Hoy nos despedimos de un hombre irrepetible: Federico Mayor Zaragoza -un faro de luz en un mundo que se empeña en dejarse abrazar por las sombras- nos deja un legado de 90 años
de impacto positivo, coherencia y valentía.
Su vida ha sido un ejemplo constante de cómo desde el propósito se puede mejorar el mundo.
Por Julia Higueras
Tuve el inmenso honor de contar con Federico Mayor Zaragoza como padrino de los premios Optimistas Comprometidos durante todos estos años, una década.
Su apoyo inquebrantable, su fe en mí y en nuestra misión fueron un impulso invaluable en mi vida personal y profesional.
Cada palabra suya era una invitación a soñar más alto, a creer en lo imposible y, sobre todo, a actuar con esperanza.
“Nunca dejes de soñar, Julia”,
Me decía, y esa frase resuena hoy con más fuerza que nunca.
Durante 15 años, Mayor Zaragoza llenó las páginas de Anoche Tuve un Sueño con sus palabras llenas de verdad y valentía.
En cada artículo, ilustrado por Miguel de Unamuno, nos regaló una visión del mundo más justa, más humana, más esperanzadora.
Con una pluma sabia y un corazón inmenso, nos guió a través de los desafíos, siempre recordándonos que la coherencia y el optimismo comprometido son las fuerzas que transforman la sociedad.
Federico Mayor Zaragoza me enseñó que era mejor pedir perdón que permiso.
“Nunca pidas permiso, Julia”, me repetía.
Ese consejo, que hoy se siente como una llamada urgente, fue una declaración de principios:
No podemos transformar el mundo esperando la aprobación de quienes prefieren que nada cambie.
Su audacia y su capacidad para alzar la voz sin miedo nos inspiran a todos los que queremos seguir sus pasos.
Hoy alzo mi voz por ti, Federico.
Alzo mi voz con tus palabras, con tu legado, con la esperanza que sembraste en tantas vidas.
Los esperanzados, los optimistas comprometidos que creíste y lideraste, seguimos aquí, porque sabemos que, como bien decías:
“Si no nos dejan soñar, no les dejaremos dormir”.
Tu partida deja un vacío inmenso, pero también una responsabilidad enorme: continuar lo que iniciaste, mantener viva tu llama y seguir siendo dignos de tu confianza.
Gracias, profesor por enseñarnos que la esperanza no es ingenuidad, sino coraje.
Gracias por la coherencia de tu vida, por tu optimismo y por prestar tu voz a tantas personas a las que le fue arrebatada.
Federico Mayor Zaragoza, 90 años de impacto positivo y una eternidad de inspiración.
Siempre en mi corazón.
Descansa en paz