LA REDACCIÓN
Han pasado catorce años desde que el primer número de Anoche tuve un sueño viajara hasta los quioscos.
Más de una década transitando caminos pedregosos, abrazado buenos y malos tiempos, momentos mejorables y momentos irrepetibles. Pero lo más importante de todo ha sido este camino que hemos logrado transitar juntos.
El optimismo es nuestro nexo de unión. La actitud que nos ha hecho superar obstáculos, descubrir nuevos horizontes y, sobre todo, nos ha enseñado a no tener miedo.
El optimismo nos empuja a ser mejores cada día para poder enfrentar y afrontar ese futuro humano y planetario incierto, impreciso, inseguro y tantas veces borroso a nuestros ojos.
Y el compromiso, su fiel escudero, ese acuerdo ancestral de responsabilidad que tenemos los seres humanos de velar y proteger los valores que custodiamos, esencia de la fraternidad, para entregárselos a las nuevas generaciones.
Optimismo y compromiso: Premios Optimistas Comprometidos.
Un ideal que ha viajado durante una década en un tren donde cada uno de sus siete vagones tiene nombre propio:
Pensamiento sostenible, ciencia, cultura, transformación social, emprendedores sostenibles comprometidos, libertad de prensa y libertad de expresión.
Un tren repleto de personas premiadas por unir sus destinos a los destinos de los más necesitados.
Por exponer la propia vida para proteger valores y derechos tan duramente peleados y tan férreamente defendidos. Un tren de casi un centenar de personas que velan y ponen nuestra salud y la del planeta en el centro:
Caddy Adzuba, Pilar Mateo, Ana María Cuervo, Eduard Battle, Nawal El Saadawi, Shirin Ebadi, Noam Chomski, Khaled Drareni, Can Dündar, Reporteros sin fronteras, Nasrin Sotoudeh, Frank Pucellik, Mario Alonso Puig, Gervasio Sánchez, Raif Badawi, Leopoldo López, fundación Ecoalf, Gravity Wave, Open Arms o la fundación Sonrisas de Bombay, y un largo etcétera.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR:
Presidente Trump: Misión “La Luna” no, misión: “La Tierra”
Y en los vagones de este tren de la esperanza, ‘de los esperanzados’ como le gusta apodarnos al profesor Mayor Zaragoza-presidente de la fundación Cultura de Paz y padrino de oro de los Optimistas Comprometidos desde que echamos a andar hace una década- se reparten las páginas de papel reciclado de Anoche Tuve Un Sueño.
Que nos llevarán a un viaje diez donde muchas son las manos que aportan valor y nos aseguran que lo mejor está por llegar. Siempre y cuando, claro está, elevemos el sistema económico que nos rige hacia la consciencia. Y aunque parezca una utopía, Raj Sisodia, riega con tinta de certidumbre los pasos para subir esa escalera que nos llevará hasta el Capitalismo Consciente.
Y no hay futuro exitoso si antes no hemos dado una vuelta por nuestro pasado y eso es lo que ha hecho la fotógrafa estadounidense Consuelo Kanaga. Una referente que abrió las puertas para que otras fueran. Su fotografía es un canto a la igualdad, la defensa de los derechos de las minorías, una fotógrafa a la que le hubiera gustado nacer negra.
Y a quien le hubiera gustado experimentar la vida de una mariposa es al fotógrafo Luis Malibrán. Cuyo objetivo ha tenido la fortuna de fotografiar referentes internacionales con una técnica diferente, inquietante e innovadora. Su paciencia y voluntad son determinantes para que la crisálida se convirtiera en mariposa. Un trabajo descomunal que comenzó de una manera incierta y que acabó llevándole de viaje por todo el mundo: desde Bangladesh a EEUU pasando por la India y otros lugares recónditos como El Congo.
Y Alberto Bañuelos, escultor magnánimo, augusto, majestuoso, cuyas esculturas de piedra son un canto a la libertad y la decencia y son alzadas al cielo por las manos mas dignas y comprometidas del planeta: Los Optimistas Comprometidos.
Emoción, compromiso, voluntad, conexión, porque no debemos olvidar que La Tierra y la humanidad son nuestra única patria.