Fundación Elena Barraquer, nace con el objetivo de lograr que más personas puedan disfrutar de las bellezas que nos rodean, en un mundo que puede ser maravilloso si todos ponemos nuestro granito de arena.
Tras 13 años al frente del programa de cooperación internacional de Fundación Barraquer, con más de 100 misiones médicas realizadas, 12,000 casos operados, 80,000 vistas oftalmológicas efectuadas y 50,000 gafas entregadas, Elena Barraquer decide dar un paso adelante en su compromiso por devolver la visión a personas ciegas por cataratas y crea la Fundación Elena Barraquer. Con ésta, pretende continuar con su labor asistencial, y además poner a disposición de otros oftalmólogos las herramientas necesarias para colaborar y así devolver la visión a un mayor número de personas.
En esta nueva etapa cuenta con un patronato compuesto por: Elvira Arzubialde, CEO de WPP Health & Wellness, Isak Andic, Presidente de Mango y Joaquín Fernández, oftalmólogo y CEO de QVision.
La primera expedición asistencial se ha llevado a cabo este pasado octubre 2017, en el territorio Samburu, al norte de Kenia, de la mano de la Fundación África Digna. Para el 2018 ya tenemos comprometidos los siguientes destinos: México, Níger, Mozambique, Angola, Ruanda, Ghana, Guinea Conakry y Cabo Verde, con peticiones en lista de espera de Argelia, Marruecos, Senegal y El Salvador.
Tras su primera misión, compartida con Simona Bambini (anestesióloga), Lucia Ocaña, residente de 4º año de oftalmología en Almería, Natalia Mingorance (enfermera instrumentista), Teté Ferreiro (directora de la fundación) y Tino Soriano (fotógrafo), la Dra. Elena Barraquer, hace balance de la misma y de lo que ha supuesto para ella:
“Con el corazón lleno de felicidad y satisfacción quiero contaros brevemente nuestra expedición asistencial a Wamba, una pequeña población en el territorio Samburu de Kenia.
Hace ya varios años que mi gran amiga Mercedes Barceló, presidenta de Africa Digna, me pedía que nos desplazásemos hasta allí. Me frenaba la complicada logística (14 horas por caminos sin asfaltar o una hora en avioneta) y la escasa densidad de población, lo que representaría una cantidad de pacientes a operar inferior a lo que solemos hacer.
Tras un largo viaje con escala en Dubai y noche en Nairobi donde nos encontramos con el equipo de África Digna, por fin llegamos a Wamba, un pequeña población en territorio Samburu, donde el obispo Virgilio Pante ha construido un hospital.
La gran mayoría de los habitantes salieron de sus casas a recibirnos, atraídos por el aterrizaje en un pista de tierra, muy polvorienta y llena de baches, de la avioneta que nos traía de Nairobi.
El hospital se encuentra en un recinto cerrado lleno de pequeños edificios, uno de ellos la escuela de enfermería. Nos alojamos en una de las casas dentro de recinto, a solo dos minutos caminado del quirófano, en un recorrido donde cada día nos cruzábamos con enfermos, niños, ancianos etc., quienes el primer día nos miraban con cierto recelo, pero después corrían a nuestro encuentro, en el caso de los niños y nos saludaban con su tradicional “yambo”. Ya formábamos parte de su entorno.
Decir que ha valido la pena es quedarse corto .¿Quién no daría una semana de su tiempo por devolver la visión y con ello la posibilidad de volver a trabajar a un chico de 32 años? Este ha sido uno de los 75 casos operados: James llevaba años sin ver más que luz y sombras, su catarata bilateral, probablemente traumática, era ya hipermadura y le habían dicho que no se podía operar. Escondía su desesperación en la bebida. Nunca olvidaré la sonrisa que apareció en su cara cuando, ya operado de ambos ojos, comprobó que volvía a ver. Ni tampoco olvidaré la cara de placer, al disfrutar de un bombón acabada la intervención, de la abuelita quien, acompañada de su nieto, había caminado 50 Km para llegar al hospital.
Ni la emoción compartida con el resto del equipo y el personal local ante la felicidad que hemos repartido.
Nuestra estancia en Wamba ha sido muy breve. Pero suficientemente intensa para crear unos lazos afectivos que nos unirán a los Samburu para siempre.
Sin lugar a dudas ¡Volveremos!” .