estar entre nosotros, o quizás nunca se haya ido, lo cierto es que hemos bajado la guardia y esta segunda ola parece estar cogiendo altura. A pesar de los datos, estamos en el punto en el que solo nos queda ‘ir a mejor’ y para conseguirlo tenemos que ponerle un poco de optimismo. Un estudio reciente de McKinsey reflejaba que, de las más de 85.000 empresas que se han destruido desde febrero, el 83% son pequeños negocios con menos de cinco empleados, pero la realidad es que esta destrucción de empresas viene ya de antes de que nos visitara la pandemia porque, según este estudio, España ha perdido más de 100.000 empresas en un año entre agosto de 2019 y 2020, casi el 7% del total. Había un llamamiento a un cambio y ahora, llegados a
este punto de inflexión, toca marcar por parte de las pymes una hoja de ruta en el presente y el futuro, que pasa por la digitalización y la modernización, sobre todo en sectores clave para nuestro país, como lo son la agricultura o el turismo. Para afrontar este reto, los Fondos de Recuperación Europeos van a jugar un papel fundamental. La mayoría de las medidas de recuperación estarán impulsadas por Next Generation EU, un nuevo instrumento temporal de recuperación con una capacidad financiera de 750.000 millones de euros, que no son a fondo perdido, sino que quieren empujar la transformación de la economía hacia la internacionalización y la sostenibilidad. Ahora debemos trabajar en esta senda para avanzar y encontrar nuevas oportunidades que nos permitan ver el panorama desde una óptica más optimista y nos ayuden a alcanzar los objetivos.
Desde hace años, la neurocientífica Tali Sharot, del Departamento de ciencias cognitivas, perceptuales y del cerebro, de la University College of London, está investigando el optimismo desde la perspectiva sociológica. Su consejo científico en relación a esta situación que estamos viviendo es que nos mantengamos optimistas, incluso en los peores momentos, porque la anticipación nos hace felices y tener ‘la sensación de control es muy importante para conseguir esta felicidad’. Independientemente del resultado final, los seres humanos disfrutamos anticipando un escenario optimista y por lo tanto, visualizando un futuro mejor. El optimismo está claramente relacionado con más éxito social, deportivo o académico, mejores relaciones, mayor éxito profesional, etc. Abrazar el optimismo es la clave, es la actitud que nos va a ayudar a ver el vaso medio lleno y a vislumbrar en el horizonte el futuro que queremos y todas esas nuevas oportunidades que están por llegar. •