Las nuevas herramientas de comunicación nacieron para apuntalar la dirección de nuestros sueños en el camino hacia la comunicación global.
Sin embargo, estas nuevas aplicaciones, se convierten en muchas ocasiones en portadores de mensajes no deseados, que no aportan y lo contaminan casi todo, llenando nuestro mundo de porquería innecesaria. La parte positiva: que esa situación se puede revertir, porque el lenguaje tiene la capacidad de cambiar nuestra realidad a mejor. Aquí te lo contamos.
Por JULIA HIGUERAS
Bernie Roth, director de la Dschool, es un veterano del diseño en la Universidad de Stanford.
Ingeniero de formación – con gran reputación mundial en cinemática y robótica- llegó a la facultad de Diseño de Stanford en 1992.
Lo hizo procedente de Nueva York, con su mujer, dos hijos, un buen corte de pelo, su chaqueta deportiva y una formación muy tradicional en ingeniería industrial.
Su experiencia en el movimiento de protesta de la guerra de Vietnam y otros movimientos que surgieron alrededor de San Francisco, cambiaron totalmente su vida como educador y le mostraron una dimensión olvidada de la enseñanza.
Ahí nació su profunda preocupación por la educación de sus estudiantes, por su crecimiento personal, que va mas allá del simple desarrollo académico.
Lo único que parece haber perdido durante todos estos años es su corte de pelo y aquella chaqueta deportiva que le ha acompañado demasiado tiempo.
Todo lo demás, su esencia, sigue siendo la misma y su objetivo también: empoderar a sus estudiantes, colegas y amigos dándoles las herramientas necesarias para que desarrollen su propósito de vida: una vida con sentido al servicio de la comunidad humana.
Su libro, ‘The Achievement Habit’ (El hábito del logro, aún sin traducir al castellano) es un resumen de todos estos años de trabajo basados en una estrategia de resolución de problemas que Roth bautiza como ‘pensamiento de diseño’.
Un breviario donde encontraremos herramientas con las que mejorar nuestras habilidades, herramientas que nos servirán para transitar por ese difícil camino de poner contra las cuerdas nuestra forma de razonar y que nos impulsarán también a ver las cosas como realmente son y no como nos gustaría que fueran.
Un manual de consulta, de uso obligatorio, que podremos interrogar cuando la luz ya no nos alumbre.
En su libro habla de que nuestro lenguaje tiene un poder transformador.
¿Por qué los profesores no nos enseñan a usarlo debidamente desde que somos pequeños?
Sé que solo algunos profesores lo hacen, pero la mayoría, no.
¿La razón? El desconocimiento.
Los profesores desconocen que el lenguaje tiene ese poder transformador y si lo desconocen, ¿cómo van a enseñarlo?
Pues si los profesores lo desconocen, ayúdenos usted a vislumbrar la luz y cuéntele a nuestros lectores por qué el lenguaje tiene también la capacidad de transformar nuestra realidad y cómo podemos lograrlo…
El lenguaje es básico para entender nuestra realidad.
Todo el mundo sabe que usamos el lenguaje para expresarnos con el mundo exterior, para comunicarnos con los demás.
Pero pocas personas saben que el lenguaje tiene también la capacidad para cambiar nuestra forma de ser, porque mientras hablamos con los demás también lo estamos haciendo con nosotros mismos.
Es muy importante, además de lo qué decimos, saber cómo lo decimos, porque va a influir en nuestro estado de ánimo, en la manera en la que nos comportamos y también en nuestras acciones. No podemos elegir pero sí podemos dejarnos influir por lo que decimos y cómo lo decimos.
Por eso es tan importante darse cuenta de que cada vez que nos comunicamos con los demás lo estamos haciendo también con nosotros mismos.
Por favor, dénos algunos ejemplos de palabras que debemos dejar de usar, esas que son tan dañinas.
Para mí las palabras más perjudiciales que sugiero emplear lo menos posible son: Pero, no puedo, tengo que y debería hacerlo…
También es mejor evitar dar razones a las cosas que uno hace o deja de hacer. En este sentido la palabra ‘razones’ es una término muy perjudicial.
Usted ha dicho:
‘Una conversación sencilla y honrada ahorra tiempo y logra su objetivo con mayor eficacia’. ¿Cómo podemos lograrlo en un mundo donde la sinceridad ya no es un valor?
Yo creo que cada uno tiene sus propios valores y eso está muy bien.
Aun así mi experiencia me dice que si soy directo y honrado aumentarán las posibilidades de que la persona con la que me estoy comunicando responda de la misma manera.
Por eso es tan importante comunicarse bien, utilizar bien el lenguaje.
¿Cree que el mundo es cada vez más individualista?
En realidad, el mundo es mucho menos individualista de lo que muchas personas creen.
Casi nadie puede sobrevivir solo.
Nos guste o no, necesitamos a otras personas para que nos ayuden en esa tarea de sobrevivir. E
n cuanto a la supervivencia social y psicológica, la necesidad que tenemos de los demás es aún mayor. El truco en la vida está en saber utilizar las relaciones de una manera en que todos -tú, tus amigos, tu familia-, os nutráis.
En la mayoría de las relaciones humanas, cuanto más se da, más se recibe de vuelta.
Otra cita suya: ‘La cuestión es la intención que hay detrás de todas las comunicaciones’. Me lo explica, por favor…
Sí, claro, con mucho gusto. Decir algo no significa que efectivamente haya sido comunicado. La comunicación exitosa necesita tanto de la intención como de la atención.
Entonces, ¿cuál es la mejor manera de transmitir un mensaje?
Mientras se le otorgue la atención que merece, no importa cómo se transmita el mensaje. Lo que de verdad importa es asegurarse de que este mensaje se reciba tal y como lo habíamos previsto.
¿Cómo evitamos que la comunicación sea una herramienta para manipular a los demás?
Lo más importante y lo primero que tienes que saber es que debes ser honrado contigo mismo.
Pruébate y si tu voz interior te dice que no estás tratando de manipular a nadie, dite a ti mismo todo lo contrario. Por ejemplo: Si crees que no estás intentando manipular a Bernie, dite a ti mismo:
‘Estoy tratando de manipular a Bernie ‘
Y nota cómo te sientes.
Si notas que parece cierto, quizás estás tratando de manipular a alguien, y si lo sientes así, entonces no lo hagas.
Una buena comunicación afecta a todas las áreas de la vida. ¿Cómo debemos mejorarla?
Las habilidades para comunicarnos influyen en todas las áreas de la vida. Influyen en cómo trabajas, en cómo te diviertes y en cómo te relacionas con tu familia y tus amigos.
Muchos terapeutas que se ocupan de las terapias de pareja y también tratan a jóvenes adolescentes que han tenido problemas en su infancia, encuentran que la falta de comunicación está en el corazón de todas las relaciones disfuncionales de estas familias.
Quizás cuántos más medios para comunicar, peor. WhatsApp, Skype, Twitter, Facebook…
No tendría por qué ser así, todas estas herramientas deberían servirnos para comunicarnos más y mejor, y a veces podrían resultarnos muy útiles. Lo que sucede, sin embargo, es que hemos dejado que lo contaminen todo.
Por explicarlo con un ejemplo más claro: algunas de estas herramientas son para la comunicación lo que los correos no deseados son para la bandeja de entrada de tu correo electrónico: Mensajes no deseados, que no aportan y además lo contaminan todo.
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Uno de sus consejos es que tenemos que escuchar mejor, aprender a no interrumpir, a no tener preparada en la cabeza la pregunta siguiente.
Sí, solo es cuestión de tomar conciencia y tener intención de querer cambiar.
Escuchar es un acto de voluntad y de práctica.
Si quieres corregir este hábito es muy fácil que lo consigas. Si escuchas bien te comunicarás mejor.
En la escuela que usted dirige, la Dschool, han llegado a la conclusión de que la realización de casi cualquier sueño depende de la capacidad que tiene cada uno para inyectarle empatía a su proyecto.
Ustedes, y nosotros también, queremos enseñar a las personas a soñar…
(Sonríe) Bueno, usted y yo sabemos que hay sueños y también hay quimeras.
Ambos son buenos.
Sin embargo, sí te digo que es muy útil saber distinguir entre los sueños que quieres lograr y los que tienes intención de cumplir a partir de esas quimeras y que sabes que no vas a poder prestarles la atención necesaria.
Pero el mundo está lleno de realidades que en algún momento fueron tan solo sueño.
Tenemos que entender que ‘tratar’ de hacer algo no es lo mismo que ‘hacer’ algo.
Si realmente tienes la intención de hacer un sueño realidad lo que necesitas es entrar en un modo de pensar ‘doing’ (hacedor) y no ‘trying’ (tratando de hacer) y además, tienes que prestarle toda la atención que necesita.
Lo mismo pasa si quieres cambiar algún aspecto de tu vida que no te gusta: intención y atención, decirse la verdad aunque duela y no usar nunca razones como excusas.
Hablando de excusas: ¿Cuáles son las barreras más comunes que no nos permiten actuar como quisiéramos?
No ser honrados con nosotros mismos y la falta de intención. También darnos razones estúpidas para no hacer algo.
No tener la suficiente experiencia en ‘hacer las cosas’ y sí tenerla en tratar de hacer las cosas…
¿Y cómo creamos estos hábitos para hacer y dejar de lado el tratar de hacer?
Hay que ir paso a paso.
Hacer una pequeña mejora tras otra…una cada vez. Sin prisa, pero siempre con mucha intención.
LA CUARTA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL
Dispositivos con inteligencia artificial ya influyen en nuestra rutina doméstica.
Sin darnos cuenta estamos rodeados por ellos. Bill Gates ya lo dijo hace algunos años:
‘Con los robots se va a producir una revolución similar a la que ocurrió cuando se introdujeron los ordenadores personales en nuestras casas. Lo van a cambiar todo’.
La expansión de los robots es un hecho imparable y llegarán a todos los rincones: cadenas de producción, hogares, barrios, ciudades…
Roth tiene una gran reputación en cinemática y robótica y aprovechamos para preguntarle.
En el último Foro de Davos sólo se ha hablado de la IV revolución industrial. ¿Cómo afectará la tecnología a los humanos?
La tecnología puede afectar a los humanos de una forma positiva o negativa.
Así lo ha venido haciendo desde los tiempos prehistóricos. Su influencia es cada vez mayor y su uso crece a un ritmo cada vez más rápido.
Creo que habrá más maquinaria automática y una población en crecimiento con nuevas profesiones y nuevos empleos.
La gran pregunta aquí siempre ha sido y sigue siendo la calidad del trabajo versus la forma de vida del trabajador.
¿Tendremos entonces más tiempo libre? ¿Sabremos cómo manejarlo?
El tiempo libre se incrementará para algunas personas y en cambio disminuirá para otras. Siempre habrá infinitas maneras de utilizar el tiempo para hacer cosas y también habrá nuevas infinitas maneras para perderlo. La gente va a continuar haciendo ambas cosas. Nada nuevo bajo el sol.
¿Cómo cree entonces que vamos a relacionarnos con el mundo?
Seguiremos relacionándonos con nuestro mundo igual que siempre: cocinando, sembrando, viajando, consumiendo cultura, cine, música… Sí es cierto que aparecerán nuevas herramientas como en su día aparecieron Internet o las redes sociales. También profesionalmente creo que habrá una gran cantidad de profesiones nuevas relacionadas con la informática.
¿Qué debemos aconsejar a nuestros hijos, a los más jóvenes para que afronten mejor esta sociedad cambiante?
A nuestros hijos debemos aconsejarles que sigan los dictados de su propio corazón y no los dictados de los sueños incumplidos de sus padres.
¿Cómo cree entonces que vamos a comunicarnos con la inteligencia artificial?
Vamos a hablar con ellos, y ellos van a hablar con nosotros.
Las ciencias de reconocimiento de voz y síntesis de voz ya están lo suficientemente avanzadas como para que podamos ver esta realidad muy pronto.
Sin embargo, es importante darse cuenta de que hablar con los seres humanos y hablar con los robots no es ni será nunca la misma cosa.
Lo que sí es casi seguro, es que van a estar muy cerca de ser funcionalmente iguales a nosotros.
Esto me recuerda a un episodio de la serie HUMANOS, que se emite en el canal 4 de la televisión de Reino Unido.
Un robot le dice a un ser humano: ‘Voy a cuidar de tus hijos mejor que tú porque yo soy más rápido, más eficiente y no tengo miedo.
Pero solo hay una cosa que no podré hacer mejor que tú: quererlos.’
¿Podrá tener emociones un robot?
Podemos programar la emoción en los robots. Un robot puede hacer cualquier cosa para la que esté programado.
No son emociones en el sentido de cómo las entendemos los humanos, pero al igual que podemos hacer que los robots se parezcan físicamente a nosotros, también podremos hacer que se nos parezcan emocionalmente y actúen de ese modo.
Lo harán simplemente tal y como les hayamos programado.
¿Adónde cree que nos llevará la inteligencia artificial?
A muchas cosas buenas y también a muchas cosas malas. •