MÓNICA CHAO
Presidenta de WAS (Women Action Sustainability)
Cuando inicié mi carrera profesional en el mundo de la empresa, trabajaba en cuestiones medioambientales. Era difícil en los 90 explicar que el medio ambiente tenía que ver con la actividad empresarial. Pero fue en esos años, aunque muchos lo desconocen, cuando se hicieron las leyes que iniciaban el camino que nos ha permitido llegar a donde estamos hoy.
Hoy es más fácil. Sostenibilidad es un término cargado de contenido. Y ha venido moldeando sutilmente la forma de entender la relación de la empresa, con la naturaleza, los aspectos sociales y la gobernanza.
Yendo directamente a las referencias históricas más recientes, la primera reflexión con impacto relevante en el movimiento hacia la sostenibilidad data de 1972, cuando el Massachusetts Institute of Technology (MIT) encargó un informe al Club de Roma para analizar el incremento de la población mundial, el crecimiento económico y la huella ecológica. Las conclusiones, se recogieron en ‘Los límites al crecimiento’, y alertaban que si continuábamos con los actuales ritmos de crecimiento, se alcanzarían los límites de la Tierra en los próximos 100 años. En este mismo año (1972), y enmarcado en esas inquietudes, tuvo lugar en Estocolmo la primera Cumbre de la Tierra. Fue la primera vez que la ONU trataba cuestiones medioambientales en una conferencia internacional. Marcó el punto de inflexión en la política internacional al respecto.
Quince años después, vio la luz el histórico informe ‘Nuestro Futuro Común’ (Our Common Future, en inglés), más conocido como ‘Informe Brundtland’, en referencia a Gro Hurlem Brundtland, entonces presidenta de la Comisión de Medio ambiente de Naciones Unidas (1983-1987), encargada de su elaboración. En este informe se utilizó, por primera vez, el término ‘desarrollo sostenible’. Se definió como aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de las futuras generaciones. El concepto implicaba un cambio sin precedentes,
aquí nacía el concepto.
Poco a poco el término comenzó a usarse, sobre todo en el ámbito de la política internacional. Así, se utilizó como el concepto clave en la Cumbre de la Tierra de Río, en 1992. Aquí se sentaron las bases para la hoja de ruta de las futuras convenciones internaciones en las que los países han ido trabajando en estos últimos años, entre las que destacan la Agenda 21, la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), La Declaración de Principios relativos a los Bosques, La Convención de la Lucha contra la Desertificación y El Convenio sobre la Diversidad Biológica.
Han pasado así veinte años, y desde entonces, mucho hemos avanzado. Quiero subrayar la labor de los profesionales de la sostenibilidad en estas dos últimas décadas. Profesionales, valientes, implicados y movidos por un firme propósito, que posibilitaron los primeros ‘brotes sostenibles’.
Y estos ‘brotes sostenibles’ han crecido. En este último año, los principales foros económicos mundiales hacen un llamamiento a repensar la economía desde la sostenibilidad. Desde el Business Roundtable, formada por los CEOs de las grandes compañías de Estados Unidos; al Foro de Davos, integrado por líderes empresariales y políticos internacionales, así como periodistas e intelectuales. Los órganos de gobierno empresarial están trabajando en la responsabilidad de integrar criterios medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG). Y ello, gracias a las señales claras que envía la Ley de información no financiera y a la senda que marca la Unión Europea con el ‘Green Deal’.
Y líderes juveniles, como Greta Thunberg, que remueven a la sociedad y que gustan tanto a unos como son rechazados por otros, pero que, sin duda, han tenido un impresionante efecto mediático. La sociedad comienza a valorar que las marcas y las empresas tomen responsabilidad, y según un reciente estudio elaborado por McCann, un 81% de las personas piensan que tienen poder para hacer un cambio positivo en el mundo.
También los líderes religiosos han hecho un llamamiento global para el cuidado del planeta. Y así, poco a poco, sumando compromisos e iniciativas, se ha generado un movimiento que quizás nos está llevando a un cambio de era. La Era Sostenible. •