En una de las escenas más memorables de la película The Fight Club, el personaje interpretado por Edward Norton está sentado en un pub, completamente desesperado.
Los muebles, la ropa y cada objeto que había adquirido y acumulado con tanto esfuerzo e ilusión se han convertido en cenizas, y sus restos todavía flotan en el aire.
Frustrado y en shock, busca consuelo en Tyler, interpretado por Brad Pitt, un comercial que acaba de conocer, por casualidad, en el vuelo de regreso.
Para Tyler, lo sucedido no es una catástrofe, sino una oportunidad liberadora, ya que, según su filosofía de vida, “The things you own end up owning you”, las cosas que posees terminan poseyéndonos.
Lo que acabamos teniendo conlleva consecuencias que a menudo van mucho más allá del simple dinero necesario para adquirirlo.
Esta reflexión nos lleva a los puntos clave que desarrolla Erich Fromm en su obra de 1976:
¿Tener o Ser?
Fromm explica cómo el modo de existencia del tener nos lleva a creer que la solución a nuestro malestar interno radica siempre en poseer algo más: un objeto, una posición social, una relación, un título, un premio, un reconocimiento o un estatus.
Cuando nuestra vida se fundamenta en el tener, todo parece estar siempre un paso adelante, y nunca es suficiente.
De hecho, nuestra propia experiencia nos lo confirma una y otra vez.
Pensemos en la mayoría de las cosas que hemos considerado imprescindibles hasta después de haberlas obtenido.
La trampa del tener nos mantiene en una constante carrera hacia metas que no pueden satisfacernos de manera duradera, porque lo que realmente anhelamos no es algo que se pueda poseer.
Lo que buscamos es una sensación de plenitud, de estar presentes en nuestra vida de manera significativa, y esta experiencia no se encuentra en lo que poseemos, sino en cómo vivimos, cómo nos relacionamos con nosotros mismos y con los demás.
Fromm define esta forma de vivir como la existencia del ser.
En este sentido, aplicar el concepto de Sustainable Thinking significa aprender de nuestra propia experiencia.
En lugar de desvivirnos por tener más, deberíamos invertir nuestros recursos — tiempo, energía, dinero— en cultivar un modo de vida basado en el ser.
Esto implica que, en lugar de buscar satisfacción en el siguiente objeto o meta, deberíamos entrenarnos para ser conscientes de lo que estamos sintiendo y de qué motivación interior está capturando toda
nuestra atención y energía.
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Esto no significa que debamos renunciar a todos nuestros deseos ni que lograr lo que nos proponemos deje de darnos satisfacción, sino que deberíamos ser más selectivos con lo que realmente es importante para nosotros y deshacernos de los deseos ajenos y alienantes a los que estamos expuestos.
Esto nos permitirá no solo ahorrar dinero, sino también conservar la energía cognitiva y física que desperdiciamos en metas que no nos aportan nada.
Como sugiere Fromm, al aprender a distinguir entre lo que es esencial para nuestra vida interna y lo que es meramente accesorio, podemos dejar de lado la compulsión por acumular y comenzar a encontrar un sentido más profundo en nuestra existencia.
Solo dedicando unos minutos a escucharnos, aunque parezca demasiado fácil, empezaremos a ser más conscientes y conectados con quienes somos y quienes deseamos ser.
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