Wildfire Photographer of the Year aprovecha el poder de la fotografía para promover el descubrimiento, la comprensión y el disfrute responsable del mundo natural.
El concurso, que es propiedad del Museo de Historia Natural de Reino Unido y de la BBC Worldwide, premia cada año las mejores fotos relacionadas con la naturaleza con la intención de mostrar la belleza de estos grandes y pequeños seres que dan riqueza a nuestro planeta.
Por MIGUEL ÁNGEL VALLADARES Y LUIS SUÁREZ
Fotografía Wildfire Photographer of the year

Un águila real persigue a un zorro en el Parque Nacional Sinite Kamani en Bulgaria.
© Stefan Huwlier (Suiza).
Distintas actuaciones y una finalidad común: difundir, proteger y preservar la belleza de la flora y la fauna de nuestro planeta.
Eso es lo que hacen el concurso anual Wildfire Photographer of the Year y la WWF.
Hemos decidido utilizar las fotografías de este concurso y la encomiable labor de la WWF porque todo esfuerzo es poco para preservar la biodiversidad del planeta.
Miles de millones de euros de beneficio, más de un millar de especies a punto de extinguirse, primates, colmillos de marfil de elefantes, cuernos de rinocerontes, millones de peces tropicales…
Son solo algunos datos de la estadística demoledora y mortal que resulta del tráfico internacional de especies protegidas, una de las causas más importantes de pérdida de biodiversidad en el mundo.
En 2012 el tráfico de marfil alcanzó máximos históricos y se es tima que cada año se es tan matando a unos 30.000 elefantes
Mientras los traficantes prosiguen su actividad, un acuerdo internacional, el Convenio de Washington o CITES, intenta frenar el tráfico de especies de fauna y flora del mundo.
Y de su última reunión de Tailandia celebrada en marzo salieron algunas medidas esperanzadoras.
Junto a la destrucción de hábitats y la invasión de especies no autóctonas, la captura y el comercio ilegal de fauna y flora supone una de las principales amenazas que ensombrecen el futuro de algunas de las especies silvestres, sobre todo las más amenazadas.

DELTA DEL OKAVANGO
en Botsuana. Con el amanecer una leona sale a cazar. © Frits Hoogendijk (Sudáfrica)
La rareza y exotismo de determinados animales despierta en ciertos seres humanos el absurdo deseo de poseer algo que es escaso, en ocasiones único e irreemplazable.
Supersticiones, la atribución de propiedades médicas, mágicas o afrodisiacas o el lujo, son otras causas por las que se mantiene esta presión sobre algunas especies.
En efecto, al analizar las principales razones por las que se sigue manteniendo un negocio que está produciendo tanto daño a las poblaciones silvestres de multitud de especies, nos encontramos con que este tráfico produce pingües dividendos a unas cuantas personas que, además, han observado que se trata de una actividad ilegal poco arriesgada y no tan perseguida como lo puede estar el narcotráfico o el tráfico de armas, pero que es equiparable a éstos en rentabilidad.
Datos de la Interpol estiman que el comercio ilegal de especies mueve anualmente unos 14.500 millones de euros, ocupando el cuarto puesto en todo el mundo en volumen de negocios después del narcotráfico, la falsificación y el tráfico de personas.
Impunidad y rentabilidad representan un claro acicate para muchos traficantes, lo que está provocando que el problema aumente a pesar de los cada vez mayores controles internacionales.
En más de una ocasión se ha observado que los canales de distribución y las personas implicadas en asuntos de tráfico de especies son los mismos que los de otros crímenes, probándose así que se trata de un complejo y grave problema de especiales consecuencias no sólo para la naturaleza, sino también para el desarrollo económico, social y político de estos países.
Un ejemplo de estas implicaciones es el Ejército de Resistencia del Señor, una guerrilla de República Centroafricana acusada de crímenes contra la humanidad y que se sabe que financia sus operaciones con el tráfico de marfil.
Las denuncias de WWF sobre las implicaciones de que tiene este tráfico han conseguido que se debatiera en el plenario de la ONU y que Hillary Clinton iniciara una campaña desde el departamento de estado del Gobierno de Estados Unidos.
Algunas especies y productos derivados de la naturaleza de nuestro planeta se encuentran entre los más cotizados económicamente.
La singularidad o rareza zoológica y botánica es directamente proporcional a su cotización en el mercado y así, cuanto más rara es una especie, más valiosa es y, como un círculo vicioso, más se la persigue, disminuyendo hasta límites mínimos o incluso extinguiéndose.
Pero las implicaciones de este tráfico traspasan las fronteras económicas y se hacen políticas y sociales, toda vez que, una vez más, son los países en vías de desarrollo los grandes perdedores sacrifican su naturaleza y son los que menos beneficios económicos reciben.
Pero el tráfico de especies significa mucho más.
WWF estima que de todos los animales vivos que recorren el planeta del contrabando, entre el 60 y 80 por ciento mueren durante la captura, transporte y comercialización posterior.
Esta es la razón por la que el tráfico con especies vivas significa una esquilmación notable para muchas poblaciones animales, cuya disminución provoca efectos directos sobre otras especies, al desestabilizar la cadena alimentaria y causar la multiplicación de plagas de insectos, al terminar con sus predadores.
En Asia, por ejemplo, la sobreexplotación de las ranas toro, que se alimentan de mosquitos portadores de malaria, ha provocado la expansión de la enfermedad.
Pero además, la explotación no controlada de especies de fauna y flora tiene también efectos negativos sobre la economía de los países en vías de desarrollo, cuyas poblaciones locales pueden depender de la venta de productos derivados de animales y plantas para sobrevivir.
WWF ha venido alertando en los últimos meses y a través de una amplia campaña internacional sobre la tremenda presión que este tráfico ilegal está ejerciendo sobre determinadas especies, que son auténticos iconos de la conservación de la biodiversidad en todo el mundo.
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Una presión que ha crecido en los últimos años de forma exponencial hasta convertirse en insostenible y pone en jaque los esfuerzos de conservación realizados durante décadas.
Así en 2012 el tráfico de marfil alcanzó sus máximos históricos con un total de unas 40.000 toneladas y se estima que cada año se están matando unos 30.000 elefantes africanos.
Los rinocerontes africanos, por otro lado, protagonistas de algunas de las páginas más brillantes de la historia de la conservación.
WWF es tima que entre el 60 y 80 por ciento de los animales mueren durante la captura, transporte y comercialización posterior
Si en 1895 tan sólo quedaban entre 20 y 50 ejemplares de rinoceronte blanco meridional en el planeta, en la actualidad se estima una población de unos 18.800 individuos, que se concentran principalmente en Sudáfrica (95% de la población total). Pero la historia feliz se está convirtiendo en tragedia.
En 2012 se mataron en Sudáfrica un total de 668 rinocerontes y ya van más de 150 en lo que llevamos de 2013.
Estas cifras que suponen una media de casi dos rinocerontes muertos al día, están muy alejadas de los valores de finales del siglo pasado que se situaban en 14 ejemplares al año (periodo 1990-2005).
De continuar esta tendencia, contemplar un rinoceronte salvaje en las sabanas sudafricanas será una utopía.

Tigres recogidos por los monjes del Templo del Tigre cuando eran cachorros y que hoy acompañan a las visitas de turistas. © Melissa Lee (Malasia).
El CITES es el mejor instrumento para detener este tráfico mortal.
178 países forman parte de este acuerdo internacional, cuyo fin primordial es la conservación de miles de especies de fauna y flora mundiales mediante la regulación de su comercio.
La puesta en práctica del CITES es responsabilidad directa de los países firmantes, quienes deben mandar periódicamente a la Secretaría CITES con sede en Ginebra, Suiza, la relación de importaciones y exportaciones de especímenes incluidos en el CITES, para los cuales se exigen unos certificados especiales.

Migración de aves antes del invierno en la costa búlgara del Mar Negro. © Yves Adams (Bélgica).
El Convenio incluye un texto legal por el que se deben regir los países firmantes y una serie de apéndices donde se encuentran las especies reguladas por el Convenio.
Y la UE tiene un reglamento específico, más estricto, de aplicación de este Convenio para los países europeos.
WWF trabaja des de los años 70 contra esta lacra. Desarrolla proyectos de conservación y de lucha contra el furtivismo en el planeta.
WWF trabaja desde los años 70 contra esta lacra y fue uno de los principales impulsores de la creación del CITES.
Asesora a los gobiernos, lucha contra el furtivismo, proporciona guardería en parques nacionales, desarrolla proyectos de conservación de especies, elabora estudios científicos y campañas de sensibilización y, consciente del grave problema, puso en marcha un programa especial de seguimiento y control del comercio de especies amenazadas, denominado Traffic.
WWF y Traffic asistieron a la última Conferencia de las Partes de CITES (COP) que se celebró en Bangkok, donde se han adoptado algunas medidas que pueden ser la clave para la supervivencia de algunas de las especies más amenazadas por el tráfico internacional.
Los resultados de esta cumbre mundial han sido muy positivos.
En primer lugar se ha reconocido la importancia y efectos de este tipo de crímenes y se han establecido las bases para someter a un mayor control a los países más implicados en el contrabando de marfil, paso previo a la aplicación de posibles sanciones.

Oso kermode, también llamado ‘oso fantasma’, en el Great Bear Rainforest al sur de Alaska. © Paul Nicklen (Canadá).
Hay que valorar que estas sanciones pueden ser muy serias ya que pueden suponer la prohibición de comerciar con todas las especies incluidas en el convenio CITES (lo que incluye no sólo especies animales sino también especies forestales como muchas de los árboles maderables de mayor valor) lo que puede tener una enorme repercusión económica en muchos de estos países.
Así, los estados participantes han ordenado a China, Kenia, Malasia, Filipinas, Tailandia, Uganda, Tanzania y Vietnam -los países más implicados en el comercio ilegal de marfil– a que presenten planes para hacer frente al problema en el plazo de dos meses y realizar avances sustanciales antes de la próxima reunión de CITES (verano de 2014).
Pero la primera decisión para regular mejor el comercio de marfil se produjo en la misma sesión inaugural, cuando la primera ministra tailandesa, Shinawatra Yingluck, anunció que cerraría los mercados de marfil de su país.
Esta promesa se producía tras una intensa campaña internacional liderada por WWF y secundada por Avaaz y el actor Leonardo DiCaprio y su Fundación, que lograba que 1,5 millones de personas firmaran peticiones pidiendo poner fin a este comercio.
Hay que destacar que Tailandia había sido denunciada como el país donde se estaba ‘blanqueando’, justamente gracias a la existencia de este comercio y a cierta permisividad, la mayor parte de los colmillos de marfil ilegales procedentes del continente africano.
El cierre de este mercado supone un auténtico varapalo para las redes mafiosas que están masacrando los elefantes en toda África.

MACACOS DE CRESTA negra acurrucados para dormir en la isla de Sulawesi. © Jami Tarris (EE UU).
También ha sido muy importante la adopción de un plan para reducir la demanda de productos salvajes ilegales como el cuerno de rinoceronte, con un conjunto de compromisos enfocado a luchar contra los sindicatos del crimen organizado que trafican ilegalmente con cuerno de rinoceronte, administrando penas cada vez mayores.
Pero CITES va mucho más allá de la conservación de las grandes especies salvajes y afecta a una enorme conjunto de especies (más de 35.000).
En la cumbre mundial la primera ministra tailandes a anunció que cerraría los mercados de marfil de su país.
Precisamente otro de los grandes éxitos de esta conferencia ha sido que por primera vez se ha regulado el comercio de una serie de especies marinas de interés pesquero como son los tiburones.

LEONES Marinos de steller en la costa de la isla de Hornby.
© David Hall (EE UU).
Así, los gobiernos reafirmaron una protección mucho más estricta para tres especies de tiburones martillo, los tiburones oceánicos de punta blanca, el marrajo sardinero, y dos especies de mantarrayas.
Los tiburones y mantarrayas fueron listados en el Apéndice II, para poder a regular su comercio internacional a niveles sostenibles y evitar el descontrol que está llevando a millones de individuos a morir cada año por sus aletas, un producto de lujo en Asia, especialmente apreciado en China.
Como afirmó Carlos Drews, jefe de la delegación de WWF en CITES: ‘Este es un momento histórico, donde la ciencia ha prevalecido sobre la política.
Los tiburones y las mantarrayas están siendo literalmente borrados de nuestros océanos’.
Hasta hora los gobiernos habían empleado diferentes excusas para evitar dar este paso que resulta fundamental para contribuir el futuro de los océanos y que en el futuro esperamos se extienda a otras especies marinas amenazadas por la sobreexplotación comercial, tanto a nivel nacional como internacional.
Finalmente hay que mencionar que los negociadores también votaron a favor de aumentar el nivel de protección de varias especies de palisandro (palo de rosa) y ébano, que han sido sujetas a niveles peligrosos de tala ilegal, conduciendo a la deforestación, especialmente en Madagascar, aunque también en las selvas latinoamericanas y asiáticas.
En definitiva, una cumbre que ha permitido avanzar notablemente.
No hemos conseguido atajar el problema y queda mucho trabajo por delante pero los resultados de esta cumbre de CITES han sido muy positivos y constituyen unos pasos adelante muy significativos en la lucha contra el tráfico ilegal de especies, al tiempo que abren nuevos caminos para el futuro en ámbitos como el marino. •
Fíjate bien en su mirada. pues su discurso y su obra es igual: sincera. Puro reflejo de una concienzuda búsqueda interior. como pasos de un bolero entre el vacío y el lleno. Aunque desconocido aún para el gran público español, su obra se expone ya en China (Los jardines de Changchun), Canadá (Los Trois-Rivières de Quebec), Italia (el museo de escultura de carrara) o dentro del propio museo de arte moderno de Valencia. A Bañuelos le gusta el número 7, lee tanto como esculpe, le falta un trozo del dedo gordo del pie porque con él intentó parar la caída de una escultura y sueña con la búsqueda de la perfección. ‘pero ¿la búsqueda de la perfección es una razón estética o moral?’ pregunta tratando de expulsar a sus fantasmas. porque es un creador de esculturas que podría haber sido filósofo (aunque él se licenció en políticas y sociología). A fecha de hoy ha creado 732 obras con alma y en armonía con la naturaleza. Así es él.
Por Paloma Rosado. Fotografía: Álex Río
En su taller suena música en una radio Fisher Price a la que no le ha cambiado las pilas desde que sus hijos dejaron de usarla, hace más de 20 años. ‘Es por la energía que hay aquí -dice jocoso-, por la mala leche que circula cuando algo no me sale. Eso las recarga, Jajaja’, dice. Su almacén de piedras ocupa la cancha de tenis de su casa y su biblioteca es uno de sus bienes más preciados. ¿El otro? Su trabajo y su familia de los que habla con pasión. ‘Tengo la suerte de tener una mujer y unos hijos estupendos que aceptan mis defectos’ dice refiriéndose a ellos’.
Su perfil es un tanto atípico. La primera escultura la hizo a los 32 años, su primera exposición a los 35…
Porque antes era pintor, hasta que hice una primera escultura y a partir de ese momento dejé los pinceles que me hacían sufrir mucho y con los que no me expresaba bien. Y ahora no es que siempre disfrute, también sufro, pero me expreso mejor.
¿Quién diría que es usted?
Un hombre del Renacimiento, por lo menos por la edad ¡jajaja! Me veo como alguien enamorado de su trabajo que trata de expresar su pensamiento mediante la escultura y que va evolucionando constantemente. En el momento en que no haga algo que sea interesante lo dejaré. Copiar a los demás es necesario para aprender, como decía Picasso, pero copiarse a sí mismo es trágico.
¿Por eso cada 6 ó 7 años da un salto y cambia de etapa?
Puede ser. Ahora con la deconstrucción llevo siete años y ya estoy empezando a hacer unas cosas que me parecen diferentes, trabajando el interior de las piedras, haciendo que la luz ilumine el interior.
¿Por qué deconstruye? ¿Qué es eso exáctamente?
Yo soy licenciado en Ciencias Políticas, he estudiado a Jacques Derrida, el padre de la deconstrucción y él decía que era destruir algo para volver a construirlo. En mi caso con una piedra, que parece que siempre va a ser así, yo la corto y la cambio para que acabe siendo una cosa distinta.
¿Cuánto tiempo lleva este proceso?
Hay esculturas en las que puedo invertir semanas, meses o años. Tengo una que tardé 20 años en acabar, es mi récord. Porque antes de hacer una escultura tengo que pasar por el estudio donde leo, investigo, vivo mi proceso interior, que es lo más duro porque es lo que más tiempo lleva. Aprender a picar piedra es cuestión de un mes, pero qué quieres decir con eso te puede llevar toda la vida. Cuando voy a las canteras a comprar piedras (porque está prohibido coger las grandes del campo), cualquiera de los trabajadores pica muchísimo mejor que yo, pero ¿lo viven como proceso interior? Yo ya llevo 732 esculturas y algunas de 400 toneladas.
¿Qué tiene la piedra que no tiene el bronce, el hierro o los plásticos?
La piedra es insustituible. En el momento en el que le haces una transformación ya está, sólo sirve para lo que la has transformado. El bronce lo puedes fundir pero la piedra es lo único que se ha conservado desde la Antigüedad, porque no tiene ningún valor, por eso están esas esculturas en los museos, sino las habrían fundido o vete tú a saber. Pero la piedra es eterna. Tal vez en lo que yo hago hay una intención de perdurar… puede ser algo inconsciente.
¿Por qué elige una piedra concreta y no otra?
A veces estoy buscando algo y la piedra me dice: ‘estoy aquí’ y al verla resulta que he soñado con ella o que es igual a la de mi imaginación. Y hago la maqueta y sale bien. Es muy bonito, son momentos muy creativos (aunque también los hay de otro tipo).
La profesora González Vicario dice que hoy la escultura juega a veces a ser arquitectura y usted tiene esas grandes obras de 400 toneladas.
Así es. Yo estoy trabajando también con arquitectos y tengo obras que ya rozan la arquitectura.
¿Cómo combinan Arte y Naturaleza?
Yo creo que lo interesante es que el Arte no agreda a la Naturaleza. Cuando trato la piedra, la respeto, no la oculto, trato de que se vea que es piedra haciendo un cambio, un juego de movimientos…
¿Con qué crea? ¿Con el corazón, las tripas o la mente?
Con todo y con el inconsciente. Hubo épocas en las que intentaba expresar lo que quería y no podía. Cuando uno sabe lo que quiere expresar, luego tiene que relajarse, porque haga lo haga va a hacer lo que es, lo que vive… Lo que he hecho es invertir en mí y ser honrado porque haga lo que haga no tiene ningún mérito. Y no lo hago porque sea buena persona si no porque sé que es la única manera de funcionar bien. Todo lo que veo y lo que leo sale si me relajo.
Lo último que ha visto o leído y que influye en su obra…
La obra de autor que me dejó fuera de juego y que aún no he superado. Es un alemán al que se acusó de estar con Hitler y no era así en absoluto. Se llama Benn. Tiene tres tomos enormes que me regaló mi mujer y que me cambiaron la vida; es poesía, su pensamiento y su biografía. Después de eso cualquier cosa que he leído me ha parecido una tontería, lo que me ha hecho mucho daño porque he estado sin poder leer… Intenté volver a Proust y nada. Volví a El Quijote y lo dejé a la mitad.
En su taller se respira una paz desordenada. Y mucho tiene que ver que esté en plena naturaleza. Se levanta a las 6.30 h., nada una hora y después de desayunar con la familia al completo, él se pone a trabajar ‘y no salgo, no voy a exposiciones y eventos. Esto es como un convento, algo cuasireligioso’, dice.
Es usted un gran desconocido en España.
Y es por mi culpa, porque estoy aquí todo el día metido. Porque yo a las siete de la tarde tengo aún mucho que leer y estoy cansado, y acabo yéndome al estudio. Aunque reconozco que tampoco me ha preocupado que me conozcan. Siempre he tenido gente que me ha comprado la obra, españoles y sobre todo franceses y americanos y como puedo vivir bien…
¿Se vende bien su obra?
Hasta la fecha, sí. Porque quien me compra, repite.
¿Qué intuye que ve quien le compra?
Yo creo que se ven reflejados. Porque como lo que hago, lo hago de corazón, eso es un lenguaje universal y lo entiende un chino, un americano o quien sea. Hay alma. Como decía mi bisabuelo, al que yo no conocí: ‘hijo mío, en esta vida sólo hay una manera de comportarse: la fija’. Todos sabemos lo que tenemos que hacer. Otra cosa es que no lo hagamos….
Habla de indignación ante la miseria, la desigualdad, la necesidad de compromiso… pero, ¿cómo se traslada eso a su obra
Yo lo he trasladado a un nivel personal muy íntimo, lo que puedo hacer desde mi pequeño rincón lo hago. Una de las cosas que yo intento hacer, por ejemplo, es ser honrado con mi trabajo porque no está de moda lo que yo hago. La deconstrucción es un movimiento que me he inventado yo, así que no puede estar de moda, pero esto es lo que tengo que hacer ahora.
¿Es más bello lo más simple?
Sí, sin duda, aunque a mí me ha costado años llegar a eso.
Ya ha salido el tema de la trascendencia y que usted sospecha que busca trascender con su obra porque la vida es corta…
… y la mitad de noche, jajaja… Y, encima, hay noches geniales y otras son un desastre. Yo de eso me dí cuenta muy joven. De pequeño tuve meningitis, estuve muy malito pero me salvé. Y siempre he sentido que esto es un suspiro. Esto va tan rápido que no se puede perder el tiempo en no ser uno mismo y en no hacer lo que se tiene que hacer. Por eso pensar ‘ya lo haré mañana’ es un error. Si quieres hacer algo ponte hoy. Fíjate yo trabajo un montón ¡y soy consciente de que no me va a dar tiempo a hacer lo que quiero! Me voy a quedar en la entrada de las cosas.
Hablando de hacer, ¿qué hace este verano?
Trabajar. Tengo que cerrar un par de cosas en México D.F. y aquí, en Guadalajara. Además me han ofrecido el Hispanic Institute de Nueva York. Este año cuando a Frank Stella le dieron el Premio Internacional Julio González del IVAM, él y su ex mujer, Barbara Rose, vieron mi exposición y me propusieron llevarme a Nueva York.
Tal vez su momento para dar el salto al gran público está llegando.·