Como ya avanzamos en nuestra primera crónica, esta no es una crónica cualquiera, esta es una crónica que comienza con un sueño, el sueño de compartir conocimiento desde el pensamiento sostenible y que nació también en un enclave de ensueño donde la cultura se une con el compromiso y la celebración, como lo son El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y los premios Optimistas Comprometidos.
Allí se tocó, en el mes de mayo de 2021, la primera nota entre el equipo de H&M y Anoche Tuve Un Sueño con la firme voluntad de unir algunas voces sueltas y componer una pauta musical, un pentagrama de cinco líneas, cinco desafíos, cada vez mas cercanos a nuestro horizonte y fundamentales para entender la intervención humana en el débil futuro del planeta: La economía circular, el cambio climático, la cultura, la gastronomía y para cerrar el círculo de nuevo la moda sostenible. El primero de estos 5 sueños/encuentros, que ahora ya es música para nuestros oídos, fue sobre economía circular e innovación en moda y se hizo realidad el pasado mes de octubre de 2021 en el Showroom que H&M tiene en Madrid. El segundo de estos encuentros, que es del que vamos a hablar hoy aquí, se realizó el pasado mes de diciembre de 2021 en el showroom Darid, en la calle José Ortega y Gasset, 59 y trató sobre cambio climático. La convocatoria, como no podía ser de otra manera, fue a las 7 en punto de la tarde, nuestra hora fetiche, en la que comenzó un debate, esta vez no con un do sostenido como en el encuentro anterior, sino con un Allegro con Spirito.
Las protagonistas
Jerusalem Hernández socia de sostenibilidad y buen gobierno de KPMG, Mónica Chao, presidenta de la asociación sin ánimo de lucro WomenActionsustainability (WAS) y Ana Justel, investigadora matemática y doctora en Economía que, en 2019, recibió el I Premio Margarita Salas a la mejor trayectoria científica. Es también profesora de estadística de la UAM y responsable del proyecto M-AWS Estación meteorológica automáticas para la Antártida inexplorada.
Tres mujeres con capacidad para transformar sus palabras en los sonidos más vibrantes, tres mujeres con capacidad para transformar los instrumentos más tradicionales en melodías capaces de delatar, de revelar una amenaza global y hacerlo sin estridencias, sin desafinar, aprovechando su voz para hacer un llamamiento a la acción, a veces con un grito ahogado por la urgencia del momento y otras traspasando los epitelios de esta alma planetaria, que es nuestra casa, La Tierra, y de la que todos formamos parte…
Y en esa confianza de superar todas las barreras fuimos asistidos por la tempestad sonora de Bárbara Gómez, directora de relaciones institucionales de la revista y de Iratxe Fuente, del departamento de Comunicación de H&M, encargadas de hacer el acta de esta difícil partitura musical sobre el cambio climático. Como directoras de esta orquesta optimista y comprometida, batuta en mano, ya saben: Nuria Ramírez, directora de sostenibilidad de H&M y Julia Higueras, directora de la revista Anoche Tuve Un Sueño. Una tarde que fue inmortalizada, una vez más, por el ojo cadencioso y melódico del fotógrafo y videógrafo Luis Malibrán.
Preludio
Esta vez los oboes, timbales, violines y chelos que se abrazaron en un arpegio ascendente y descendente en nuestro primer encuentro sobre economía circular e innovación en moda, y que tocaron la música mas bella jamás oída sobre pensamiento sostenible, fueron sustituidos por flautas, trompetas y clarinetes, y aunque en este debate intentamos analizar los puntos fuertes y débiles de la COP26 (Conferencia de las Partes, la mas importante sobre cambio climático) que acababa de terminar en Glasgow (Reino Unido), la protagonista indiscutible de esa tarde fue, sin duda, la guitarra española.
El alma tirita, la guitarra llora, la esperanza late con fuerza dentro del corazón, se hace poderosa, la hija que no nace, pero la madre que no muere, que sigue con vida…
Es el mes de septiembre del año 1939, tan solo dos días después de que se iniciara la Segunda Guerra Mundial, un hombre ciego y su esposa cruzaban la frontera española hacia Francia. Eran el compositor Joaquín Rodrigo y la pianista turca Victoria Kamhi. Entre su frugal equipaje llevaban el manuscrito en “braille” de una partitura que se estrenaría un año después, en 1940, en el Palau de la Música de Barcelona: El concierto de Aranjuez.
Pues este concierto mundialmente famoso que nació, querido lector, en uno de los momentos mas difíciles para el compositor y también uno de los peores a los que se haya tenido que enfrentar el mundo moderno, son los que han inspirado esta crónica.
Quizás porque encuentro algunas similitudes entre este momento actual que estamos viviendo y que es de suma importancia para la supervivencia humana y no humana, como lo es el cambio climático, y el que se vivió el siglo pasado y que originó la II Guerra Mundial, una época aquella convulsa donde la esperanza se perdía en el horizonte, me tomo la libertad de hacer la siguiente reflexión: La guerra entre países, se puede parar, claro que sí: una acción humana frente a su reacción. Un problema humano enfrentado a una solución humana. Sin embargo, la guerra contra el planeta es una acción humana frente a una reacción sobrenatural difícilmente evaluable y que ni el ego humano ni nuestra limitada inteligencia podrá resolver si no actuamos ya, sin mas demora, porque esta guerra humana contra el planeta puede tener un desenlace imprevisible, puede ser una guerra perdida. Como perdida fue la lucha del compositor Joaquín Rodrigo para que su hija naciera con vida. Lo divino frente a lo humano. Una contienda insuperable.
Por eso quiero empezar esta crónica, al igual que lo hace esta obra musical, con la guitarra imitando los latidos de un corazón. En su voz original, estos latidos son los de la hija del compositor Joaquín Rodrigo que nunca nació y que en estas líneas quieren ser el corazón de un planeta, nuestro planeta herido, dolorido y maltratado que intenta hacerse oír a diario y el ruido humano silencia irremediablemente.
Pero como somos inexorablemente optimistas y esta es una crónica de esperanza, la guitarra alza su voz y lanza un discurso de dolor y sufrimiento, un discurso que empodera a los clarinetes, las trompetas y a la flauta, todos ellos alzando la esperanza en la dirección de un mundo mejor, mostrándonos el camino, señalándonos la necesidad de seguir en la lucha, susurrándonos que cada granito de arena cuenta y cuenta mucho, y que juntos, a través del lenguaje mas universal que existe, que es la música, elevamos el sueño humano hasta lo divino, y lo empoderamos. Juntos para escribir ese futuro que queremos, ese futuro que necesitamos y que todavía hoy nos es incierto.
La conversación
La sociedad civil es muy importante para consolidar el cambio global y comenzamos a tejer redes en este segundo encuentro para materializar el propósito y crear iniciativas concretas y acciones estratégicas.
La primera en intervenir es Jerusalém Hernández que se declara una apasionada del futuro y esto nos viene de perlas para poder darle forma, entre todas, a este futuro que queremos y que se nos escapa de las manos. Le sigue Mónica Chao que nos confiesa que, su preocupación por el planeta comenzó cuando ya, bien jovencita, se empezó a interesar por el valor económico de los bienes libres, porque la naturaleza, en aquel momento, no tenía precio y parecía ser percibida como algo que no pertenecía a nadie, que ni se agotaba ni costaba un euro. Y claro, “su valor inestimable es la base de todo, puesto que acoge y propicia la vida. Por eso, es de enorme importancia educar en el amor a la naturaleza, y aprender a conectar con ella cada día de nuestra vida”.
Mónica reflexiona en voz alta sobre la necesidad de “propiciar un cambio real, porque éste solo será posible si al frente se ponen personas con conocimientos y que sean ellas las que tomen las decisiones, los conocidos como makedecisors, porque de las buenas intenciones no se derivan los cambios”. Y añade: “Por eso, veo en estos encuentros que propician la reflexión, como el de hoy sobre pensamiento sostenible frente al cambio climático, como grandes ocasiones para que ese cambio se consolide, verdaderas oportunidades que no debemos desaprovechar y estoy enormemente ilusionada, por eso estoy aquí”.
Nuria Ramírez que, al igual que Mónica es economista, es otra apasionada de la sostenibilidad, nos cuenta que enlaza un ciclo vital nuevo cada 7 años -ahora afronta su tercer ciclo en H&M- y que lleva más de 10 años implementándolo de modo transversal. “No hay vuelta atrás para el pensamiento sostenible”. No, no la hay.
FOTO: Luis Malibrán
Ana Justel afirma con la cabeza. Ella pertenece a un sector diferente, al sector público, y como docente se mantiene muy cercana a la mente de sus alumnos que están en constante evolución. Ana es una soñadora que hace años soñó con la acústica submarina y acabó en una expedición en el Hesperia. Estos sucesos y causalidades que han ido recorriendo su vida la han empujado a pensar de una forma útil:
“En medio de los problemas materiales globales y locales, vamos a aplicar la estadística como solución”.
Ana relaciona problemas con soluciones desde un enfoque científico y nos recuerda que nuestro ecosistema es cada vez más frágil. “¿Qué consecuencias se derivarán de aquí? ¿Qué pasará si no intervenimos? ¿Cómo afecta el cambio climático a la Antártida? No tenemos tiempo que perder, porque el plazo se agota”. La científica considera que es importante enseñar a sus alumnos a cambiar el mundo y remarca la necesidad de pensar en grande, de promover el pensamiento crítico y la excelencia retórica basada en fundamentos y argumentos contrastables. Para Ana, su objetivo es “el avance del pensamiento en ese sentido, el pensamiento como motor del cambio real”. Entre sus alumnos hay ganas de empujar ese cambio, un cambio que solo necesita recursos y lugares de debate, aprendizaje y encuentro. Como éste.
Expectativas vs. Decepciones de la COP26. Glasgow 2021
¿Por qué cuesta tanto avanzar? ¿Alcanzar la neutralidad de carbono parece inviable sin reducir las emisiones contaminantes motor de las industrias? ¿Qué intereses políticos y empresariales hay detrás para que todo sea tan difícil? ¿Es el desarrollo sostenible un oxímoron? ¿Puede salvarnos la tecnología?
FOTO: Luis Malibrán
Todas estas son preguntas de difícil contestación si tenemos en cuenta que vivimos en un mundo donde ser valiente y ser impopular van cogidos de la mano. Nos enfrentamos a una encrucijada histórica, sí, lo sabemos, no paramos de recibir imputs en ese sentido y también sabemos que debemos dar un paso histórico para salvarla.
¿Cuál?: Pedir a nuestros políticos que tomen medidas impopulares, pero, ¿qué medidas impopulares propondríamos? Y aquí comienza el baile, el dolor del chelo y el solo de un clarinete que te rompe el alma. Habla Jerusalem, que ha asistido a la COP26 en Glasgow 21. Las expectativas que hay en estas cumbres son pobres, en ellas avanzar es complejísimo y mover un centímetro es ya motivo de celebración, un éxito. En esta ocasión, nos cuenta Jerusalem, “ha habido una gran parálisis y un solo acuerdo que, aunque se vende como grande es, en realidad, muy pequeño”. Se refiere al artículo 6: “El único artículo completo del Acuerdo de París que aun no se había reglamentado. ¿Por qué es tan importante para la acción ante el cambio climático? ¿Por qué hablamos del artículo 6 y no de otros artículos? Después del consenso conseguido en el acuerdo de París de 2015, empezó el trabajo para preparar el libro de reglas o rulebook. Esto es, desglosar cómo se iban a ir implementado todas esas bonitas palabras que estaban escritas en el documento. En la COP24 de Katowice, Polonia, se llegó a un consenso sobre este libro de reglas, a excepción de un artículo, ¿se imaginan cuál? Pues el artículo 6 que fue el único que quedó pendiente de reglamentación. Que, ¿en qué consiste el famoso artículo 6? Si tuviésemos que hacer un resumen, podríamos decir que busca regular los mecanismos de mercado y no mercado. Es decir, contempla la posibilidad de que los países que así lo deseen, participen de un mercado de transferencia internacional de reducción de emisiones para cumplir con el objetivo del acuerdo de limitar el calentamiento por debajo del 1,5ºC. O sea, que una de las opciones podría ser esta: reducir emisiones con equis acciones: te vendo esa reducción y tú la compensas y listo. Pues no. En esa opción quedan muchos cabos sueltos: Si no se reglamenta bien, se puede hacer trampa. Y para no caer en la trampa, valga la redundancia, debemos saber cómo funcionan los mercados de carbono que están operando hoy en día y que se pueden agrupar en varios tipos, dependiendo de su funcionamiento. En Europa el mercado asigna un presupuesto de carbono a cada empresa, es decir, pone un tope a la cantidad de emisiones que las empresas pueden emitir y se comercializan las emisiones que sobran. Si una empresa emite menos de lo que le correspondería, puede vender ese excedente, ese permiso extra, a otra empresa.
También están los mecanismos de compensación en los cuales no se pone un tope a las emisiones sino que se comercializan reducciones de emisiones. Es decir, hay proyectos en los que, por ejemplo, se plantan árboles y venden esa reducción de emisiones a otra entidad (una empresa o un país) para que compense sus emisiones.
Los mercados de carbono se pueden agrupar en dos tipos. Los oficiales, que son los mercados de carbono que se crean y regulan mediante planes obligatorios o tratados. Y los voluntarios, que son los mercados de compensación que funcionan por fuera de los mercados oficiales y les permiten a empresas o particulares comprar compensaciones o bonos de carbono emitidos por sistemas privados de certificación. Básicamente, es donde opera todo el sector privado. (Foto: Luis Malibrán)
- ¿Qué pretende definir o modificar ahora el artículo 6? Lo que establece o modifica el artículo 6 son las reglas para el nuevo mercado de carbono a nivel global, bajo el Acuerdo de París. En términos de mercado global de carbono oficial, antes teníamos lo que establecía el Protocolo de Kioto, principalmente el Mecanismo de Desarrollo Limpio, que es un mercado de carbono de compensación y que permitía que los países desarrollados compraran reducciones de emisiones producidas o generadas en los países en desarrollo. Pero el Protocolo de Kioto establecía compromisos vinculantes de reducción de emisiones, sólo para los países desarrollados. Ahora, bajo el Acuerdo de París, todos los países tienen compromisos de mitigación y, eventualmente, todos los países podrían participar del mercado comprando y vendiendo. Entonces, este nuevo contexto trae aparejadas ciertas complejidades, porque implicaría que los países que históricamente vendían reducciones, ahora tienen que evaluar cómo estas transferencias van a afectar a su capacidad de cumplir con sus compromisos climáticos. En síntesis, el artículo 6 establece las nuevas reglas de juego para los mercados globales a partir de 2021.
- ¿Por qué hay tantas dificultades, incluso trabas de algunos países, para llegar a un acuerdo sobre su reglamentación? Hay muchos desafíos desde el punto de vista técnico, pero también la forma en la que se formuló originalmente el texto del artículo 6 da lugar a muchas interpretaciones y ahí entra a jugar la parte política. Muchos de los puntos más contenciosos del artículo 6 tienen que ver con cuestiones de diferencias políticas. La dificultad para llegar a un consenso se basa en los riesgos que supondría llegar a un mal acuerdo, es decir, un acuerdo con reglas muy débiles para los mercados de carbono que dé lugar a lagunas o vacíos contables. Esto podría suponer que los mercados de carbono tengan un impacto nulo, muy reducido o incluso negativo en las reducciones de emisiones. Esto puede poner en juego la integridad ambiental y la ambición del Acuerdo de París.
- ¿Cuál sería la mejor reglamentación del artículo 6 en pos de una acción climática ambiciosa? No puede retrasar los esfuerzos necesarios para descarbonizar las economías y alcanzar el objetivo de mitigación del Acuerdo de París. No puede perjudicar a las comunidades locales ni vulnerar derechos humanos. Los mecanismos de flexibilidad del Protocolo de Kyoto ya demostraron ser contraproducentes, no sólo generaron un aumento de las emisiones globales debido a que los créditos eran de mala calidad y no iban más allá de la compensación, sino que también muchos proyectos perjudicaron fuertemente a comunidades locales y grupos indígenas. Estos errores no se pueden repetir de ninguna manera en el marco del Acuerdo de París. Las reglas tienen que ser claras, robustas, estrictas. Tiene que evitarse cualquier forma de doble contabilidad, tiene que asegurarse transparencia en las transferencias y no se puede trasladar ningún crédito de Kyoto al nuevo mecanismo de mercado”. Paramos. Un sorbo de agua. Es momento para el segundo movimiento que en este caso es, no el reflejo de la pena como en el concierto de Aranjuez, sino el reflejo de la extenuación después de este viaje por el artículo 6, tan cargado de reflexión, cálculo y voluntad. Se prohíbe la doble contabilidad por consenso. Después de seis años de intensas negociaciones, se ha logrado el compromiso histórico de la puesta en funcionamiento del artículo seis, el cual permitirá a las partes ampliar su cooperación, movilizar financiación adicional, la participación del sector privado y garantizar que las reglas sean las mismas para todos.
Allegro gentile
Prueba superada. Victoria pequeña.
Negociaciones que se sucedieron sin apenas avances y constatamos una vez mas que Naciones Unidas ni penaliza ni impone sanciones. No es un campo de juego donde la amenaza de una penalización integral ayude a la toma de decisiones.
Los mandatarios de China y Rusia miran para otro lado y no acudieron a la cita de Glasgow, sin embargo, sí había delegaciones de estos dos países para “poner el ancla” en temas donde no les interesaba el avance. Los clarinetes protestan, porque para algunos países su urgencia es sobrevivir en su región, para otros, monitorizar lo que esto supone para ellos, sin riesgo directo ni efectos reales cercanos.
Jerusalem sigue acercándonos la COP26 a este encuentro de debate. “Hay pocos recursos para la adaptación y esta conferencia es muy compleja por la dificultad que aporta el multilateralismo. El nivel de confianza en este encuentro pesaba mucho, pero este pequeño paso ha supuesto un avance. El rol de los gobiernos es mantener el estatus de las empresas y sectores productivos sin empeorar por ello el cambio climático”. Otro trago de agua y dejamos sonar ahora a las trompetas. La guitarra todavía calla, el desgarro de sus cuerdas se ahoga en la garganta de Jerusalem. Ella es positiva. “Ahora toca inventar las soluciones, aplicar la tecnología, invertir con eficiencia. Generar un ritmo constante de pasos firmes. Transición justa, justicia climática, diversidad y jóvenes concienciados conocedores de cómo hacerlo bien, porque el cambio de la economía lineal a la circular es vital”.
FOTO: Luis Malibrán
Ana se revuelve en su silla y habla de incorporar las externalidades en los costes y en el precio final que se repercute al cliente. Pero a su vez cuestiona la economía circular. Para ella el reto es equilibrar todo en nuestro sistema capitalista de bienestar físico aparente, pero que, claramente, es un sistema que devasta el clima y, en consecuencia, un futuro con calidad de vida incierta (calidad del aire, del agua, de los fenómenos meteorológicos…). Habla de la necesidad de un cambio de paradigma, de un punto de inflexión ante tanta normativa. Nadie traza un camino claro y la transición es necesaria.
¿Y cómo hacerla si China es actualmente la fábrica del mundo?
Mónica pide la palabra, cierra los ojos, medita su contestación y reflexiona, de modo global, sobre LA IMPORTANCIA DE LA EDUCACIÓN. Tenemos que reforzar el mensaje REAL, un mensaje que se está quedando vacío de tanto transmitirlo sin informar y profundizar. No es una moda o algo socialmente bien visto en la sociedad de bienestar…es NECESARIO que las nuevas generaciones y los profesionales que salen al mercado, sean conocedores a fondo y en detalle de qué es pensar sostenible, trabajar sostenible y cómo pueden hacer sus trabajos más sosteniblemente.
Sin acciones conscientes e individuales, hacer lo que se sabe y se siente que hay que hacer para salvar el clima, no hay opción a cambios reales.
Hablamos de la REVOLUCIÓN INDIVIDUAL, PEQUEÑOS CAMBIOS COMO GRAN CAMBIO.
La conclusión es unánime: EDUCANDO. Con información clara, sencilla, diseñada para el oyente y que aporte soluciones, pautas y concreciones a seguir por el individuo desde su infancia hasta su desarrollo y ejercicio profesional.
Entonces estalla la guitarra, la voz de la esperanza se hace notar: empecemos acercando posturas. Propongamos, empujemos entre todos el primer plan de formación, desde la educación infantil, en pensamiento sostenible. La flauta vibra mientras los clarinetes se aclaran la garganta. Pensar en sostenible les hace estremecerse. El grito del planeta entona su melodía de rabia, dolor e impotencia. La ira surge donde se impone la decepción y la decepción aumenta cuando las promesas no se cumplen. Pero el Allegro final nos invita a no resignarnos. Necesitamos esperanza frente a tantas promesas incumplidas, nos dicen las flautas en clara minoría feliz, escapemos del resquemor, no dejemos espacio para el resentimiento, porque ninguno de nosotros podemos salvar el planeta porque el planeta no necesita salvador. Es la civilización humana la que necesita nuevas políticas que hagan que la vida humana sea sostenible en este planeta. Y es la inspiración, esa fuerza irresistible y sobrenatural la que nos hace viajar hacia la reflexión, el cálculo y la determinación. La unión hace la fuerza, solo es una cuestión de voluntad. Alea jacta est. La suerte está echada.
Nos vemos pronto en clave de miscelánea operística: “Comer y amar, cantar y digerir; estos son los cuatro actos que dirigen esta ópera bufa que es la vida” dijo el compositor italiano, Antonio Rossini, y de él hemos elegido la música que nos va a acompañar en nuestro III Encuentro: Obertura de su ópera Guillermo Tell, porque no puede haber pensamiento sostenible si nuestra alimentación es insostenible.
TITULARES
Jerusalem Hernández:
“ Se han salvado los objetivos por los pelos y la confianza por los pelos”.
“ Resulta Vital la articulación y correcta implementación de límites entre Gobierno, Empresas y Sociedad”.
“ Soy Optimista por naturaleza, al menos ya no se cuestionan cuestiones básicas, Avanzar es lento pero lo importante es avanzar”.
Mónica Chao:
Mónica manifiesta un poco de desencanto. Quizás damos demasiadas vueltas a cuestiones importantes, pero no únicas. “¿Por qué todo gira alrededor del carbono? ¿Es ese el camino?
“ Es un problema complejo pero se crea demasiado ruido en torno a cuestiones políticas que no son el verdadero foco”.
“ Llegar por los pelos es apenas llegar, no se pueden matizar tanto los compromisos. No somos conscientes de la urgencia.Somos una especie más en un planeta. Nos jugamos supervivir y hacerlo con Calidad de Vida”.
“Hay que llegar al YO como Individuo, a la FAMILIA, a la COMUNIDAD , A la EMPRESA pero con más agilidad. No hay tiempo”.
Esto es educar y ha de cuajar.
Ana Justel:
“Se avecinan problemas graves que requerirán soluciones precisas. Migraciones, Hambrunas… Debemos anticiparnos y manejar la situación. Los problemas sociales se manifestarán de modo acusado e inminente”.
“Desconocemos las consecuencias del cambio climático. Los cambios repentinos ( retroceso de los glaciares…) nos pueden llevar a catástrofes inconmensurables”.
“Hay que cambiar el Status Quo. HAY QUE ASUMIR QUE CAMBIAR ES RENUNCIAR AL STATUS QUO ACTUAL: La cultura del SER y el POSEER por la de HACER y COMPARTIR RECURSOS y usarlos sin agotarlos”.
Julia Higueras