
Fotografía en las horas doradas o, al menos, donde hay sombra del intenso sol africano. Captura momentos sinceros, así como espíritus y retratos de la comunidad. Personas tal y como son, en un estado de transición.Personas con una especial conexión con su hábitat y, en particular, personas indígenas estrechamente vinculadas a su entorno. Personas sensibles al cambio.
Por ARANTZA DE CASTRO
Fotografía © TREVOR COLE
Ha vivido la mayor parte de su vida fuera de los límites de su país: Irlanda.Inglaterra, Singapur, Togo, Italia, Etiopía y Brasil le acogieron en sus brazos hasta que decidió regresar en 2012. Durante todo ese tiempo, Trevor Cole desarrolló su pasión: la fotografía, un amor que comenzó de muy joven, cuando sus padres le regalaron una Rolleiflex SLR.
Captura personas y paisajes ylas interacciones entre ellos con el objetivo de encapsular un momento inimitable, un momento que jamás se materializará: ‘Siempre me ha gustado pensar que los humanos estamos inextricablemente conectados con nuestro entorno y, por lo tanto, me gusta fotografiar personas y paisajes. La gente se adapta a lo que les rodea, son un reflejo de sus hábitats naturales y esto contribuye a una inmensa diversidad de la humanidad en la tierra’.
Ha fotografiado mil y un países por los que ha caminado a lo largo de sus días. Viajar es otra de sus pasiones, tal vez por eso decidiera estudiar Geografía en la universidad. Islandia, Irlanda o Canadá han estado en múltiples ocasiones frente a su objetivo. En esta que mostramos, ha sido Etiopía y sus gentes las elegidas para ser inmortalizadas: ‘Los etíopes están conectados con la naturaleza de una forma que hemos perdido en nuestro mundo homogeneizado. La mayoría de las personas son del Valle de Omo, que alberga aproximadamente unas cuarenta tribus viviendo en márgenes climáticos, sociales y políticos. Las influencias externas ejercen un impacto cada vez mayor en su cultura indígena y yo quería capturar con mi objetivo a esas personas tal y como son, en estado de transición’.
Intenta fotografiar en las horas doradas o, al menos, allí donde hay sombra del intenso sol africano. Con la luz correcta en el momento correcto, lo ordinario se vuelve extraordinario: ‘Las habilidades interpersonales pueden hacer que el momento cuente y, en ese momento, quiero captar la luz, el color, la emoción, la perspicacia, el carácter y el espíritu’.
Cuando visitó por primera vez el valle, hace unos 20 años, quedó hipnotizado por la forma en la que vivían las tribus: ‘Me di cuenta de que esto cambiaría rápidamente y sentí la necesidad de inmortalizar una parte de su vida. Me gusta tomar fotografías que tengan un contexto y sean significativas. Estamos aquí por un corto tiempo y hay que aprovechar al máximo la vida, captar apasionadamente labelleza de los humanos y su planeta’.