Norteamericana de nacimiento y parisina de residencia, Susan George es una de las intelectuales progresistas más brillantes y respetadas de nuestra época. Amable, permite que la interrumpamos en plena preparación de una conferencia que dará, días después, en la London School of Economics, a la que también podremos asistir. Habla con Anoche Tuve un Sueño sobre su último libro, sobre el futuro que se cierne sobre nosotros de no cuidar nuestro entorno natural, sobre la insensatez humana de no reaccionar ante los ataques a la democracia y sobre el potencial creativo de las minorías.
Por FERNANDO LÓPEZ DEL PRADO Fotografía THE TRANSNATIONAL INSTITUTE
Incansable y profundamente comprometida con su tiempo, Susan George ha escrito cerca de 20 libros y un sinfín de artículos para periódicos de diferentes nacionales sobre temas tan destacados como el estado de la economía mundial, las crisis actuales, las medidas de austeridad y el creciente poder de las grandes corporaciones. A lo largo de su carrera, ha colaborado con diversas agencias especializadas de Naciones Unidas, Greenpeace y ATTAC. En la actualidad es asesora del Observatorio Europeo de Corporaciones y presidenta de la junta de Transnational Institute, reconocido centro de investigación e incidencia política, cuya misión fundacional es la de trabajar por la consecución de un mundo más democrático, equitativo y sostenible.
Su último libro, ‘Los Usurpadores. Como las Empresas Transnacionales Toman el Poder’ (ICARIA, 2.015) hace un repaso a cómo individuos con demasiado poder, grupos de presión, corporaciones multinacionales y organismos de nuevo cuño están haciéndose con el control de las instituciones de gobierno elegidas por la ciudadanía. Desprovisto de palabras sofisticadas y jerga especializada, alerta sobre los riesgos que tendrá este control sin oposición sobre el medioambiente, la democracia, la salud y el bienestar de las personas. Un brillante ejercicio de elocuencia al servicio de la paz, la dignidad humana y la justicia social.
En su libro comenta que ‘el modelo neoliberal hace falsas promesas de prosperidad y puestos de trabajo para todos, pero que al mismo tiempo es incapaz y no tiene la mayor intención de cumplir estas promesas’. Continúa diciendo que ‘este modelo ha sido desacreditado moral, intelectual y empíricamente’. No obstante, echando un vistazo a la situación mundial actual, pareciera que está ganando la partida. ¿A qué se debe? El fundamento del modelo neoliberal no se vertebra en torno a la idea de ser modelo inclusivo, donde se dé la bienvenida a todos. Muy al contrario. Se organiza para que se puedan transferir enormes sumas de dinero y el control total del poder político a una élite. Y hay que reconocer que esta élite, que se conforma del 1% de ese 1% dominante, está cosechando un éxito sin precedentes. Es un sistema que se construye sobre la premisa de hacer desaparecer de manera progresiva las leyes que regulan las relaciones laborales y reducir la capacidad de las personas para ejercer la democracia.
¿Cuáles son las principales características de lo que usted llama la ‘gran regresión neoliberal’? El sistema neoliberal ha creado las cotas más altas de desigualdad entre los seres humanos. Ha sido decisivo para hacer aumentar la cantidad de personas que se encuentran sin acceso a un empleo o en situación de precariedad laboral, para los que van a trabajar. Antes de que este modelo cosechara tal éxito político, sobre todo a partir del año 1.979 y con las victorias electorales de Ronald Reagan en Estados Unidos y Margaret Thatcher en el Reino Unido, la situación no era así. Por lo tanto, se puede afirmar que sea una regresión en toda regla. El modelo neoliberal es lo opuesto a lo que entendemos por progreso social.
Comenta en el libro que posiblemente lo más peligroso y agresivo del comportamiento de las corporaciones multinacionales sea la pretensión de apoderarse de las funciones básicas de los gobiernos y deshacerse de las protecciones básicas a los ciudadanos a través de los llamados Tratados de Libre Comercio. En realidad no quieren asumir las funciones asignadas tradicionalmente a los gobiernos. No creo que estén muy interesados en hacerse cargo de las responsabilidades de su día a día. Lo que sí pretenden es marcar su agenda política y hacer valer sus propios intereses. Pretenden poder fijar los términos de estos tratados, pero la negociación, más farragosa, se la dejan a los gobiernos. Este hecho es especialmente claro en el caso del TTIP. Las multinacionales están exigiendo tener mayor protagonismo en los procesos de elaboración de leyes, en un claro intento de usurpar las funciones legítimas del poder legislativo. Si estados soberanos optaran por pasar una determinada normativa que, supuestamente, fuera en contra de sus intereses, estas empresas podrían demandar a países enteros. Están presionando para que la resolución de estos litigios quede en manos de una corte de arbitraje privada, en vez de en manos de un tribunal. Esta situación es especialmente peligrosa, sobre todo, en el caso de los asuntos relacionados con el cambio climático. Por ejemplo, si un gobierno pretendiera limitar la extracción de combustible de origen fósil en su territorio o poner un tope a las emisiones de dióxido de carbono, se podría encontrar con el desafío de los principales inversores de estas empresas arguyendo que ese gobierno está coartando su obtención de beneficios. Del mismo modo, si a un gobierno se le ocurre subir el salario mínimos a sus trabajadores, estas empresas lo podrían interpretar como una afrenta a sus posibles ganancias. Sus consecuencias serán nefastas.
‘EL SISTEMA NEOLIBERAL HA CREADO LAS COTAS MÁS ALTAS DE DESIGUALDAD ENTRE LOS SERES HUMANOS’
¿Por qué cree que las negociaciones del TTIP están siendo tan secretas? Si realmente se supiera todo lo que está en juego y sus consecuencias, la opinión pública sería muy negativa. Inicialmente creyeron que estas negociaciones podrían haber concluido en 2014, pero su sorpresa ha venido de la creciente oposición que se está generando en diferentes puntos del planeta. Pareciera que para calmar los ánimos, la Comisión Europea ha prometido negociar la inclusión de cláusulas de protección del empleo y el medioambiente en el tratado, pero no creo que puedan hacerlo. Ya lo intentamos sin éxito con la Organización Mundial del Comercio al inicio de los años 90. La Comisaria Europea de Comercio, la sueca Cecilia Malmström, ha declarado que es su intención que estos elementos de protección formen parte del borrador del TTIP y dice estar a la espera de que su contraparte estadounidense se pronuncie al respecto. No hemos de engañarnos, si no se ha conseguido en los últimos 20 años, muy posiblemente no se vaya a lograr ahora. Esto es lo que en francés llamamos poudre aux yeux – literalmente, ‘polvo en los ojos’ -. Es una cortina de humo que nos lanzan para que nos aplaquemos y dejemos de protestar. Los americanos no lo van a aceptar nunca.
¿De firmarse este tratado traería algún tipo de beneficio a la ciudadanía europea? Es muy difícil de decir. Creo que Europa, las grandes empresas europeas, lo que pretenden es tener acceso a los cuantiosos contratos públicos del gobierno norteamericano en materia de infraestructura, principalmente. Aún no se ha podido corroborar, pero al parecer para conseguirlo estarían dispuestos a hacer importantes concesiones en la política agraria comunitaria, aunque yo no estoy muy segura de que vayan a tener éxito. Los americanos se vienen quejando de que el uso europeo del ‘principio de precaución’ a la hora de regular la aprobación de un nuevo producto en el continente es abusivo y adolece de base científica. Defienden que los alimentos que contienen organismos genéticamente modificados son perfectamente saludables y que aún no ha sido posible corroborar el peligro para la salud o el medioambiente de una serie de productos químicos que están prohibidos en Europa. Esto es completamente falso. Hace poco que se destapó el escándalo con los coches de Volkswagen. Hemos sabido que la empresa estaba engañando tanto a los gobiernos como a los consumidores. Estaba utilizando datos falsos en su único beneficio. Del mismo modo, sabemos que General Motors ha tenido que retirar del mercado cerca de dos millones de coches porque el mecanismo de arranque de uno de sus modelos estaba defectuoso. Lo más sorprendente es que pretenden hacernos ver que este comportamiento es perfectamente normal. Su manera de abordar este asunto es: muy bien, que se distribuya y si finalmente se comprueba que hay algo que no funciona y como resultado se interponen cientos de demandas, en ese momento puede empezar a considerar tomar medidas cautelares’. El enfoque europeo en cuanto a la regulación de productos y procesos es muy diferente. Aunque para serle sincera, las multinacionales de ambas partes del Atlántico podrían asumir hacer negocios de esta manera, podrían permitir a todo el mundo que exportara e importara lo que le viniera en gana y dejar al mercado que regulara.
Si un tratado de estas características se está negociando bajo un presidente demócrata, ¿cómo sería si se estuviese debatiendo bajo la administración de un gobierno republicano? Mucho peor, imagino. Se espera que el tratado se concluya durante el mandato del presidente Obama, pero no está muy claro ya que se prevén dificultades adicionales. El tratado necesita el visto bueno del Senado norteamericano, de mayoría republicana. Es más, sería erróneo pensar que todos los republicanos tienen la misma actitud respecto al TTIP. Algunos son tremendamente proteccionistas. Habrá que esperar y prestar mucha atención a quién resulta ser elegido o elegida en las próximas elecciones presidenciales. El presidente Obama logró obtener del Congreso de los Estados Unidos la aplicación del mecanismo de vía rápida. Eso implica que pueden decir sí o no al tratado, pero sin la capacidad de presentar ninguna enmienda. No está claro que el siguiente presidente mantenga este mecanismo. Pero volviendo a su pregunta, mucho me temo que de contar con un republicano en la Casa Blanca sería bastante peor. Para serle sincera ni siquiera he llegado a pensar en las posibles repercusiones de esta posibilidad aún.
Usted ha declarado que uno de los problemas más importantes a los que nos enfrentamos en estos momentos es el cambio climático. ¿Usted cree que somos realmente conscientes de las dimensiones de este problema? Creo que no. No todo el mundo está muy al tanto de las posibles consecuencias y su gravedad real. Se podría decir que la preocupación por el estado del medioambiente es un fenómeno de la clase media. Me explico, en países como Francia o España, una gran parte de la población está más preocupada por el nivel de desempleo, la precariedad laboral o la pérdida progresiva de poder adquisitivo que por la capa de ozono. Eso es perfectamente entendible. Las clases más pobres de Francia se enfrentan diariamente a una situación muy precaria y su número no deja de crecer. En la actualidad tenemos a seis millones de personas sin empleo. Sus problemas diarios les mantienen ocupados, sin demasiado tiempo para reflexionar sobre el cambio climático. No obstante, es justo decir que cada vez contamos con más personas concienciadas al respecto. En muchas comunidades se están llevando acciones locales de sensibilización. De todos modos, es un asunto muy delicado y entiendo que mucha gente no quiera oír hablar de ello. No es agradable imaginar un futuro en el que nuestros nietos vivan mucho peor que nosotros. No es muy alentador. En el año 2075 mis nietos tendrán la edad que tengo yo, que es 81, y no es agradable pensar que morirán de enfermedades relacionadas con el deterioro del medioambiente en situaciones de insoportable sufrimiento. A la gente no le gusta pensar en esto y lo entiendo, pero no tenemos más remedio.
¿Qué opinión le merecen los movimientos negacionistas del cambio climático? Por fortuna, solo son políticamente relevantes en Estados Unidos. Es el único lugar en el mundo donde cuentan con financiación suficiente y donde son particularmente activos. También hay grupos que reconocen la progresiva gravedad de la situación, pero que los avances tecnológicos, como la geoingeniería, nos salvarán de la catástrofe. Pero permítame decirle que las mayores amenazas a las que nos enfrentamos son la indiferencia, el egoísmo, el no poner un precio a las emisiones de CO2 de manera inmediata o no ponernos de acuerdo para establecer un control más férreo sobre la actividad de las multinacionales extractoras y comercializadoras de combustibles de origen fósil. Estas sí son amenazas reales.
¿Cómo podemos desafiar estos problemas? ¿Cuál es la manera más efectiva de plantarles cara? Hay múltiples medidas a nuestro alcance, como las campañas de desinversión sobre este tipo de empresas o actividades que dañen el medioambiente. Por ejemplo, España debería ser muy activa en el seguimiento de la labor del señor Miguel Arias Cañete, Comisario Europeo de Acción por el Clima y Energía, que está siendo muy perjudicial. También se podría exigir a aquellas entidades que hayan invertido en Repsol que retiraran su dinero. El Gobernador de Inglaterra anunció que iban a retirar las acciones que tenían en este tipo de empresas. Se pueden organizar campañas que señalen y avergüencen a estas personas, como al señor Arias Cañete, averiguar qué medidas está tomando desde su Dirección General y difundirlo. Se pueden organizar actividades a nivel local, como las llamadas comunidades de transición. Son movimientos de base comunitaria que han decidido llevar a cabo una serie de iniciativas que reduzcan sus emisiones de CO2. Hay un movimiento en Valencia de estas características, estuve con ellos el pasado mayo, aun no se han conseguido grandes cosas, pero son buenos ejemplos. Además, la tecnología está de nuestra parte, hay numerosas soluciones técnicas que se pueden poner en marcha.
La situación griega no se resolvió como esperaba en su libro. ¿Qué cree que pasó entonces y qué no nos contaron? No sé si no nos lo contaron, lo que sí fue seguro fue la intención de Ministro de Finanzas alemán, el señor Schäuble, de echar a Grecia de la Zona Euro. Hizo todo lo que estaba en su mano. Los griegos podían haber simplemente desobedecido y haber puesto controles al movimiento de capital de sus bancos, pero no lo hicieron. Así que cuando sus bancos estaban vacíos, el Presidente Tsipras tuvo que aceptar las propuestas de la troika – compuesta por el Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional – que resultaron ser mucho más duras que las iniciales. Mucha gente pensó que se podía haber acudido a un Plan B, como se empezó a llamar en su momento, antes de llegar a una situación tan dramática, pero no se hizo. Este Plan B se tendría que haber puesto en marcha mucho antes del estallido de la crisis en junio. Se necesitaba tiempo para preparar a los bancos, para establecer una moneda alternativa. Como imagina, este tipo de medidas no se pueden hacer de un día para otro. Lo que pasó fue vergonzoso y posiblemente no sea la última vez ‘no es agradable pensar en un futuro en el que nuestros nietos vivan mucho peor que nosotros’ que ocurra. En las próximas semanas me voy a reunir con un grupo de griegos. Espero que me puedan contar con más detalle qué pasó. Mire, las medidas de austeridad conducen a las personas a un endeudamiento progresivo, hacen que la vida sea más miserable. Los alemanes lo llaman ordoliberalismo, en vez de neoliberalismo, es prácticamente lo mismo, pero de origen alemán. Muchos se lo toman como si fuera a una doctrina religiosa que, entre otras cosas, tiene la obligación de castigar a las personas que han pecado. En alemán la palabra que se utiliza para deuda es la misma que se utiliza para culpa, Schuld. Se dice meine Schuld, mea culpa. Esta relación es muy interesante para entender la posición alemana.
Su libro describe un escenario bastante oscuro e incierto, pero al final reconoce que nunca había sido testigo de tantas campañas e iniciativas en tantos países diferentes. ¿Hay espacio para la esperanza? ¡Por supuesto! Como ciudadanos no tenemos ningún derecho a no hacer nada argumentando que las decisiones ya han sido tomadas. No creo que podamos permitirnos el lujo de irnos tranquilamente a la playa a leer una novela porque todo es muy complicado. No nos podemos dar por vencidos. Podemos ser optimistas o pesimistas, en mi opinión no son categorías morales. Mucha gente me pregunta qué soy yo y siempre digo que ni una cosa ni la otra. Tener esperanza es crucial para actuar moralmente. No conozco el futuro, por lo tanto debo tener esperanza. De lo que sí estoy convencida es que si no hacemos nada, si no aportamos, estamos contribuyendo al fracaso. Tener un futuro mejor es nuestra responsabilidad. Quizá sea ya muy tarde, no lo sabemos, por eso no podemos esperar. Tenemos que actuar.
Al final de su libro hace un comentario sobre el valor y el potencial de las minorías. Por supuesto que sí. Estoy convencida de que en el seno de las minorías se gestan grandes ideas. Llevo trabajando en temas relacionados con el medio ambiente desde el año 1989. Entonces no era una idea muy compartida, pero esa situación había cambiado en la XV Conferencia Internacional sobre el Cambio Climático que se celebró en Copenhague en 2009. En aquel momento, la gente creyó que podía confiar en sus políticos, pero se ha demostrado que no, por tanto, tenemos que actuar de manera diferente. El próximo 12 de diciembre volveremos a salir a la calle para manifestarnos. No esperamos que los gobiernos recojan ninguna de nuestras propuestas, así que seguiremos manifestándonos y trabajando.
Después de décadas de trabajo y activismo, ¿Qué cree que ha conseguido? No estoy segura. Constantemente hablo con personas que me dicen que han leído mis libros y mis artículos, lo que es una manera de reconocimiento. Pero es difícil saber qué he logrado. Creo que harán falta más años para saberlo, quizá otra generación, sobre todo cuando se trabaja sobre aspectos tan amplios y complejos. Además, las victorias políticas son muy raras, muy difíciles de conseguir. Si se vence de manera fácil y rápida, lo más seguro es que no se haya librado la batalla correcta. La conferencia que nos brindó en el Hong Kong Theatre de la London School of Economics fue igual de honesta y brillante como todos sus años de activismo. No obstante, confesó humilde que se sorprendió al haber recibido la petición para hablar en tan ilustre centro educativo y ver a tanta gente joven interesada en lo que tenía que decir. El fin de su intervención quedó sellada con los aplausos agradecidos del auditorio. Ella pidió que parásemos porque la íbamos a hacer llorar, frente a lo que decidimos aplaudir con más fuerza. •
Poco antes de la publicación de La mujer de tu prójimo, Gay Talese recibió una carta de un misterioso hombre de Colorado que le hacía partícipe de un secreto sorprendente: había comprado un motel para dar rienda suelta a sus deseos de voyeur. En los conductos de ventilación había instalado una «plataforma de observación» a través de la cual espiaba a sus clientes. Talese viajó entonces a Colorado, donde conoció a Gerald Foos y pudo comprobar con sus propios ojos la veracidad de la historia. Además, tuvo acceso a algunos de sus muchos diarios: un registro secreto sobre el cambio producido en las costumbres sociales y sexuales de su país. Pero Foos había sido también testigo de un asesinato, y no lo había delatado. Tenía, pues, muchos motivos para permanecer en el anonimato, y Talese pensó que esta historia nunca vería la luz. Hoy, treinta y seis años más tarde, Foos está listo para hacerla pública y Talese puede darla a conocer. El motel del voyeur es una extraordinaria obra de periodismo narrativo que abre un intenso debate ético, y uno de los libros de los que más se ha hablado en los últimos años.
Entrevista publicada en el número 17 de Anoche Tuve un Sueño
‘AHORA EL PODER LO TIENE LA PUBLICIDAD’
Considerado el padre del Nuevo Periodismo, Gay Talese, es también escritor pero sobre todo ‘contador de historias’. Empezó como chico de los recados en la sede de The New York Times y de un modo silencioso y observador fue aprendiendo los entresijos de esta profesión de la que un día él sería un gran estandarte.
Por MARTA TORRES Fotografía ALFAGUARA
Gay Talese, de 83 años, prefiere esta vez que nuestro encuentro sea en la cafetería del Hotel Pierre en vez de en uno de sus salones. Va impecablemente vestido, como siempre. Considerado junto con Tom Wolfe, el padre del ‘Nuevo Periodismo’, el bueno, el que todos queremos hacer, pero a veces no sabemos cómo, no tiene prisa. Sus movimientos evocan un Nueva York decadente que ya no existe. Como la última vez que le entrevisté, empiezo a contarle mi vida como si fuese él quien va a escribir un artículo sobre mí y no al revés y después de haberme hecho una sencilla pregunta, ‘¿qué tal?’utiliza exactamente conmigo la misma técnica que le ha hecho famoso en las entrevistas, la cual aprendió de su madre cuando atendía a sus clientas en su tienda. Les dejaba hablar, que estuviesen tranquilos. Todo un logro en el Nueva York de hoy en día.
¿Lo hace a propósito, es decir, se interpreta a sí mismo o es una deformación profesional? Da igual. Esta entrevista se debe exprimir al máximo. Para ello, pese a haber publicado su último libro recientemente, elijo centrar esta entrevista su obra publicada en 2013 ‘El silencio del héroe’ de la editorial Alfaguara, en el que se recopila una serie de sus artículos deportivos más famosos en las publicaciones más prestigiosas, entre las que destacan textos en la revista New Yorker, The New York Times o Esquire. Al principio del libro, parece que sólo habla de deportes hasta que nos terminamos dando cuenta de que trata sobre la vida. De ganar o perder y su consecuencias. O de qué hacer con nuestro cuerpo cuando envejecemos. Una trampa mortal en el caso de los deportistas que viven prácticamente de su físico.
Antes de comenzar ni siquiera la conversación, me doy cuenta de que sabe exactamente lo que estoy pensando. Se da cuenta de mis inseguridades al tener delante al gran maestro del periodismo y las entrevistas. De esta forma, Talese, de nuevo en estado puro, no defrauda. Es entonces cuando me mira y arranca la entrevista. Y, ¿por qué no? Quizá sea mejor dejarle que tome las riendas. Será el único modo de averiguar hasta qué lugar nos lleva.
No sé cómo deberíamos empezar exactamente. ¿Qué preguntas tiene para mí? Lo cierto es que da igual. Haga lo que usted quiera. Lo único que tiene que lograr es hacerse con una historia. Se ha escrito mucho sobre cómo trabajo así que entiendo que usted quiera hablar de lo mismo. En el fondo soy la misma persona. Entonces, ¿qué va a hacer? (sonríe). Me inventaré algo, no se preocupe(ríe). Por cierto, ¿está la grabadora funcionando bien?
‘La prensa ya no hace reporterismo, ya no se investiga a los Gobiernos en ninguna parte del Mundo’
Sí, sí ya está grabando (lo compruebo por enésima vez) ¿Por qué no ha hecho usted la selección de los artículos? Creo que ha sido una persona que trabaja en The Washington Post (Mike Rosenwald) quien lo ha hecho. Sí, Mike es una persona joven. Ha leído lo que escribo durante mucho tiempo. Y me dijo algo con lo que estoy de acuerdo, que los deportes son un ejemplo maravilloso de la naturaleza humana. Y que es muy revelador, incluso más que la política, que la ciencia o los negocios. Los deportes están bajo el microscopio de miles y miles de personas. Y cuando es en televisión, en ESPN (canal deportivo en Estados Unidos) por ejemplo, con millones de personas. El reparto de actores que trabajan en el deporte cambia cada ciertos años y tienen sus fracasos y sus éxitos. Tienen sus lesiones y recuperaciones de romperse las piernas o la cara. Tienen que pasar por el castigo como muy poca gente, como soldados. Son como atletas, grupos de gente que se unen y van a la guerra juntos, a la batalla que es el campo. Unas veces experimentan tragedias y otras triunfos. Así, la guerra y los deportes son muy similares. En ambos casos, la gente tiene que ser muy guapa, no pueden ser viejos. Tienen que ser jóvenes. Uno no puede correr por el campo de batalla cuando tiene 65 años pero sí se puede ser un oficial o sentarse en un escritorio. En el caso de los deportes, uno también se puede sentar en un escritorio pasada cierta edad. Se puede ser gerente o director de relaciones públicas y al mismo tiempo hay que ganar a la competencia. Pero esta puede ser la del equipo propio, un equipo que quiere apoderarse del trabajo de uno. Es terrible. Leyendo las páginas de deportes se aprende mucho de la vida.
Mientras, en las páginas sobre el ejército hay mucha censura o la gente miente como por ejemplo en Siria. Los rebeldes dicen ‘hemos tomado las mezquitas’, pero luego viene la gente de Assad y dice ‘no, no, nosotros tenemos el control’. Así, nunca se sabe a quien creer. Por otra parte, ya no quedan reporteros en los que se pueda confiar y que digan la verdad; incluso ellos tienen prejuicios. Pero el deporte es puro y transparente. Es lo que ves. Después del partido puedes hablar con esa persona, con un jugador de fútbol, un matador (como llaman a los toreros los estadounidenses) o un tenista y le preguntas sobre algo que has visto, algo que ellos también han visto desde dentro. Así el diálogo resulta más transparente.
Habla de pureza pero Lance Armstrong se dopó para ganar el Tour de Francia… Bueno, no sé. No estoy diciendo que esto se tenga que tolerar pero creo que hay que ver las cosas desde diversas perspectivas. Todos los atletas están bajo una presión tremenda y esto es algo que la gente normal no entiende. Si cualquiera de nosotros se levanta enfermo y dice ‘hoy no puedo trabajar ’ no pasa nada, se toma el día libre. Pero si un atleta revela que tiene dolor o está lesionado no puede trabajar. Eso significa que al- ‘sólo hay verdad en el periodismo deportivo, es lo único puro’ guien va a jugar en su lugar y si lo hace muy bien el primero pierde su puesto y se queda sin trabajo. Así, de fácil. En cambio, Lance Armstrong era tan bueno que no quería perder su trabajo aunque también era muy competitivo. No quería ser el tres, quería ser número uno. ¿Por qué? Porque la gente quería que fuese el número uno, al igual que le ha ocurrido a Tiger Woods (golfista) o a Nadal (tenista) por ejemplo. Pero, ¿qué pasa con los deportistas que le cuentan a la prensa cuánto cobran para avergonzar al presidente del equipo? Muchas veces no ganan tanto como se dice, a los periodistas también se nos miente.
‘Es una locura que el gobierno justifique ciertas cosas en nombre de la seguridad nacional’
Controversias así pudimos verlas entre el Real Madrid y su anterior entrenador José Mourinho. Si un entrenador o un jugador espera que alguien sea generoso, va a tener que esperar eternamente. Y si esperan que alguien sea honorable también. En deporte, solo hay una conclusión: ‘Ganar o perder. Ganar o perder. Ganar o perder’. Si uno pierde demasiadas veces, pierde su trabajo y si pierde su trabajo, pierde su dinero y si pierde su dinero lo pierde todo porque estas personas solo saben hacer una cosa: trabajar en el mundo del deporte. No pueden abrir un restaurante de repente y convertirse en cocineros, no tienen la formación. No pueden ser doctores ni abogados tienen que ser siempre alguien dentro del mundo del deporte. Pero creo que Lance Armstrong tenía tanta presión para ganar que ni siquiera las drogas que tomó le supusieron una ventaja.
Las drogas dan fuerza pero en el deporte son los propietarios de los equipos los que tienen el poder para dar el día libre cuando uno se siente mal, aunque luego le critiquen por detrás por ser un débil y no poder jugar con dolor. Así es, la presión es tremenda. No voy a meterlos en la cárcel, todo el mundo toma drogas, yo lo hago. El mayor problema en Estados Unidos son las drogas legales. Los doctores las recetan a los niños, a los adultos… las tomamos para todo. Drogas. Drogas. Drogas. Somos la cultura de la droga. Tomamos tantas que no sabemos cuáles son los efectos secundarios. Unas veces se presentan un año o dos después y otras ya es demasiado tarde para algunas personas. Si uno ve la televisión casi todos los anuncios son de drogas. Si alguien quiere tener una erección, que tome Viagra pero si es como los atletas , que tienen que ser fuertes, la erección tiene que estar en su cabeza.
Entonces, ¿solo hay verdad en el periodismo deportivo?. Sí, es lo único puro. Nada es transparente cuando cubrimos Wall Street. ¿Qué es lo que vemos? Desde luego no a quien roba pero en béisbol sí se ve quién te roba una base. ¿Cómo se sabe quién roba en Wall Street un millón de dólares? Difícil pregunta, los abogados les protegen cuando cometen estos crímenes, al igual que a los políticos. Se coge a alguno de vez en cuando como a Nixon (caso de espionaje) o a Clinton (escándalo sexual) pero esto no es lo habitual.
El presidente Obama tiene tres escándalos: Bengasi con el atentado del 11 de septiembre de 2012, Associated Press y el de la Agencia Tributaria. Sí, pero creo que no vamos a saber la verdad porque la señora Clinton no la va a contar (en referencia al escánalo de Bengasi). Por ejemplo, con respecto a los drones (los misiles que se lanzan de los aviones no tripulados) que se tiran y matan a tanta gente la CIA dice ‘No, nosotros no lo hemos hecho’ o nos dicen que esa gente eran terroristas. ¿Cómo sabemos que son terroristas? porque alguien de la CIA lo dice pero, ¿lo sabemos con seguridad? Todo el mundo puede ser un terrorista si se le hace la vida miserable, si se destruyen sus casas y se rompe sus familias. Obama podría ser un terrorista si alguien coge a sus hijas y las hace volar con un drone. ¿Qué pasa con él? Si sus dos hijas están de vacaciones en París y un terrorista árabe hace volar por los aires el hotel en el que están alojadas me pregunto, ¿cómo de elegante y guay sería el presidente de Estados Unidos?
El presidente Obama pronunció un discurso sobre política antiterrorista y los misiles de los aviones no tripulados conocidos como drones hace un par de años. No, no me interesa este tema. Llevan años tirando drones. Podrían haber dicho algo antes. Es una locura cuando el gobierno justifica ciertas cosas en nombre de la seguridad nacional. Yo soy un votante de Obama, soy demócrata pero, ¿cómo demonios quieren Obama y otras personas que trabajan con él que la gente que no tiene drones no se proteja rifles? No me refiero a la gente en medio de Manhattan a dos calles de las Naciones Unidas sino en a la que vive en Wisconsin en medio de la nada, en Texas, Arizona o California. Están a millas y millas de la policía y sin protección.
A veces es mejor tener una pistola cerca. Quieren restringir la tenencia de armas pero no que el gobierno tenga y use drones. Con estas pistolas, al menos, la gente tiene que apretar el gatillo pero, con los drones, ni siquiera se está ahí. Es como un juego con muñecos. Los drones son una locura y los conflictos armados que provocan también. Esto es justificar el asesinato en el nombre de Seguridad Nacional y los estadounidenses somos los que proporcionamos la mayoría de las armas.
‘La política está llena de mentiras, malas interpretaciones y cero responsabilidad’
¿Le han censurado alguna vez? Alguna vez el gobierno me ha pinchado el teléfono cuando estaba escribiendo sobre la Mafia. También me cortaron la tarjeta American Express que utilizaba para ir a cenar con los gángsters. Me perseguía el gobierno y Hacienda, la famosa Hacienda. Cuando cenábamos en algún sitio, pensaban que quizá el gángster podía ser dueño de ese lugar y comprobaban el historial del restaurante. Pero, aparte de eso, nunca me han censurado, sin embargo, mi gobierno sí censura a la gente todo el tiempo. Culpamos a los iraníes cuando el ayatolá Jomeini quería eliminar a Salman Rushdie, el novelista.
Pero, hablando de censura, la persona más interesante ahora mismo es Julian Assange, de Wikileaks que está ahora en la residencia del embajador de Ecuador, en Londres. Está preocupado porque le van a mandar a Suecia por ese asunto del escándalo sexual, que quizá se lo hayan inventado. Yo no confío en esas mujeres. Este hombre ha destapado Estados Unidos, ha destapado el poder. Muchos periódicos utilizaron su información y de repente, le criticaron. Dijeron: ‘Ah, él no es como nosotros. No deberíamos proteger sus derechos. No es uno de los nuestros’. Pero ahora la prensa ya no hace ningún tipo de reporterismo de investigación, ya no se investiga a los gobiernos en ninguna parte del mundo.
Ahora el poder está centralizado en los negocios, sobre todo en la publicidad. Y si alguien escribiese, por ejemplo, que el gobierno de Netanyahu comete crímenes de guerra contra los palestinos, esa persona o el medio que lo publicase, perdería publicidad tan rápido que esa persona sería acusada de ser antisemita, un nazi o alguien que niega el Holocausto. Esa persona sería tan demonizada que no podría volver a ejercer. Sin embargo, sí se puede decir que el señor Assad en Siria habría sido un nazi en los tiempos del Holocausto. Sin embargo a los rebeldes nadie los acusa de ser terroristas. El problema con la prensa hoy en día es que nadie sabe quién es el terrorista. Hay gente que apunta con el dedo a los demás y son ellos quienes ponen estas ‘etiquetas’. Este es militar, este terrorista y este insurrecto. ¿Quiénes son los que deciden quién es quién? Los que tienen el poder. El poder que corrompe. Y si uno no tiene poder, las palabras no valen nada. Si uno tiene poder las palabras son muy poderosas. Y se puede determinar quién va a ser acusado. La gente que no tiene poder es la que suele perder la guerra. Por eso, creo que los deportes son puros. La política internacional está llena de mentiras. Por eso volviendo al principio, los deportes son lo único transparente. Y eso es todo. La política internacional está llena de mentiras. Malas interpretaciones y ningún tipo de responsabilidad.
Entonces, ¿cree que los periodistas podemos hacer algo? Sí, pueden hacer algo. El problema es que los propios reporteros tienen lavado el cerebro. Cuando yo era joven, la gran historia era Vietnam. Esto era en 1965. 66. 67. Hasta el 74. Entonces, fue sustituida por el Watergate (en referencia al escándalo por el que el presidente Richard Nixon tuvo que dimitir tras el espionaje del Partido Republicano al Demócrata). Cuando John Kennedy fue disparado en 1963, y sustituido por Lyndon Johnson (su vicepresidente, la guerra en Vietnam ya había empezado). Cuando Kennedy era presidente, había tropas.
El gobierno mintió, y decían que estábamos ganando la guerra. Había dos reporteros maravillosos Harrison Salisbury y David Halberstam del The New York Times, que escribieron sobre lo que estaba pasando en realidad. Cuando los reporteros no podían entrar en Vietnam, este hombre, Salisbury, consiguió llegar. Fue a Hanoi, la capital de Vietnam del Norte, y encontró bombarderos estadounidenses que estaban bombardeando casas y hospitales. Hacían lo que los drones hoy. La ciudad entera de Washington quería matarle. Bueno, al final, no fue a la cárcel. Al mismo tiempo, el otro joven reportero Halberstam escribió que el Ejército estadounidense estaba perdiendo.
El presidente de Estados Unidos, John Kennedy, quería meter a este reportero en la cárcel. No lo hizo Pero, porque The New York Times le apoyó. En 2013, Julian Assange demostró que Estados Unidos decía una cosa y hacía otra. Pero, desde el 11 de septiembre, el reporterismo se ha reducido. Por el miedo que si una publicación es crítica o da algún tipo de confort al enemigo, se le puede acusar de no ser patriota. Ahora los reporteros van empotrados con los militares en los tanques en la guerra, y se han convertido en los grandes agentes de prensa del departamento de Defensa. Así, la mentira de las armas de destrucción masiva fue en parte por los periodistas que se dejaron mentir. La prensa es culpable. No hay nadie que vigile. ¿Dónde están los grandes reporteros estadounidenses que cubren las guerras? No hay. La prensa en Washington está muy metida dentro de la política.
¿Tiene algún trabajo inédito? ¿Quiere decir si hay algo que se publique cuando muera se publicará algo bueno? (ríe). Tengo muchas cosas sin publicar. Guardo las cosas. Ahora estoy trabajando en una pieza para New Yorker, que empecé hace 30 años porque una de las personas no quería que escribiese su nombre. Y ahora sí puedo. Odio cuando se pone en los artículos fuentes consultadas y la gente no quiere dar su nombre. Quieren airear las cosas, quieren decir las cosas. Pero, no quieren que aparezcan sus cosas. Tienen que ser responsables.
Hábleme del ‘búnker’ de su casa donde guarda todos sus archivos. Bueno lo tengo guardado por temas y publicaciones. En cajas. Guardo recortes. Fotografías. Me gusta ver las fotografías. (sonríe). •