
Neurobiólogos de la Universidad de California han descubierto en ratones cómo la tensión y el agobio se convierten en pánico en afecciones como el trastorno de estrés postraumático. El estudio, publicado en Science, revela también un método para bloquear esta emoción. Por VERÓNICA FUENTES / SINC
La percepción de algún tipo de amenaza, ya sea real o imaginaria, desencadena una reacción de miedo. Nuestro sistema nervioso está programado para sentir esta emoción, ya que se trata de un mecanismo de supervivencia que nos indica que debemos permanecer alerta y evitar situaciones comprometidas.
El problema surge cuando este fenómeno se desencadena en ausencia de peligros tangibles. Las personas que han sufrido episodios de estrés grave o potencialmente mortal pueden experimentar posteriormente intensos sentimientos de temor, incluso durante situaciones que carecen de una amenaza auténtica.
Esta generalización excesiva del miedo es psicológicamente perjudicial y puede provocar, entre otros, trastorno de estrés postraumático (TEPT), cuyos síntomas pueden incluir reviviscencias, pesadillas y angustia grave, así como pensamientos incontrolables sobre la situación.
Hasta ahora, los mecanismos inducidos por el estrés que consiguen que nuestro cerebro produzca sentimientos de pánico en ausencia de peligro han sido bastante desconocidos.
‘Nuestro trabajo aporta una nueva perspectiva sobre el origen del miedo generalizado, es decir, el que se produce tras un estrés agudo en ausencia posterior de una amenaza real, como ocurre en el TEPT’, explica Nick Spitzer, autor principal del estudio.
Además, su investigación aporta nuevos conocimientos sobre cómo podrían prevenirse las respuestas de pánico. El equipo ha descrito cómo el estrés agudo provoca un cambio en la identidad de los neurotransmisores de una región del mesencéfalo de los ratones. Cuando se trató a los ratones con el antidepresivo fluoxetina (conocido como Prozac) inmediatamente después de un acontecimiento estresante, se evitaba el cambio de transmisor y prevenía la posterior aparición del miedo generalizado.
‘Ahora que conocemos el núcleo del mecanismo por el que se produce esta emoción negativa inducida por el estrés y los circuitos que lo ponen en práctica, las intervenciones pueden ser selectivas y específicas’, afirma Spitzer.
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