Distendidos, sonrientes, altos representantes de Japón, Rusia, Reino Unido, Estados Unidos, Francia, Canadá e Italia, siete hombres descorbatados y una mujer (Angela Merkel), acompañados, en los extremos, por los Presidentes de la Comisión y de la Unión Europea, saludan al público al final de la ‘cumbre’ del G-8 en Irlanda del Norte.
¿De qué se ríen los pertenecientes a este sucedáneo, ineficiente y pretencioso grupo del multilateralismo internacional?.
Al menos, después de tantos dislates y crisis ocasionadas podrían fotografiarse más circunspectos.
Y decidir ya, sin más demora, abandonar este pérfido ‘invento’ del dúo Reagan-Thatcher y empezar a re-construir con diligencia unas Naciones Unidas dotadas de la autoridad y medios (personales, financieros y técnicos) adecuados.
Como sucede siempre, el resultado de la reunión ha sido cuatro generalidades y propósitos en los que nos han defraudado repetidamente: ‘las potencias acuerdan luchar contra la evasión, reforzando las propuestas de la UE en relación a los paraísos fiscales y condenan la austeridad indiscriminada’… ¿Recuerdan que cuando el ‘rescate’ en tiempos propicios por la ‘sorpresa’ de la crisis prometieron ya solemnemente –en 2008- que se regularían los flujos financieros y se eliminarían los paraísos fiscales?
Hoy están más colmados que nunca.
Por otra parte, todas las medidas figuran en ‘condicional’, como simple recomendación:
‘Los países deberían…’; ‘las multinacionales deberían…’; ‘la restauración de la estabilidad financiera necesita ir de la mano…’; ‘la política fiscal debería…’ debería… debería…
¿Cómo pueden pretender –no me canso de repetirlo- 6, 7, 8 o 20 países dirigir un mundo de 196 Estados?
Lo que hicieron fue debilitar el Estado-Nación, transferir poder económico y político a grandes consorcios supranacionales, marginar a la ONU y sus instituciones, y sustituir los valores éticos por las leyes del mercado.
Quizás su sonrisa indica que ‘todavía mandamos bastante’. Porque las Naciones Unidas nacieron para contribuir – ‘Nosotros, los pueblos…’- al diseño y construcción de un mundo mejor. Y el G7, G8,… se originaron, con grandes ambiciones hegemónicas, para seguir siendo los más prósperos y poderosos.
Pero, a diferencia de la década de los ochenta, el tiempo del silencio ha concluido.
Ahora, los seres humanos han dejado de ser testigos impasibles y atemorizados. Ya no callarán.
El clamor popular irá en aumento. Al G8 le queda poco tiempo. ¿Es su saludo de despedida? Ojalá.
Por cierto, a los dos días de la ‘foto de familia’ el Presidente Obama ha pronunciado en Berlín un discurso extraordinario.
Ha abordado, dejando traslucir una gran preocupación, temas esenciales para las grandes transiciones que pueden conducir al ‘nuevo comienzo’.
Y ha subrayado que el progreso debe alcanzar a todos y no solamente a unos cuantos.
Si Obama liderara y Hollande le acompañara…. •
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FEDERICO MAYOR ZARAGOZA, presidente de la Fundación Cultura de Paz, exdirector general de la UNESCO.