FEDERICO MAYOR ZARAGOZA
Presidente de la Fundación Cultura de Paz Exdirector general de la UNESCO
El futuro ya está aquí. Constituye una responsabilidad ineludible y apremiante atajar el progresivo deterioro de las condiciones ecológicas, de la habitabilidad de la Tierra. ‘¡Implicaos!’ fue el grito – mensaje final de Stephan Hessel. ‘Tendréis que cambiar de rumbo y nave’, apostilló José Luis Sampe- dro. Pues bien, ha llegado el momento en que, por fin, los jóvenes están levantando la voz y se están implicando. Podemos sentirnos esperanzados porque el cambio de ‘rumbo y nave’ está empezando.
Ante este momento de inflexión histórica que estamos viviendo, me viene a la memoria mi encuentro con Indira Gandhi a principios de los años 80 con motivo de la presentación del programa de ‘Inves- tigación y necesidades humanas’ que la UNESCO iba a iniciar en Madrás. Me pidió que la acompañara mientras pasaba entre hombres, mujeres, niños y niñas sentados en el suelo que le presentaban sus peticiones en pequeños manuscritos. Al terminar este contacto con su gente –dicen que los leía con detenimiento y procuraba atender las peticiones que le formulaban- mantuve una larga entrevista con ella. Al final, me dijo: ‘Me parece muy interesante la reunión que van a tener y los programas que están desarrollando. Creo que, efectivamente, es el conocimiento el que puede resolver la mayor parte de los problemas. Pero, por favor, envíeme una solución después de la reunión en Madrás porque -excla- mó sonriendo- de diagnósticos, por certeros que sean, voy ya muy sobrada’.
Nunca deberíamos olvidar lo que me dijo Indira Gandhi aquel día. Porque lo que se necesitan, cier- tamente, son soluciones y pasos hacia el diseño del nuevo mundo que anhelamos. Es por eso que el clamor de los jóvenes que estamos empezando a oír es tan importante. Basta ya de palabras, es tiem- po de acción. Es tiempo de soluciones. No más ‘diagnósticos’. Es tiempo de ejecutar sin dilación la Agenda 2030 y los 17 ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) adoptados por las Naciones Unidas en noviembre de 2015 y los Acuerdos de París, el mismo otoño, para luchar contra el cambio climático y los procesos irreversibles que comporta.
Es el momento de dejar de ser espectadores y pasar decididamente a ser actores de nuestra vida y de oír a los científicos y fiarnos de ellos para adaptar nuestro comportamiento cotidiano, nuestro estilo de vida con los medios de transporte adecuados, con fuentes renovables de energía y, sobre todo, con un nuevo concepto de seguridad que reduzca al mínimo los inmensos gastos militares y de armamento, pudiendo hacer las inversiones necesarias para el cuidado de la Tierra y para las grandes prioridades, propias de un desarrollo global sostenible y humano: alimentación, agua, salud, medio ambiente, educación y paz.
El otro mundo posible que anhelamos y merecemos es hoy, todavía, posible. La movilización ciuda- dana debe llenarnos de esperanza. •
Hace tres años, la II Edición de los premios Optimistas Comprometidos, organizados por Anoche Tuve un Sueño, supuso un paso hacia delante para Marta, Indara y Celia, empresarias de El Sofá Amarillo -un estudio integral de organización de eventos y planes de boda-, que se sintieron totalmente inspiradas por todo lo que escucharon y aprendieron en la gala y que, al día siguiente, en el tren, volviendo a A Coruña, decidieron que una de las prioridades de su compañía en ese año sería desarrollar su propio proyecto de Responsabilidad Social.
‘Era algo que siempre habíamos querido hacer; nos faltaba ese pequeño empujón y la gala OC nos lo dio’. Apasionadas por su trabajo, y por hacer del día en que se unían las parejas en matrimonio el momento más especial de sus vidas, compartían el amor por las ideas imposibles, por pensar más allá del límite establecido y por no tenerle miedo a nada. Sentían que querían ir un paso más allá y poder equilibrar la frivolidad que en ocasiones se transmite
en el mundo de las bodas, con un proyecto totalmente altruista, en el que pudieran aportar su talento, su esfuerzo y su ayuda.
El segundo paso que dieron, fue buscar un proyecto con el que se sintieran identificadas, que les moviera el compromiso de hacer lo imposible y que tuviera que ver con niños, familias y mujeres. Les apetecía encontrar una
organización que actuara tanto a nivel local en España como en algún país en vías de desarrollo. Y aunque al inicio no aparecía ninguna causa que respondiera a sus anhelos, gracias a la doctora Lorena Bembibre, amiga de El Sofá, y voluntaria de Ecodesarrollo Gaia, tuvieron claro que sería con ellos con quienes iban a colaborar y a poder aportar algo verdaderamente significativo, a través de su compromiso. Se enamoraron de su labor, fue amor a primera vista.
Ecodesarrollo Gaia es una organización sin ánimo de lucro para el desarrollo sostenible, que desde hace 27 años, trabaja en el marco de los derechos humanos, la no violencia, la igualdad y la prevención de la violencia de género, la defensa del medio ambiente, la equidad norte-sur, la equidad intergeneracional, la inmigración, el codesarrollo y la cooperación internacional y la paz.
Concreta su labor en dos grandes áreas. En A Coruña desarrollan actividades de mediación sociocultural y laboral con inmigrantes, ayudándolos durante su proceso de integración en el nuevo entorno. Entre las que se incluyen la educación a sus familias y la alfabetización y atención integral a mujeres y a niños.
Y también llevan a cabo, en la localidad senegalesa de Yoff, importantes proyectos de desarrollo comunitario. Esta segunda área fue sin duda la parte del proyecto de Ecodesarrollo Gaia, que más les emocionó y con la que soñaron implicar, no solamente a los clientes de su empresa, sino a aquellas parejas que buscan un regalo solidario para el día de su boda.
El tercer paso fue canalizar esta ilusión a través de la iniciativa amarilla: ‘Un sofá en Senegal’, gracias a ella desarrollan distintos proyectos para que las parejas a las que ayudan y toda persona que quiera formar parte de la gran labor de la ONG en Yoff, pueda sumarse y colaborar. Los lápices solidarios de ‘El sofá amarillo’, son el primer proyecto que han puesto en marcha.
Estas mujeres optimistas y comprometidas, creen que la educación es la única manera de cambiar el
mundo. Educar en paz, igualdad de oportunidades, seguridad alimentaria o sostenibilidad ambiental, y consideran que es fundamental para garantizar el futuro de la sociedad y favorecer que, tanto los niños como sus madres, reciban una educación de calidad para poder ser independientes.
Querían crear un símbolo que representara la labor educativa de Ecodesarrollo Gaia en Yoff, para que las novias y novios amarillos, y todos aquellos que quisieran colaborar con la causa, pudieran participar llevándose además un bonito recuerdo.
‘Por eso apostamos por los lápices, con la idea de que quien lo reciba como regalo escriba con él el principio de una nueva historia’. La totalidad de los beneficios que obtienen a través de la venta de estos lápices, repercute directamente en la construcción y equipación de la biblioteca de la escuela Coruña, en el pueblo de Yoff, próximo a Dakar.
Así, y una vez consolidado el proyecto, en noviembre del pasado año, dieron otro paso más: participaron en Coruña Cura, una expedición sanitaria anual, en un viaje de cooperación integrado por quince profesionales sanitarios que, durante dos semanas, atendieron a más de 300 pacientes en Yoff salvando vidas, con medios limitados y pasión ilimitada.
Marta y Celia fueron acogidas en el grupo como personal de apoyo en tareas organizativas del hospital de campaña en la escuela Coruña. Durante doce días pudieron ver cómo cada céntimo, cada lápiz, cada esfuerzo, se ha traducido en mejorar un mundo en el que, con muy poco, todo es mucho mejor. Porque dice Mito Fernández-Obanza, Secretario de Ecodesarrollo Gaia y gran inspirador de esta realidad que han creado: ‘solamente nada es poco’.
Esta es la historia de este sofá acogedor, comprometido y amarillo, una empresa pequeña que priorizó
su deseo de ayudar. Y paso a paso, fueron sembrando este sueño, hasta hacerlo realidad. Sueño que
inició Indara y que continúan regando con su ilusión, optimismo, compromiso y amor Marta y Celia.
Pop fresco de Noruega, ‘dance’ fusión madrileño, el mejor tango y el romanticismo francés. Te proponemos artistas de innovación y tradición, para tu disfrute. La calidad del pasado y las nuevas formas de expresión creativa coexisten y enriquecen nuestra paleta musical.
DON’T KILL MY VIBE. Sigrid.
Es una de las más excitantes y originales apariciones en el panorama del pop de la última década. Este trabajo pone de relieve el talento de la compositora de 21 años, que integra lirismo musical y pop para bailar. La instrumentación minimalista de sus arreglos da prioridad a su voz y la coloca en el centro de todos los focos. Su voz versátil se mueve con suma facilidad entre los registros dulces y los más poderosos. Cada canción tiene un sello diferente y muestra la diversidad de estilos que Sigrid domina. Entre sus influencias, Sigrid menciona a Adelle y Joni Mitchell. La joven artista noruega gusta tanto de melodías líricas e imposibles como de estribillos grandes y comerciales. El resultado de este primer disco es una música divertida, llena de belleza y que apunta a una gran artista con mucho presente y futuro.
THIS AIN’T ROCK’N ROLL, IT’S MASS MURDER. The Hardcore of Beauty.
El proyecto liderado por el madrileño Beltrán Cavero, nos trae una original propuesta de calidad, innovación y fusión de estilos. Destila la influencia de muchas fuentes musicales que parten del pop, pero que evocan diferentes géneros y épocas musicales. Por encima de todo está la innegable invocación a la música de baile que sus ritmos y melodías proponen. Las influencias que la banda y el proyecto citan son diversas: The Cars, Talking Heads, Wendy Carlos o Justice. Los años invertidos en su producción muestran un resultado muy cuidado, con una instrumentación que aporta muchas densidades y diferentes sonidos acústicos y digitales. Los arreglos subrayan unas melodías pegadizas y una rítmica que pide bailar. Cada escucha sucesiva aporta nuevas lecturas a una música original y adictiva.
THE COMPLETE BERLIOZ RECORDINGS ON DEUTSCHE GRAMMOPHON. Daniel Barenboim.
Barenboim se adentró en la música de Berlioz con una serie de importantes grabaciones con la Orquesta de París, de la que fue director titular entre 1975 y 1989. Esta exploración de Berlioz que edita Deutsche Grammophon se ha convertido en una de las más significativas del compositor. El hecho de que haya sido realizada por músicos franceses la destaca en un lugar especial. La capacidad inventiva de las orquestaciones de Berlioz destaca en las manos del maestro Barenboim. Para las piezas operísticas se contó con el talento de Plácido Domingo, Jessye Norman y Kiri Te Kanawa. Un elenco de artistas del máximo nivel que colocan estas grabaciones entre las mejores realizadas del compositor francés.
PIAZZOLLA. Leticia Moreno.
Leticia Moreno presenta un viaje a través del universo musical de Piazzolla. El compositor argentino fue uno de de los creadores musicales más fascinantes del siglo XX y su música sigue
sorprendiéndonos por su originalidad e innovación. La violinista interpreta las melodías de Piazzolla con maestría y ofrece una visión renovada de sus obras más características, entre las que destacan ‘Las cuatro estaciones porteñas’ y ‘Oblivion’. La acompaña la London Philharmonic Orchestra con la dirección de Andrés Orozco-Estrada y un quinteto instrumental. Un disco para disfrutar del talento de la violinista madrileña y algunas de las piezas más bellas compuestas en el siglo XX.
FABRIZIO PLESSI, pionero del video arte en Europa, con pabellón propio en la Bienal de Venecia (rehabilitado por La Maison francesa Louis Vuitton) y obra expuesta en más de 130 museos de todo el mundo dirige, fuertemente agarrado a su timón, el destino de La Luz del Llaüt -hasta hace unos días alojada en la Lonja de Palma de Mallorca y comisariada por Pilar Ribal- hacia la exótica Sanghái. Por JULIA HIGUERAS Fotografía ERIK VON FRANKENBERG
Después de un buen madrugón -el fotógrafo y esta periodista nos hemos levantado a las 4 de la mañana- llegamos a la ciudad mecida por las aguas, conocida por ser lugar de refugio de grandes escritores y también por sus gondoleros profesionales que hoy rivalizan con los modernos taxistas d’acqua que, al volante de sus rápidas lanchas, atraviesan las aguas de Venecia con la precisión de un escalpelo al precio de un billete de avión. En la entrada del hotel Hilton Molino Stuky, en Giudecca, nos espera el artista italiano .Su estudio regado por el Gran Canal, queda a solo una manzana de aquí.
Siempre has ido por delante de tu tiempo.
Hoy todo el mundo usa el vídeo, hace vídeo- instalaciones, lo que ves ahora como algo normal hace treinta o cuarenta años -cuando la televisión era en blanco y negro y uno no podía ni imaginar que se iba a convertir en lo que se ha convertido– no lo era. Entonces se pensaba en la pintura abstracta o figurativa, en el acting painting y en el realismo.
Pero tu personalidad de hombre curioso te llevaba a investigar nuevas técnicas, a abrir nuevos caminos…
Sí me gustaba y me sigue gustando dedicar tiempo a investigar aquello que no conozco. Pero me pasa con todo en la vida. Si visito una ciudad, me interesa de ella lo que desconozco, aquello que no está en las guías turísticas, los aspectos emocionales que puede mostrar una ciudad que me es totalmente desconocido. Después de 40 o 50 años de trabajo, he estudiado e investigado sobre muchos objetos, últimamente este objeto es la barca, pero siempre cambio… trabajo dos, tres, cuatro o cinco años con el mismo objeto -soy cíclico trabajando-, y empiezo de nuevo, inspirándome en nuevas emociones, manteniendo la conciencia histórica de mi lenguaje artístico. Un lenguaje que el espectador que lo escucha siente la emoción que yo intento provocar con mi trabajo. Y provocar una emoción es lo más difícil de conseguir pero es el reto continuo del artista.
Transmitir emoción, otra obsesión tuya…
Sí, es una obsesión continua.
Soy un hombre obsesivo (me sonríe) -, necesito trabajar continuamente porque si no lo hago me siento mal conmigo mismo. Tengo esa disciplina, y además, mi trabajo me gusta muchísimo y soy feliz cuando lo hago… Aquí, solo, en este estudio – me señala todo el espacio- siempre me encontrarás con un lápiz en la mano. También cuando viajo -lo hago constantemente-, me siento en la butaca del avión y espero a que éste despegue. Entonces, saco la bandeja y me pongo a dibujar, a diseñar… al lado una copa de champán. Se ríe. En ese momento, soy la persona más feliz del mundo y te aseguro que cuando el avión despega y se eleva, con él lo hace también el pensamiento porque éste se siente más libre en las alturas… Sí, sí, no me mires con extrañeza, muchos de mis grandes proyectos los he diseñado a 10 mil metros de altitud, porque la cabeza, allá arriba, se siente más libre (mueve los brazos de arriba a abajo y vuelve a sonreír).
Le observo mientras sonríe. Es un hombre alegre, de fuerte carácter, con una gran dosis de personalidad bañada de empatía y un sentido común desafectado de soberbia al que no le doblegan ni los apegos ni los halagos y sí los afectos. Sé por su biografía que ya no cumple los setenta, por eso pienso que tiene la edad de sus emociones o la de su corazón y echo mano de una frase de Marcel Proust que dice que ‘nuestro corazón tiene la edad de las personas que uno ama’ y refuerzo de este modo mis impresiones – que luego él confirma- sobre este italiano universal.
‘Tengo la fortuna de haber encontrado una mujer fantástica, Carla, que me ha dado dos hijos, Rocco (estudia Diseño Tecnológico en Inglaterra) y Maríasole. Entre los dos hemos formado una familia sólida y esta tranquilidad con la que ella me arropa me ayuda a dedicarme de lleno a mis proyectos, a trabajar, a crear. Carla lo resuelve todo y me soporta –bromea-, y lo digo desde mi realidad humilde porque soportarme a mí es muchas veces una tarea imposible’.
Y volvemos a las alturas. Allá arriba, en el cielo, Plessi se libera de la presión de lo cotidiano y se siente como un pájaro. Todo lo que diseña entre las nubes, lo guarda abajo, una vez ya en la tierra, dentro de un cajón. ‘En este espacio – abre aleatoriamente uno de los muchos cajones de un gran mueble de madera que hay en el estudio y me enseña el interior repleto de proyectos- dejo que cada proyecto mío duerma su propio sueño. Pienso que mientras uno duerme, las ideas crecen y lo mismo le sucede a los proyectos que guardo en los cajones del estudio.
Cuando los recupero de su sueño están mucho más llenos de energía que cuando los metí ahí años atrás. Es una idea muy poética, puede ser incluso una metáfora, pero soy un hombre que vive a través de sus emociones, amo un tipo de arte que no pertenece a este tiempo, el arte que se hace ahora no lo comprendo , y aunque lo intento con ahínco, no poseo el código que necesito para poder descifrarlo, para empaparme de él. No quiero entrar en polémica con el arte actual, soy una persona respetuosa, pero lo que veo hoy en los museos, en un porcentaje muy elevado, ya lo he visto antes. Mi arte intenta representar un mundo mucho más grandioso, heroico, fuerte, a mí me gustan –por citar a alguien- Pina Bausch o Buisson, los dos son artistas de verdad.
‘HAY QUE ENSEÑAR A CREAR CON FELICIDAD, SIN SUFRIMIENTO. ESTA ES MI FILOSOFÍA DE CREACIÓN’
Puede, continúa, que sean cosas de un hombre de mi edad que está acostumbrado a otras conductas, a otros valores que no se corresponden con los que existen hoy. Es importante que lo diga porque yo sigo trabajando con una fuerza y un entusiasmo enormes. Dentro de mi cabeza soy un hombre de 40 años, máximo –añade riendo-. Todos sabemos que hay dos edades: la biológica y la mental a la que hay que añadirle una gran ventaja: ahora invierto 20 veces menos tiempo en hacer un gran proyecto que hace 30 años, y soy infinitamente más rápido que entonces’. El estudio de este artista, nacido en Reggio Emila y obsesionado, como no, desde niño con estudiar Bellas Artes en Venecia -ciudad en la que vive desde los 17 años- se asemeja a un laboratorio.
Los techos altos, las paredes y los muebles blancos, la librería hasta el techo cargada de libros que se mezclan con muchos de los más de 300 catálogos de sus exposiciones y que están editados de manera exquisita en diferentes tamaños y colores. Es Plessi, de pie y a mi lado, quien me explica de manera pausada, paciente, toda una vida, la suya, dedicada enteramente al trabajo. En las mesas, en medio de este gran espacio, reposan solo ‘los escogidos’ arropando este ambiente pulcro, escrupuloso, de orden milimétrico. ‘Son dos los momentos más bonitos de mi vida, el primero llega cuando suena el teléfono y al otro lado me proponen participar con una gran muestra de mi trabajo, el segundo al ver el espacio que va a cobijar mi obra. Una vez allí, me pregunto: A ver, Plessi, ¿Tú que quieres hacer aquí? Parto de cero, tengo que inventarme algo nuevo, un tema que alojar en ese espacio que siempre es fantástico.
Tener una visión del espacio no codificada abre la mente…
Es mi filosofía, vivo en una gran naturaleza. Cuando era profesor en la Universidad alemana le decía a mis alumnos que había que crear con felicidad, sin sufrimiento, porque el arte se acostumbra a vivir como un peso, como una fatiga, como si hubiera que sufrir para poder crear y yo no estaba de acuerdo con esa filosofía de la creación. Le decía a mis alumnos: sed felices, alegres, disfrutad creando, pensando, profundizando, y les preguntaba ¿ dónde creéis que está la profundidad? Pues siempre en la superficie. Digamos que, cuando eres un verdadero artista, cuando tienes potencia creadora, tu propio lenguaje, tu propia fuerza expresiva hace que seas feliz mientras trabajas.
¿Cuál ha sido tu proyecto más difícil, más costoso…?
He tenido la suerte de que muchas personas, desde el principio de mi carrera, han amado mi trabajo y me han apoyado. Es cierto que tengo grandes enemigos en el mundo del arte, detractores de mi obra, y como todos los artistas -no soy una excepción- también tengo grandes seguidores que me han empujado a seguir adelante con mis proyectos. Siempre digo que nunca he querido ser ni rico ni famoso, solo que mi obra se exponga en museos de todo el mundo y esto lo he conseguido. Tengo mi obra expuesta en 130 de ellos.
Después de hacer este repaso de tu vida, 50 años de trabajo, ¿cómo te sientes?
(Sigue repasando en voz alta) 540 exposiciones, 130 en museos… 6000 metros cuadrados en la Exposición de Berlín, esta fue una época increíble de mi vida, su recuerdo aún me emociona. ¿Cómo me voy a sentir? Soy un hombre con suerte.
Y en abril se inaugura tu museo, vas a tener tu propio museo, el sueño de cualquier artista… Este museo tiene una anécdota muy graciosa que quiero compartir contigo. Estaba trabajando aquí, en el estudio, tranquilamente, cuando sonó el teléfono. Lo cogí y al otro lado de la línea una voz masculina me dijo: ‘Mire, Plessi, tenemos una sorpresa para usted’, a lo que respondí: Oiga a mí no me gustan las sorpresas y menos a mi edad. Perdóneme usted pero estoy trabajando, va bene? Y pensaba para mis adentros: ‘Fabrizio ahora te vienen con sorpresas, ¡lo que te faltaba!’. Al otro lado la voz masculina seguía hablando, insistiendo: ‘Plessi, deje que le mandemos un coche mañana a recogerle y le llevará a un sitio que no le va a defraudar’. Insistió tanto que cedí. A la mañana siguiente me subí a una limusina que vino a buscarme y varias horas de coche más tarde llegamos al lugar de la sorpresa, me abrieron la puerta y me dijeron: La frase mágica para cualquier artista: ‘Plessi, aquí tiene usted su museo…’.
Supongo, que te quedarías con la boca abierta.
(Me mira fijamente, jocoso). Sí, sí, supones muy bien. Pensé: seguro que voy a tener que pagármelo yo, ( y nos reímos los dos durante un rato ). Después me explicaron que eso no iba a ser así y que habían pensado en hacer este museo dentro de la autopista que está en la frontera de Italia con Austria porque será la primera gran autopista cultural del mundo… Y me pareció una idea fantástica. Han comprado una gran escultura que hice para la Exposición Universal de Hannover del año 2000 y mucha otra obra mía. Sinceramente fue un momento de una emoción indescriptible.
‘PROVOCAR UNA EMOCIÓN ES LO MÁS DIFÍCIL DE CONSEGUIR PERO ES EL RETO CONTINUO DEL ARTISTA’
Está previsto que se inaugure en primavera.
Sí, esa es la idea. Lo primero que vas a ver al entrar en Italia por esta autopista es el museo. En primavera sobresaldrá – está hecho de piedra y hierro- entre montañas verdes, y en invierno lo hará envuelto en nieve. Me han ofrecido la posibilidad de intervenir en el proyecto de creación del edificio y lo estoy haciendo.
Pues la sorpresa de marras se convirtió en un magnífico regalo para ti.
Este es un gran momento del que, además, no quiero hablar demasiado, ya sabes, manías de artista, por si luego las cosas se complican. Tenía pensado hacer una fundación pero desde que sé lo del museo voy a donar todo lo que tengo aquí –señala distintas piezas- para que ellos se ocupen de mi obra.
En España decimos: a caballo regalado no le mires el diente. ¿Alguna pega?
Por ponerle alguna – me guiña un ojo- me hubiera gustado que el museo estuviera al lado de Venecia pero estará a 400 km de aquí…
Le llama por teléfono su editor y aprovecho para asomarme a la ventana, corrijo, al enorme ventanal que me regala – esta vez el regalo es para mí- una vista maravillosa, desde la perspectiva que ofrece el Gran Canal de Venecia. Hace un día frío regado por un sol que lo baña todo: miles de años de historias, aislamientos, decadencias y renacimientos de ida y vuelta. Plessi acaba la conversación y se acerca a mi lado para seguir nuestra charla matizada por la luz que entra desparramada por el cristal. ‘Mi obra es agua y se convirtió, desde el principio de mi carrera, en el verdadero motor de mi vida artística’, me dice y le pregunto por su relación con ‘La Maison’ Louis Vuitton que tanto ha apoyado y patrocinado muchas de sus creaciones, y le pregunto esto porque me choca que habiendo tantas marcas italianas haya sido una francesa quien haya apostado tanto por él y por su obra. Se mesa el pelo lacio, antes negro, hoy blanco, largo hasta los hombros y me responde:
Hace muchos años, y con motivo de la Bienal, tenía una gran instalación en la Plaza de San Marcos. Yves Carcelle, presidente de Louis Vuitton, fue a verla y le gustó mucho. Comentó que iba a contactarme, tenía la intención de conocerme personalmente y un año y medio después, lo hizo. Me llamó y quedamos para vernos. Entre los dos hubo una gran conexión, teníamos intereses culturales comunes. La idea del viaje, de la aventura está muy ligada a la marca y al igual que Louis Vuitton soy un gran aventurero, un viajero incansable. ¿Por qué yo?, quizás porque expreso el arte de forma diferente o porque soy un navegador solitario que va agarrado a su timón en el mar del arte. El mar del arte es siempre un mar en tempestad y ahora estoy cogido fuertemente a mi timón, me siento muy seguro porque sé perfectamente adonde voy… Esta idea del mar, del viaje, de la aventura, está muy ligada a Vuitton. En la bienal de Venecia soy el único artista italiano que tiene un pabellón (1000 metros cuadrados) para él solo, un pabellón que ha rehabilitado Vuitton siempre fiel a los valores de transmisión cultural y protección de la historia y tradición artística locales, en su apuesta por apoyar el arte. No es ningún esponsor, son personas que llevan años de relación con mi trabajo, he diseñado muchas cosas para ellos como esta bolsa – y señala la bolsa-lámpara que está sobre la mesa y de la que el periódico New York Times dijo que era la mejor bolsa que se había hecho de la marca, que contiene la tecnología televisiva, que es la bolsa, con un logo en movimiento) o me recuerda la exposición que acaba de hacer:
La luz del LLaüz en la restaurada Lonja de Palma de Mallorca – su segunda ciudad- 14 barcas tradicionales mallorquinas realizadas artesanalmente en madera, los históricos ‘llaüts’ que se encontraban abandonadas en diferentes partes de la isla y las ha reconvertido en peculiares conchas de luz azulada que reproducen el sonido del mar. Exposición que navegará por otros mares alejados del Mediterráneo – El Gobierno balear desestimó albergarla de manera permanente en las entrañas de la Lonja- que la llevarán, de momento, al Mar del Este en su encuentro con el río Yangtsé, en la exótica Shanghái.
‘DENTRO DE MI CABEZA SOY UN HOMBRE DE 40 AÑOS, MÁXIMO – SE RÍE- TODOS SABEMOS QUE HAY DOS EDADES: LA BIOLÓGICA Y LA MENTAL’
¿Qué esta pasando?, acaso el arte ya no interesa…
Desgraciadamente, a la gente el arte le interesa cada vez menos, solo interesa para hacer negocio. No podemos pensar que Christie’s o Sotheby’s tienen interés por el arte, lo único que les interesa del arte es la transacción financiera que pueden obtener como si tener cuadro fuera igual que tener acciones en el banco.
Tú que has sido tan vanguardista, que tienes esa capacidad para ver más allá ¿cómo ves la situación? ¿Qué está pasando?
El mundo del arte ha cambiado completamente. Tiene un escenario diferente que no se parece en nada a lo que estábamos acostumbrados. Desde hace unos diez años, el arte no está en manos de la creatividad ni en manos de la poesía: está en manos del business, en manos de la banca, de las casas de subastas de arte. Por primera vez el mundo del arte ha dejado de ser un mundo libre, y es de regular credibilidad. Vivimos en un mundo menos poético, menos ingenuo en el que solo se habla del valor económico de las cosas no del valor artístico, es una especie de mercado que no se corresponde con la realidad.
Se ha mercantilizado toda la sociedad, ¿qué podemos hacer para que eso cambie?
Cuando doy una conferencia siempre acabo con una frase: Amad el arte, defendedlo siempre porque el arte es la única cosa que puede salvarte la vida. Incluso hasta ahora que estamos viviendo una situación convulsa. No me gusta la crisis pero es una purificación de las situaciones. Vivimos una época decadente, comparable a la caída del Imperio Romano, con esa sensación de desastre continuo. En esa época antigua se permitía todo, los modales daban igual, no había nada verdadero, todo conducía a la decadencia, como así fue… y nosotros hemos vivido una época verdaderamente decadente. Esta dosis de crisis nos llevará a todos – ya está sucediendo- a volver a hablar de valores; seremos todos mucho más pobres, irremediablemente, sí, pero la crisis pasará y nos habrá cambiado a todos la vida, para bien. •
Situada a orillas del río Shannon, Limerick se convirtió el pasado año en la potencia cultural y artística más importante de Irlanda. Una ciudad llena de contrastes gracias a su pasado medieval y a su creciente modernidad.
Por ARANTZA DE CASTRO Fotografía TOURISM IRELAND
Aterrizar en Irlanda es, sin duda, aterrizar en casa. La hospitalidad desinteresada y la buena educación de sus habitantes se hace latente desde el primer momento que pisas suelo irlandés . Lo descubro al bajarme del avión en la T1 de Dublín, donde un conductor me espera para trasladarme a la estación de Heuston. Allí cogeré un tren destino a Limerick.
Durante el trayecto puedo disfrutar de una ciudad cosmopolita llena de contrastes, mientras que el conductor me pregunta sobre el porqué de mi viaje a Irlanda.
Su amabilidad me desborda de forma positiva y, sobre todo, me recuerda a aquella que recibí recientemente durante un viaje al norte de España. Lo tenía claro desde el primer momento: estaba en casa. Tras tres horas y media de viaje en tren en el que puedo disfrutar de los verdes paisajes irlandeses, llego a Limerick donde otro amable conductor me traslada hasta el que será mi alojamiento -Savoy Hotel- situado en Henry Street, una de las arterias principales del centro de la ciudad. Una vez en mi habitación con vistas a la nocturnidad de la ciudad, cuya tenue luz alumbra los edificios haciendo que la mente se traslade a la ciudad de Londres en los ‘60, decido pensar en la pregunta que me hizo el conductor en Dublín: ¿Qué estoy haciendo en Irlanda?
De noche, iluminada con luz tenue, Limerick recuerda a la ciudad de Londres en los años 60
Situada al oeste de la república, Limerick se convirtió el pasado 2014 en la Ciudad de la Cultura gracias al apasionante y variado programa cultural y artístico que tuvo lugar durante todo el año en la provincia. Muchos la recordarán como escenario de ‘Las cenizas de Ángela’, el best-seller escrito por Frank McCourt y por el que fue galardonado con un premio Pulitzer. Pero Limerick es mucho más que eso. Y yo quería descubrirlo. Me levanto a las 8 de la mañana y bajo al Liszt Lounge del hotel donde me espera una variada carta de desayunos. La sala posee unos grandes ventanales que dan a la ya nombrada Henry Street y me pregunto qué me deparará mi primer día en una ciudad totalmente desconocida para mí. Me reúno en la recepción del hotel con un grupo de periodistas de varios países (India, Italia, Alemania, Suiza,…) y con la que será a partir de ahora nuestra guía durante todo el viaje, Ellen, a quien decido preguntar cuál es la población de esta ciudad.
“200.000 habitantes aproximadamente, es la tercera ciudad más poblada del país”, me contesta con un profundo acento irlandés y, con este dato, comenzamos a caminar por calles y avenidas. ¿Nuestro primer destino? El castillo de King Johns. Este edificio data del siglo XIII y está situado en el centro de la ciudad medieval de Limerick, a orillas del río Shannon. Es increíble comparar el contraste que existe entre las ruidosas y modernas avenidas llenas de tiendas y turistas, con las pequeñas y tranquilas calles que rodean a este castillo. He cambiado de ciudad en apenas 15 minutos a pié y es que, según me aclara Ellen, Limerick fue conquistada por los vikingos en el siglo IX, por lo que esta moderna y bulliciosa ciudad posee un rico pasado medieval que resuena por sus callejuelas antiguas.
Tras dejar a un lado este imprescindible escenario, nos dirigimos al edificio más antiguo de la localidad: la catedral de St. Mary. Nada más mi mirada se fija en su pequeño cementerio del siglo XV y sus dos memoriales recuerdo de las guerras mundiales. Ellen nos explica que el estilo original de esta catedral fue el románico -como bien puede verse en su impresionante fachada- pero, tras varias reformas y reconstrucciones, el edificio muestra una variedad de estilos bastante confusa.
Las obligadas fotografías nos demoran por lo que, con prisa, tomamos rumbo hacia nuestra siguiente parada: el Hunt Museum. El tiempo nos acompaña, hace una temperatura primaveral envidiable, y el acogedor jardín del museo nos parece un sitio más que apropiado para disfrutar de la comida servida por el bar ubicado dentro de las instalaciones.
Limerick posee un rico pasado medieval que resuena por sus callejuelas antiguas
Recuperamos fuerzas y recorremos los pasillos del museo, un lugar acogedor que posee una gran y variada colección privada de arte que recorre desde el Neolítico hasta nuestros días, incluyendo obras de Renoir y Picasso. Además, y con motivo de la celebración de Limerick como ciudad de la cultura 2014, podemos encontrar numerosas obras contemporáneas instaladas para la ocasión. La más llamativa simulaba un Gran Hermano a escala local: un número de cámaras instaladas a lo largo de la ciudad dejan ver en el museo, a través de aproximadamente 16 televisores, escenas cotidianas que están ocurriendo en este mismo instante. Mi mirada se quedó fija en uno de ellos, viendo como un grupo de jóvenes se divertía en un pub de la ciudad.
Tras esto, el amplio grupo de periodistas se divide para tomar caminos diferentes. Yo, y mi amor por lo desconocido, me llevan a elegir el itinerario que me ofrece cruzar en kayak el río Shannon. El otro grupo elige una ruta de museos por la ciudad. Los ‘aventureros’ nos nos trasladamos a las afueras de la ciudad donde nos espera Dave, nuestro monitor en esta experiencia. Después de unas nociones básicas de piragüismo, y enfundados en nuestros trajes de neopreno, nos adentramos en el tranquilo pero desconocido río Shannon y, entre brazada y brazada, Dave nos va contando con un inesperado sentido del humor algunos datos curiosos de los sitios que vamos dejando atrás mientras remamos.
Sin incidentes reseñables, abandonamos el maravilloso río Shannon para volver a juntarnos a nuestros compañeros de viaje y disfrutar con ellos de una abundante cena en el restaurante Cornstore. Nos guiamos por nuestra ya compañera Ellen a la hora de elegir, ya que la carta está en unos términos difíciles de entender para mí. Ostras con vinagreta, langosta rellena o pollo al horno con una deliciosa salsa difícil de describir, fueron algunos de los platos elegidos por los comensales.
Sin duda, Irlanda cautiva por su belleza pero también por su rica y variada gastronomía. Disfrutamos del ambiente nocturno de la ciudad aunque decidimos descansar para poder afrontar con fuerzas el día que se nos avecinaba. En esta ocasión, conoceríamos el Limerick más ecológico, rural y sostenible. En el Lough Gur,un lago totalmente rodeado de grandes praderas verdes, se respiraba paz y tranquilidad, algo que nos ayudó a recuperar fuerzas para seguir visitando esta maravillosa localidad. No es de extrañar que varias familias se acercaran hasta allí para pasear y disfrutar de los caminos que bordean el lugar.
Nuestra última parada tendría lugar en el famoso Foynes Flying Boat Museum, un museo de aviación con un secreto bien escondido: el nacimiento del café irlandés. Fue en 1943, tras un intento de vuelo en el que las condiciones no acompañaron, cuando el chef del bar decidió crear esta bebida para ayudar a entrar en calor a los pasajeros.
Irlanda cautiva por su belleza pero también por su rica y variada gastronomía
Con esto, el viaje a Irlanda había acabado. Sin embargo, había podido descubrir con mis propios ojos todo lo que este maravilloso país, y esta ciudad, podía ofrecerme. Volviendo la vista atrás, puedo decir que tengo respuesta para el amable conductor de Dublín. ¿Por qué estoy en Irlanda? Porque Irlanda hay que vivirla.
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