Siempre me ha gustado y me he considerado una observadora del Universo. Pero en vez de verlo desde lejos, he deseado encontrarlo dentro. Además, unido a esa capacidad que he querido desarrollar siempre con el arte de soñar y hacer mis sueños realidad. Esta misión se ha convertido en el motor donde mi crecimiento espiritual y mis propios límites se han difuminado con la grandeza del universo. Quizás pueda sonar a soberbia pero cuando una lleva indagando y profundizando más de 30 años, se convierte en algo natural, el hecho de querer estar en armonía con el universo y abrazar sus increíbles leyes por las que se rige y podamos así regir nuestra vida con más coherencia y conocimiento.
MAYTE ARIZA
Mentor & Coach Dreamer
¡No podía ser todo una casualidad!, debe existir un orden que coordine esta inmensidad aunque no sea comprensible con la razón. Mi poder de observación y mi consciencia me han llevado a conclusiones que comparto contigo en este artículo de mi sección y también en mi libro de reciente publicación: ‘Las 72 leyes universales de los soñadores’ (editorial Vergara; Penguin Random House)
Mi descubrimiento ha sido que los sueños se conectan con el ritmo del universo y así podía hacer realidad lo que soñaba y engrandecerlo. Ir más allá en la manifestación, manifestar más de lo que esperaba.
Y para ello, tomé una maravillosa decisión: recopilar, estudiar, analizar, testar, y experimentar las leyes universales que demandan nuestros sueños para ser alcanzados. De la misma manera que los árboles y los bosques son los pulmones de la tierra, para mí, los sueños, son el oxígeno de nuestra existencia. Tener esa libertad para respirarlos y alcanzarlos es vivir una realidad con un profundo significado. Los sueños son las semillas de una vida extraordinaria y están dotados de un potencial insondable. Amar nuestros sueños es un proceso amplificador de nuestro ser, que nos hace fuertes, nos eleva y nos permite profundizar. Amar las leyes universales de los soñadores es comprender y respetarlas para facilitar el alcance con poder.
Tengo la teoría que cuando nuestro Microcosmos se conecta con el macrocosmos, el espíritu de absoluta conexión genera una vibración muy poderosa donde llega información muy valiosa para la conquista. Así como una gota del océano contiene la magnitud del océano entero, el poder del universo se puede concentrar en nuestros sueños. Y para no vivir en la ignorancia, he querido recopilar esta macro constitución de las leyes universales de los soñadores para que con nuestro sueño en acción podamos alinearnos con estas leyes maravillosas y a través de ellas se pueda observar que el cosmos deja claro su poder de influencia, su huella de intervención, su maestría incuestionable y su inmensidad inimaginable.
Una ley es un sostén, un principio, una idea que se rige invariablemente y se manifiesta con impecable precisión.
Las leyes legitiman y nos hacen vivir de acuerdo con un orden. Los sueños, en su magia infinita y en su manifestación sorprendente, se rigen por leyes invisibles, pero no por ello inexistentes para que se hagan realidad. Si nos alineamos con ellas adquirimos poder y coherencia.
El universo es la partitura de nuestros sueños y nosotros somos los directores de orquesta. ¿Cuántos instrumentos queremos tocar? ¿Con cuántas leyes nos vamos a alinear para componer esa sinfonía celestial y brillar?
Si queremos reinar con nuestros sueños, necesitamos alinearnos con las leyes del universo para disfrutar de esa riqueza en consciencia y en abundancia universal.
Las leyes universales con su rigor de exposición demuestran que nada es azaroso y que todo está regido por un orden perfecto.
Cada ley es un tesoro y abrazarlas es una puerta abierta hacia nuestros sueños. Conocerlas e integrarlas es muy importante.
Porque estas leyes nos ayudan con su orientación en la materialización de nuestros sueños. Para mí ha sido un descubrimiento que me ha ayudado y ha ayudado a muchas personas a facilitar el alcance soñador.
La vida es una olimpiada, donde se gana o se pierde. Vivir una vida soñada es una victoria absoluta.
En esta vida destinada a la convivencia donde un ser humano ansía valores como la paz (concepto tan codiciado y vulnerado en estos momentos que vivimos) y lo que tenemos es cada vez más guerras, mas infelicidad y la ansiedad se sirve en bandeja normalizando nuestras vidas, quizás sea, porque hay algo que se está infringiendo y que estamos vulnerando con una inconsciencia infinita que no justifica lo que está sucediendo.
Cuando no respetamos las leyes universales y atentamos contra ellas, los sueños no se cumplen y provocan sufrimiento. Las leyes universales de los soñadores han existido siempre desde el remoto pasado hasta el infinito futuro.
Al formar parte de este universo, de manera veces incomprensible y poco consciente, compartimos las leyes que lo gobiernan y lo constituyen en sí mismo. Todas estas leyes te pueden acompañar, es más, te deben acompañar en este viaje soñador. Y en este viaje de conexión, los sueños se alcanzan con maestría poniendo en marcha nuestra sabiduría innata y la belleza de tener una vida en armonía. Estas leyes universales las divido en leyes físicas, mentales y espirituales. Cada una de ellas, opera desde lo físico a lo tangible, desde lo mental a lo concreto y desde lo espiritual a lo real según sus características de interrelación y manifestación.
Me gusta recordar siempre que para soñar se requiere estrategia, liderazgo, posicionamiento y arquitectura emocional. Detrás de un gran líder hay un gran soñador, pero detrás de un gran líder de éxito, hay un soñador con estrategia. Y para ello, la Dream´s Strategy , propone ese plan de acción enfocado al resultado soñador. Y las leyes son parte de la estrategia de los sueños.
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He hecho una selección de esas leyes para este artículo (no me caben todas aquí, deberás leer el libro) y las tengas presentes, vibren con tus sueños en tu físico, en tu mente y en tu corazón:
Algunas leyes físicas:
Se trata de leyes más tangibles percibidas directamente por el cuerpo, son principios más físicos y materiales.
La ley de la claridad:
Es imposible no mencionarla, es la ‘number one’. Una ley que relaciona con sentido común dos conceptos: la claridad y la velocidad. Y reza así: ‘La claridad de un sueño es directamente proporcional a la velocidad con la que se consigue’.
La claridad es un factor clave soñador que genera velocidad y habilidad. Cuánto más claro, más rápido. Ver nuestros sueños de una manera más cristalina impulsa el Ferrari. No debemos confundir las prisas con la velocidad que genera la claridad. Las prisas matan los valores, la claridad profunda es un fenómeno de aceleración. Sentir claridad genera certeza. Y los sueños se cumplen por que se ven desde dentro como un cristal. Tener claridad soñadora es como un imán que magnetiza tus deseos. Lo ves y lo alcanzas. Tal cual. Me flipa esta ley. El problema que enfrentamos en la vida real es la confusión y la dispersión que tenemos. Por eso, es tan difícil tener claridad.
La ley de la simetría:
Esta ley es muy hermosa y tiene que ver con la belleza del orden. El orden interior nos capacita para manifestar el sueño. Somos simétricamente soñadores cuando nuestro interior proyecta en el exterior lo que queremos.
Cuando entendemos que nuestro ambiente es nuestro reflejo y que un cambio interior se vuelve una transformación exterior, empezamos a tomar consciencia de nuestro trabajo interior muy fortalecedor. Si tenemos dentro suciedad encontraremos porquería en nuestro ambiente. Si hacemos limpieza interior empezaremos a purificarnos y nuestro alrededor empezará a brillar de una manera sorprendente y espectacular.
La ley de la proximidad:
Una ley fascinante. El ‘efecto roce’. Acercarnos a lo que soñamos, saborear con la mirada la cercanía real. El cerebro procesa datos y comprende lo que quieres cuando se aproxima físicamente. Si creemos que nuestro sueño está lejos nunca lo alcanzaremos. Nuestros sueños vividos con presencia física se convierten en referentes más accesibles. Una ley tan física como la capacidad de crear la magia de vivir lo que ves, tocas, hueles, oyes, percibes y saboreas con los cinco sentidos como si fuera un helado exquisito.
La ley de la integración:
Integrar nuestra vida en el sueño y nuestro sueño en la vida es todo un reto. A veces, creemos que nuestro sueño es para cuando estemos preparados, para cuando creamos que es el momento y así miles de excusas van apareciendo. Esta ley es muy necesaria para tomar acción en este momento. Un sueño no vive en la periferia, un sueño es protagonista de nuestra existencia.
Y lo hacemos más real cuando lo integramos en nuestra cotidianeidad. Poner tu vida en un lugar preferente es vivir la vida con prioridad soñadora. Es como viajar en Bussines Class.
La ley infinita:
Nos encanta el número infinito porque tiene ese carácter de eterno y para mí, en este aspecto, es cierto que los sueños tienen ese sabor de eternidad cuando descubres toda su inmensidad, pero también en la semántica de esta ley, se refieren a que tienen múltiples versiones de concretarse y a veces son inimaginables. Abrirse a unos espacios nuevos, aumentar los puntos de vista, quitar corazas y generar vacíos produce luz.
Las leyes que faltan, en el próximo artículo, mientras, os reto a que soñéis en grande.